A la edad de doce años Rapunzel ya tenía prohibido asomarse más de la cabeza por la ventana, a los quince se le prohibió cantar, a los dieciocho se le sentenció que jamás, nunca, bajo ninguna circunstancia hablara con desconocidos y mucho menos llamar su atención, todo esto por motivos que la bruja se reservaba. Era un hecho indiscutible que la joven muchacha, por razones que desconocía, no podía ni podría salir de la torre.
Abajo, en la colina al pie de la torre se encontraban los guardias de los alrededores, los ogros servidores de la bruja, ellos eran torpes pero veneraban a la anciana de una forma que asustaba, jamás hablaban, pero nunca se iban, Rapunzel había intentado una par de años atrás fugarse, pero sin éxito fue encerrada una y otra vez en ese lugar, ella no se quejaba mucho, vivía bien, pero sentía que no pertenecía a ese bosque, ella quería más, mucho más.
La bruja era regordeta de pelo canoso, no era tan anciana, pero jamás envejecía ni un poco desde que la pequeña tenía memoria, había pasado allí toda su vida, siempre con ese secreto...
En los cuentos que Rapunzel leía, el príncipe siempre salvaba a la doncella, pero ella no esperaría por siempre, así que decidió huir.
Tomo un bolso de tela, tejido por ella, una canasta, una manta, una capucha... Alto! ¿Cómo pasaría desapercibida? Tenía un cabello de unos cuatro metros de largo...todos sabrían como identificarla, era imposible! ES QUE ACASO JAMÁS SALDRÍA!!Después de esconder su plan de huida, la joven intrépida decidió, preguntar a la bruja algo de lo que se arrepentiría.
-¿Hirelga?-ese era el nombre de la bruja -se..se..señora ....Hi..Hir...Hirel..ga?...-dijo con un tono de duda la pobre Rapunzel-niña! Ven acá! No seas tan malcriada, no tienes derecho a llamarme de esa forma tan altanera, yo que te cuide de bebe, te alimente y aún lo hago (aveces), te vestí y te eduqué, justo cuando tus padres te abandonaban, sin amarte-decía en un claro tono de melancolía sobre actuada y falsa, aunque esto claramente Rapunzel no notaba -mis disculpas señora Hirelga, yo no recuerdo nada de mis padres..(su voz se rompió por un instante) usted ya sabe cómo es eso, soy huérfana y aveces ni me doy cuanta de mi horrible comportamiento...discúlpeme-dijo por ultimo-bueno, bueno, si, tienes razón eres como...bueno, como tú simple y aburrida, altanera, necia, una carga, pero tienes cosas que las otras chicas no....si eso es....por eso...mmm..pero ¿qué tal si?..no no-decía Hirelga-si, eso... Yo quería saber, me puedo, ya sabe, cortar el cabello, aunque sea un poco-la bruja la paro en seco-¿QUEEEE? TÚ, no puedes, NO DEBES, MOCOSA TONTA, QUE SERÁ DE MI SIN TU CABELLO, JAMÁS VOLVERÍA A NECESITAR DE TI, MI VIDA ARRUINADA POR TI, nunca...-Rapunzel bajo la cabeza y se fue a su habitación, allí cerró la puerta, no lloraría, no se lamentaría, no sería débil.
Apenas comenzó a salir el sol, la joven doncella sacó su plan, se armo de valor, había aprendido a hacer trenzas y después de unas, largas, aburridas, molestas y silenciosas horas logró hacer una trenza decente que recogiera su larga y espesa cabellera dorada.
Guardo sus cosas, miro una última vez su cuarto, se preparó..... ALTO... ¿CÓMO RAYOS IBA A BAJAR POR LA VENTANA, SIN SU CABELLO?
Pensó que posiblemente era la persona más patética del mundo, como había olvidado tal detalle.
Una vez destrenzado su cabello que pasó de ser lacio a ondulado, lo colocó en una especie de percha que utilizaba para poder peinarlo, comenzó a bajar lentamente, un pie aquí, otro allá, ya iba a llegar y de pronto se oyó un sonido como de...era algo...un...CABALLO, alguien venía.Rapunzel se quedó inmóvil, no sabía qué hacer, estaba aterrada, ¿y si era un hombre malo? Un rufián, no lo sabía, pero ¿y si era una mujer que huía con niños? Tampoco lo sabía, así que decidió no moverse y escuchar...
-Mira, Celan, ya nos perdimos, de nuevo-dijo el joven a su corcel-no, no, no....estamos en la colina, mi padre me mataría si se entera que estoy aquí-se bajo de su caballo-mira nada más una misteriosa torre Celan-el caballo bufo-seguro que de aquí vienen los cantos misteriosos de la doncella que jamás se ha visto...-
Rapunzel ya no aguantaba más sus manos y pies le dolían, se sentía a dolorida, comenzaba a marearse, de pronto la poca visibilidad que le quedaba se esfumó y sentía como caía hacia su fin, solo podía pensar que si tal vez hubiera huido con éxito, ya estaría explorando, no pudo evitar soltar un leve quejido, para luego dejarse llevar.
La chica creía que ya era su fin, de pronto unos brazos la tomaron por sorpresa, al parecer solo había caído de un metro de altura, tal vez la bruja la había atrapado para recibir su merecido, o quizá un ángel la salvo, no tenía fuerzas para abrir los ojos, pero sentía como alguien le acariciaba lenta y delicadamente la cara, una dulzura de tal magnitud debía ser la de un ángel, así la joven apoyo su cabeza en el cuerpo de su salvador y dijo con voz apenas audible, como un susurro ~gracias~ había perdido la conciencia.
El joven no lo podía creer, llovían chicas (muy guapas) del cielo, pero esta era peculiar, su cabello era enorme, o más bien largo, muy largo. Debía llevarla a un lugar seguro, caliente, ver que no estuviera herida.
Llego aún con la chica en brazos, montando su corcel, ella se aferraba al cuerpo del chico de una forma increíble, el la acercaba a su pecho, no podía dejar que tuviera frío, simplemente, no podía, allí se encontraba una vieja cabaña al lado del lago, del otro lado de la colina, el chico bajo con la doncella de una forma sencilla y delicada, ella temblaba mucho, el solo la abrazaba, se veía tan dulce, tan propensa, que no dejaría que sufriera de ninguna forma.
Cuando logró meter todo el cabello por la puerta, lo colocó alrededor, haciendo una cama para la chica, vaya ni siquiera conocía su nombre, decidió llamarla: hermosa, así que el joven encendió una fogata en la chimenea, el viento comenzó a azotar fuertemente los alrededores, el como todo un caballero se acostó en el sucio suelo lejos de la chica inconsciente e indefensa..cerró los ojos y cayó en los brazos del sueño.
Al despertar Rapunzel, se asusto, no sabía dónde estaba, ni porque, pero si recordaba su huída y el haber sido salvada por el ángel..
-Vaya así que despertaste hermosa- ella lo miró asustada comenzó a alejarse cuanto pudo, él se acercó-oye! Oye no te haré daño, calma, calma...-comenzó a acariciar el rostro de la joven lenta y delicadamente-eres tú!-el la miro con dulzura, su voz era hermosa-mi ángel-la chica se abalanzó sobre él y le dio un abrazo-lo siento, que...tonta soy...no debí-se cayó y lo soltó-no te preocupes ayer me abrasaste más tiempo-se había puesto roja como un tomate-lo..lo siento-el la miro divertido, tenía unos ojos azules, un cabello castaño claro una cara digna de ángel, un cuerpo fuerte y fornido, Rapunzel pensó que podría pasar abrazada de él cuanto fuese posible.
-por qué me llamaste...ya sabes...¿hermosa?-dijo apenada-pues simplemente por qué lo eres, además no sé tu nombre-la miro de tal forma que ella se escondió en su cabello-Rammzel-el chico alzo una ceja-no te entiendo linda, es mejor si sales de ahí-tomo valor y trató de ocultar su cara roja-soy Rapunzel!-sonrío-príncipe Wes, a su servicio mi lady-volvió a sonrojarse.
Después de pasar un tiempo hablando y conociéndose, era hora de que el príncipe regresará al reino, se despidió muy lento de la chica, no quería dejarla ir, era lo mejor que le sucedía en mucho tiempo, ella por su parte no sabía por qué el tipo la ponía tan nerviosa, le latía el corazón y solo quería abrazarlo y tal vez....besarlo.
Así el príncipe se había marchado y Rapunzel debía de continuar con su camino, siempre había sido su sueño conocer el mundo.
Estuve un tanto inspirada en este capítulo, tal vez es un poco corto pero es que mi cel se estás muriendo y tenía que publicar si o si 😂🙃😝 me lo pasé muy bien escribiendo esto espero que les guste ❤️❤️❤️
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El Secreto de la Torre.
RomanceAllí en lo alto de la colina, escondida entre las hojas del espeso y peligroso bosque, atravesando las cinco montañas altas que dividen dos reinos enemigos, cuentan algunos valientes caballeros que se han atrevido a atravesar dichos lares en los cu...