El hombre que se escondía entre las sombras...

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−Aquí tienes el dinero –le dije al hombre que se encontraba unos 5 metros frente a mí, semi escondido en las sombras de los edificios que se elevaban junto a nosotros, en éste obscuro callejón.

Le arrojé una bolsa con dinero –Ahora devuélveme a mi hija... −logré decir con algo de nerviosismo.

−¡Papi, tengo mucho miedo, ayúdame! –Es lo que alcanzó a decir Melisa mientras el hombre recogía la bolsa con el dinero; tan pronto lo recogió, le tapo de nuevo la boca a la niña con la otra mano, ella tenía los ojos vendados y las muñecas atadas a su espalda con una cuerda.

−No te preocupes amor, no llores, papi ya está aquí y te alejará del hombre malo, lo prometo –fue lo que dije a mi niña para calmarla un poco

–Ya tiene el dinero, por favor suéltela, ése era el trato –le decía a esa persona que aún permanecía en las sombras, pero no soltaba ni un poco a mi pequeña.

−¿Alguien más sabe de... esto? –me dijo el hombre casi en un susurro.

−No se lo dije a nadie, en serio, por favor ya deme a la niña... −le respondí con inquietud, pero él se quedó ahí, en las penumbras, en silencio.

−Ja... Jajaja... ¿Cuál niña?− Me dijo el mientras giraba con un solo movimiento de su mano la cabeza de Melisa sobre el eje de su cuello; se detuvo hasta escuchar un crujido en el cuello de la niña y entonces, la soltó. Era como ver un bello ángel que caía hacia el suelo, inocente, pura, y tras dos segundos cayó inerte a unos metros de mí.

Por mi mente pasaron muchas cosas, pensamientos, ideas, emociones... pero de mi boca no salía una sola palabra, no podía emitir sonido alguno, simplemente permanecía abierta mientras a mi cabeza colapsaba en un mar de sentimientos acumulados y yo seguía sin poder creer que eso fuera real, sentí una lagrima recorrer mis mejilla. Y entonces vi al hombre, se acercaba poco a poco dejando atrás el cuerpo de mi pequeña hija.

−¡JAJAJAJAJA! –reía el hombre con una sonrisa sátira que para un humano cuerdo y en su sano juicio hubiera sido imposible de gesticular. Estaba loco.

–Acabemos con esto de una vez...−dijo al detenerse a unos 3 metros frente a mí. Me miraba con sus horribles ojos. Esos ojos, no eran los de un humano, pareciera que tuvieran vida propia, lucían un tono escarlata ante la luz artificial que entraba desde la calle hacia el callejón donde estábamos y al verlos sentía como penetraban a través de mi mirada hasta lo más profundo de mi alma. Un sentimiento horrible recorrió mi espalda y me hiso caer de rodillas ante él.

−No llores, no llores. No tendrás nada que lamentarte dentro de poco, ¡te reuniré con tu pequeña en un momento, JAJA! –escuche decir al hombre que ya no se ocultaba más en las sombras, me miraba mientras desenfundaba su arma.

−¡Fue un placer hacer negocios con usted señor Johnson! –gritaba el hombre como si no pudiera escucharlo o quizás como si quisiera que alguien más escuchara 

–Por cierto... estaba un poco apretada, pero para tener 12 años, la pequeña Melisa fue un banquete excelente ¡JAJAJA! –fueron las palabras que escuche salir de su boca, las palabras que llenaron de furia hasta lo más profundo de mi ser, pero fueron esas mismas las ultimas que escuché, pues un instante más tarde mis oídos lograron percatarse de dos sonidos, el gatillo en movimiento y la pólvora haciendo un estallido dentro del arma del hombre.

Después de eso. Todo era obscuridad.


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⏰ Last updated: Dec 31, 2015 ⏰

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Relatos de las sombras...Where stories live. Discover now