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Podía sentir mi cuerpo ardiendo, mis manos temblaban y mi cabeza estaba por explotar, mi respiración estaba entrecortada. Tuve sostenerme del piso, me sentía mareado y agitado, estaba ocurriendo, otra vez y esto me estaba asustando.

  Gateé hacía un árbol que había en aquel bosque y coloqué mis manos sobre él para afirmarme, cerré mis ojos y traté de calmarme pero no funcionó, un dolor agudo se sintió por todo mi cuerpo, de mis boca salió un grito fuerte y lleno de dolor. De repente todo cesó, abrí mis ojos y miré mis manos, que ahora eran patas de un pelaje oscuro, estaba confirmado, había ocurrido nuevamente.

  Lloré y sollocé sin entender que era lo que sucedía, ¿Por qué mi cuerpo cambiaba?. No entendía nada. Estaba desesperado y comencé a correr, sin parar, ahogando mi dolor.

   Cuando estaba por llegar a el río que cruzaba a este bosque, comencé a escuchar pequeños sollozos agudos y casi ahogados, miré en distintas direcciones y no encontraba de donde provenía aquel llanto. Caminé despacio entre medio de los árboles hasta que la vi, estaba sentada y apoyada en un árbol mientras sostenía sus piernas, sus ojos estaban rojos e hinchados, su cabello largo estaba tirado hacia un lado y sus labios llenos de lágrimas que no terminaron su recorrido. Traté de acercarme pero fallé, sin darme cuenta pisé una rama haciendo que ella se asustara y comenzara a mirar a su alrededor. Logré ocultarme sin dejar de mirarla ni examinarla, ¿Por qué lloraba?.

  Estuve horas y horas ahí, sin moverme, esperando que ella se fuera para asegurarme de que no le pasara nada. Hubo un momento en que los sollozos cesaron y el silencio reinó en este lugar. Me acerqué tímidamente hacía ella y pude notar que se había dormido, busque en sus bolsillos algo que me diera alguna pista de donde vivía para poder llevarla pero no había nada. Me recosté a su lado silenciosamente y cerré mis ojos, la paz se hizo presente en mi cuerpo, mis músculos se relajaron y eso permitió que yo también. Abrí mis ojos para asegurarme de que ella estuviera bien antes de dormir y me percaté de que mi cuerpo había vuelto a la normalidad lo que le sorprendió de sobremanera, cada vez que ocurría estaba prácticamente un día en ese estado, pero esta vez no sucedió y eso era algo que me alegraba. Me acomodé y logré quedarme dormido embriagándome con su perfume dulce.

  Mis horas de sueño no fueron muchas ya que tenía que despertarme antes que ella y volver a esconderme para que no se asustara. Tenía que irme y llegar a casa, pero no pude hacerlo, la paz que tenía en ese momento y las ganas de saber que ella estaría bien fueron más grandes, así que me acomodé detrás de un árbol y la observé. Era bonita, irresistiblemente bonita.

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⏰ Última actualización: Mar 12, 2016 ⏰

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