La torre de astronomía

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El accidente del Slytherin quedó a un lado en cuanto la despistada de Luna anunció a Gryffindor como ganador. Toda la grada teñida de rojo y amarillo comenzó a gritar y aplaudir, vitoreando a los vencedores y apagando la voz de Luna, que también celebrara la victoria. Sophie, aún sobre su escoba, flotaba en el aire sin moverse, mirando hacia la dirección en la que se habían llevado a Malfoy. Pero pronto Sophie fue sacada de sus pensamientos cargados de culpa. Sus compañeros de equipo, eufóricos, pasaban a su lado volando con sus escobas, aullando y felicitando a la chica con palmadas en el hombro.

Esa noche habría una gran celebración en Gryffindor.

Después de una larga ducha, Sophie se puso unos vaqueros y unas deportivas, dispuesta a unirse al resto de sus compañeros en la celebración que estaba teniendo lugar en la sala común, en la que no faltaban grandes pancartas e, incluso, alcohol de dudosa procedencia.

Ron, sintiéndose el centro de atención (posiblemente) por primera vez en su vida, estaba subido a una de las mesas mientras el resto gritaba su nombre al unísono, una y otra vez, contentos por su excelente partido.

Sophie, pasando lo más inadvertida que pudo, se acercó a Harry y Hermione a tiempo de ver como el chico le mostraba a su amiga el frasco de Suerte líquida que había ganado. Lo que sorprendió a Sophie fue ver que el interior de éste aún estaba lleno.

-¡No lo usaste! - gritó Sophie.

Harry asintió con una sonrisa, saludando así a Sophie e incluyéndola en la conversación respecto al nuevo descubrimiento.

-Pero Ron creyó que sí... - dijo Hermione.

-Exacto.

A Sophie solo le dio tiempo a dedicarle una sonrisa de aprobación antes de que un par de alumnos de séptimo le cogieran a los hombros y le subieran a la mesa junto a Ron, dando por finalizado su momento de intimidad.

Todos les dedicaban aplausos y felicitaciones, a los que Sophie, cargada de valor, respondió sosteniendo la mano de Ron y levantando sus brazos unidos en el aire. Aunque por fuera la chica sonriera, por dentro seguía sintiendo culpa por lo que había hecho contra Malfoy.

Aprovechando la atención que causó sobre Ron el hecho de que Lavender le comiera los morros delante de todo el mundo, Sophie se bajó de la mesa y salió al pasillo para coger un poco de aire. De nuevo, se sentía un poco mareada.

Sabía perfectamente a dónde quería llegar en cuanto comenzó a caminar y cuando llegó a la torre de Astronomía ni siquiera dudó y subió las escaleras de ésta. Adoraba las vistas que ese lugar le ofrecía desde que llegó a la escuela con once años. Era el lugar donde Hogwarts se veía más bonita y estar allí le hacía sentirse despejada, lo único que necesitaba en esos momentos.

Pero al llegar arriba se sentía tan exhausta y mareada que le fue imposible asomarse, así que tuvo que conformarse con sentarse en el centro de la torre.

Apoyó sus codos sobre las piernas y sujetó su cabeza entre las manos, escondiendo la cara bajo el pelo, que le caía por todos lados en una larga catarata oscura.

Se le nubló la vista y comenzó a respirar profundamente, intentando controlar su respiración y evitar que el mareo fuese a más. Pero la cabeza le daba vueltas y se sentía peor a cada segundo que pasaba. Entonces, unas voces inundaron su cabeza. Gemidos de dolor y llantos salían de su mente, tan escalofriantes que a la chica se le erizó la piel. ¿Se estaría volviendo loca? Apretó los ojos todo lo fuerte que pudo y se mordió el labio con las pocas fuerzas que aún conservaba. Quería que esa sensación desapareciera, y que se llevara consigo las horribles voces.

-¿Slumber? - escuchó decir a alguien. Pero esta vez no venía de su cabeza, sino de fuera.

En ese instante, las voces cesaron y Sophie abrió los ojos. El mareo había menguado, por lo que pudo levantar la cabeza.

La historia de la serpiente y la leonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora