Su héroe y salvador

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Caminaba hacia su camerino molesta, hundida en sus pensamientos autodestructivos cuando sintió una enorme y familiar mano sobre su hombro.

Se volvió hacia Víctor y él sonrió, solo un poco, alguien que no lo conociera tan bien jamás se hubiera percatado. Pero ella lo conocía desde hacía años.

Lo miro fríamente con una mueca de molestia.

-Se te cayo – le dijo el hombre mostrando el listón azul entre sus manos.

Ella estiró su brazo para tomarlo pero él levantó la mano justo a tiempo y la chica no pudo tomarlo.

Lo miro aun más molesta. Detestaba que jugara con ella como un gato con un ratón. Por desgracia el juego parecía gustarle demasiado a él, pues lo hacía bastante seguido.

-Ya basta Víctor – soltó molesta.

Él sonrió mostrando sus blancos y perfectos dientes entre la espesa barba.

Se cruzó de brazos mientras lo miraba furiosa.

Se lo extendió dejando de sonreír, ella extraño su sonrisa apenas se fue. Cuando volvió a estirar el brazo para tomarlo él levantó el listón de nuevo.

Leyla se dio la vuelta harta del "juego" y continúo su camino hasta su camerino.

Víctor la siguió volviendo a su sonrisa media divertida, media triunfal.

-¿Qué te pasa? Estas muy tensa hoy.

-Nada.

-Vamos Leyla, dime - dijo cuando entraron en el diminuto camerino de la chica.

Ella se dio la vuelta y lo miro a los ojos.

-Hoy... hoy es... el aniversario de mi llegada al circo.

-Lo sé.

Víctor frunció el ceño, ella supo que estaba recordando ese día, cuando la alimento con comida chatarra y prácticamente obligo a Markoc que la aceptara en el circo.

FLASH BACK

Leyla vio el espectáculo de Víctor casi sin parpadear. Al terminar los espectadores ovacionaban de pie. Él bajó del escenario con una sonrisa que a la chica no le pareció sincera. Lo siguió hasta detrás de la carpa en donde estaban los vestidores que eran pequeños vagones de ferrocarril.

Víctor se disponía a subir al suyo cuando se dio cuenta de la presencia de la chica.

-¿Por qué me sigues? - pregunto con voz ronca sin siquiera voltear a verla.

-Estuviste increíble - soltó ella emocionada.

-Sí, ahora vete.

-Yo...

-¿Qué? – pregunto exasperado volteando al fin.

Su coraje y su infinitita lastima por si mismo se desinflaron al igual que la carpa al amanecer al verla tan frágil.

-¿Donde están tus padres? – pregunto de nuevo.

-No tengo, murieron – soltó ella viendo el suelo cubierto de palomitas de maíz emanando a la nieve que pronto lo cubriría.

-¿En dónde vives? – pregunto algo apenado.

-Yo... solo venia a agradecerte la hamburguesa y las papas, fuiste muy amable.

-No hay porque.

Ella levanto la mirada y le sonrió con dulzura, dio vuelta a sus talones y comenzó a caminar.

La chica que domo al domadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora