Treinta y dos

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La cena de noche buena fue todo un éxito, con el turrón casero, de vete a saber qué, de Lydia. También cantamos villancicos, y cuando dieron las doce, bajamos la musica y dimos nuestros regalos. Dani, se sorprendió al ver una guitarra nueva y de ese color. A mí, Lydia y Blas, me regaron un vestido rojo, algo ancho, para noche vieja. La pareja graciosa, Charlie y mi hermana, tenían que dar la nota, y me regalaron un cochecito para el bebé. Alexia y Álv se miraron cómplices, me vendaron los ojos y me hicieron salir al garaje.

- Feliz navidad. - Dijo mi pequeña Smiler quitándome las vendas de los ojos.

- ¡Gracias! - La abracé y luego abracé al Barbitas. - Gracias por el coche Chicos.

Volvimos dentro y terminamos de repartir los regalos, David no me regaló gran cosa, un diario azul donde apuntar mis pensamientos día a día. Y Dano no me regaló nada, tampoco tenía porqué, le tenía y él me tenía a mi, no necesitaba nada más.

Hacía dos días, el rubio de bote, me había pedido que me casara con él, yo chillé, y me tiré encima de él, y cerca de sus labios susurré un: "Si quiero", una sonrisa y un beso, muy largo. Fue el momento más feliz de mi vida.

Pero todo llegó, repentinamente, la noche de año nuevo, después de las uvas. Cuando salimos de fiesta, todos juntos. Yo me quedé en la barra con David, el único soltero del grupo hasta el momento. Los demás habían salido a la pista a bailar. Por un momento, pensé que todo era perfecto, pero yo me había mareado y David me acompañó al baño. Y al salir, vi a esa morena de pelo largo y lacio, con labios carnosos, pintados de rojo putón, y vestido corto, bailando no, zorreándole a Dani. Pero Dani no había tomado ni gota de alcohol, y él no se apartaba de ella. Hasta que se morrearon.

- David, salgamos de aquí. - Asintió y sin protestar salimos fuera, cogimos un taxi para que nos llevara a casa.

Me había olvidado de las llaves y Alicia siempre cogía las de repuesto, así que no tenía como entrar en casa, David me ofreció pasar, y acepté. Al entrar, me encamine a la habitación de Dani y le dejé el anillo allí. Sin más. David me dejó una camiseta, la cuál a mi me servía de vestido, con lo chiquitina que era yo. Le dije que podía dormir en el sofá, pero él se negaba. Y cuanto más le insistía más serio se ponía. Al final opté por pedirle que se quedara conmigo en su cama, además era de matrimonio y cabíamos los dos perfectamente. Finalmente terminamos durmiendo abrazados en su cama.

My Electric Angel [Dani Fernández]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora