Capítulo 24. La fatídica negación. Parte 1

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N/A: ¡Hola! y lo siento, lo siento mucho de verdad. Desaparecí sin dar explicación alguna y lo lamento. Podría darles miles de justificaciones, porque las tengo, pero la que es principal y no me dejó actualizar y escribir hasta ahora es que estaba asustada. Estoy asustada :$ Sip, porque digamos que cofelcoffinalcofsecofacercacof y es díficil para mí, sobre todo porque UYM es mi segunda novela y pues, mis expectativas son más elevadas que con mi primera novela y asdfghjklñ. PERO YA, ¡ya estoy aquí y ahora sí hasta el final! 

Pd. Que hayan pasado una feliz navidad y feliz año nuevo ;)

Pd. de la Pd. No me odien (por la demora, ni por lo que vendrá) :'(

Pd. de la Pd. de la Pd. Ya, las dejo leer tranquilas :P

24.

Nada.

Nada. Nada. Nada.

Momentos como este no suceden a menudo. Escenas como esta solo suelen pasar en películas románticas, esas que terminan con los protagonistas agarrados de la mano, sentados en un sofá mientras observan a sus hijos crecer, mientras envejecen juntos y son felices.

Y yo debería estar feliz, debería abrazar a mi nada. Después de todo, después de tanto, significa que ya acabó, que valió la pena. Ha dicho que es mío. Pero si es mío, ¿por qué no lo siento así?

No se supone que debería ser así. No cuando soñé tantas veces con este momento, en el que debía sentirme ganadora, en el que le demostraría a Ginna que ya no soy la chica tonta y confiada a la que podía verle la cara de idiota. El momento en el que podría tener a Logan sin que nadie se interpusiese. ¿Por qué no lo siento así? ¿Por qué...? ¿Por qué no siento?

Antes de siquiera poder procesarlo, me encuentro negando, deshaciéndome de su toque.

—Logan, tú... —Mi voz se quiebra, impidiéndome continuar.

Me observa confundido y por un momento creo haber visto dolor, pero una mueca de incredulidad delimita el espacio que ahora nos separa.

—Estás rechazándome —suelta en un susurro, regresándome de golpe a la realidad.

Niego de nuevo, sin poder decir una oración coherente, buscando la excusa que no sea comprometedora para poder liberarme del peso que se ha asentado en mi pecho, dispuesta a soltar cualquier cosa con tal de quitar la incertidumbre que hay en su rostro, con tal de tranquilizarme a mí misma. Porque no me gusta el camino que están tomando mis pensamientos.

—¿Eres mío? —Cierro mis ojos con fuerza, asustada, horrorizada de que todo haya sido producto de mi imaginación. Hay algo erróneo en todo esto, algo fuera de lugar.

No puede ser tan fácil.

Mi impaciencia por su respuesta se hace presente y me obligo a verlo. Desvía la mirada y ríe entre dientes, llevando las manos a los bolsillos de su pantalón. Por un momento creo que lo he perdido, porque se queda callado y sin hacer ni el más mínimo movimiento. Pero entonces sus ojos encuentran los míos y trago saliva al notar la determinación con la que me examina.

Y caigo en la cuenta de que no es el mismo. No es el Logan con el que me choqué en el pasillo. No es el Logan que me regañaba por no ser amable. No es el Logan que se sonrojaba. No es el Logan que me regaló un chocolate por sonreír... Frente a mí no está el chico dulce y educado, no se parece a él ni en la forma en la que está parado ni en su forma de vestir. Frente a mí está el Logan que besó a Ginna.

¿Cómo no me di cuenta antes?

—Creo que ya respondí esa pregunta —declara y es suficiente para mí.

Until you're mine © |Logan LermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora