Una mala noticia.

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Después de media noche ya todos iban saliendo de mi casa, la cual quedó hecha un desastre, y cuando por fin ya no había nadie, me acosté exhausta en el sillón. Tan solo faltaba alguien de irse, y ese era Dan.
-¿Cansada?- me pregunta sentándose en la orilla del sillón.
-¿Tú que crees?- respondo tapándome el rostro con ambas manos- Pero bueno... Este desastre no se limpia solo.
-Descuida, pequeña. Yo te ayudaré.
-Pero Dan...- me levanto- ya es tarde, debes irte.
-¡Nah! Mi madre salió hacia New York esta mañana para ir a una conferencia, así que puedo quedarme hasta la hora que me plazca.
-¡Oh! Y mi madre anda de viaje con sus amigas, así que si quieres te puedes quedar aquí a dormir.
Él me sonríe y ambos empezamos a recoger vasos, latas, platos, comida, y demás cosas que habían por todos lados. Después de dos horas de limpiar todo rincón de la casa, ambos nos dirigimos a la cocina ya que era el último lugar de la casa que faltaba por limpiar, para mi suerte no había tanto desorden ahí.
Dan abre el grifo y me tira un poco de agua, así que yo agarro un pedazo de pastel que había encima de la mesa y se lo tiro en la cara.
-¿Ah, si?- dice con un tono desafiante.
Corre hacia mí para atraparme pero entonces yo corro en círculos por toda la cocina gritando y riendo. Por fin logra alcanzarme, y me agarra por la cintura para detenerme y hacerme cosquillas.
-¡No Dan!- digo entre carcajadas- ¡detente!- no paro de reír.
Hasta que por fin se detiene y quedamos muy cerca, alzo mi mirada y lo observo fijamente a los ojos, ambos cambiamos la expresión de nuestros rostros y quedamos completamente serios. Él no aparta su mirada de la mía, me acomoda un mechón de cabello detrás de mi oreja, y me acaricia la mejilla con una de sus manos, mientras la otra sostiene mi cintura. Yo, temblorosa, lo rodeo con mis brazos. Él acerca su rostro al mío, puedo sentir su respiración más cerca que nunca. En un acto de valentía, postro mis labios en los suyos, y lo beso como nunca antes he besado a nadie, con tanto amor, como si estuviera deseando este momento desde hace mucho tiempo. Nos dejamos envolver por la pasión del momento, él me alza y me sienta sobre la mesa, el beso se vuelve cada vez más intenso, hasta que el sonido de mi teléfono nos interrumpe.
Se aparta de mí y saco mi teléfono de la bolsa de mi pantalón.
-¿Hola?
-Chelsea, querida- dice mi madre al otro lado del teléfono.
-Mamá, ¿qué haces llamándome a esta hora?
-¿Estás con Dan?
-S... Sí mamá, ¿por qué? ¿qué pasa?
-Pásamelo.
Le entrego mi teléfono a Dan, me siento realmente confundida. Puedo ver como la expresión de su rostro cambia de golpe, se nota preocupado, muy preocupado.
-Gracias señora- dice Dan y cuelga.
-¿Qué Dan? ¿Qué pasó?
-Tu madre me avisó que en las noticias dijeron que el vuelo en el que iba mi madre hacia NY, se estrelló.
-Cielos...
Dan me abraza y me aferra a su cuerpo por completo mientras llora como un niño.
-Tranquilo Dan, tranquilo.
-Chelsea- dice entre suspiros y lágrimas- No quiero perderla, ella y tú son las mujeres más importantes en mi vida.
Eso se me hace tierno, eso quiere decir que tengo un puesto especial en su vida.
-Pues aún no está todo perdido, cariño, debemos esperar- digo- Quizá no todos murieron, quizá ella siga con vida. Anda... no seas negativo.
Le seco sus lágrimas y me pongo de puntillas para darle un beso en su mejilla.
-Ve y acuéstate a mi cama, en mi armario hay una camisa que solía ser tuya, así que úsala para dormir.
-Ven conmigo... No quiero dormir solo.
-Limpiaré la cocina y luego subo, ¿si?
-No tardes- dice antes de darme un beso en la frente.
No tardé mucho limpiando la cocina, pero al subir a mi habitación, él ya estaba profundamente dormido, con unas cuantas lágrimas en su rostro.
Tomo mi cobija y la extiendo encima de él, lo observo por un largo rato mientras acaricio su rostro, luego le doy un beso en la cabeza, me acuesto a su lado y lo abrazo.

A la mañana siguiente desperté temprano, él aún seguía dormido así que aproveché para bajar a hacer el desayuno.
Hice unos huevos, tocino, waffles con miel y jugo de naranja (su desayuno favorito). Lo puse todo en una pequeña bandeja, y lo llevé al cuarto es sorprenderlo justo cuando él despertara. Puse la bandeja en mi mesita de noche, y lo desperté con muchos besos por todo el rostro.
-Despierta bello durmiente- le susurro.
Él empieza a abrir sus ojos y me sonríe justo al verme.
-Diría yo que jamás había despertado mejor- me dice.
-Te traje el desayuno.
-¿Cómo puede haber tanta dulzura en una persona?- dice dándome un beso el mi nariz.

Enamorada de mi mejor amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora