Capítulo IV - Beso Niebla

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Sebastian:

Estaba algo incomodo después de que se fue Kate con su padre. Me fui hacia mi habitación a recostarme, tenía lleno de papeles en el escritorio, mi madre me dejaba tareas para resolver, mi padre me dejaba sus dibujos (infantiles, con mensajes, etc).
Viendo el techo empecé a pensar en la llegada de Kate, su madre desaparecida o muerta, su padre que resultó ser Nico lo cual es raro por su condición sexual. Hasta ahora me gusta ayudarla, me prometí mentalmente que siempre la iba a ayudar y apoyar.
Me di tantas vueltas al asunto que me quedé dormido.
Sonó el despertador, otro días más pensé, bajé a tomar desayuno para después estudiar con mi madre. Hoy era matemáticas, como odiaba matemáticas, pasaron las horas hasta que terminó. Feliz salí de la casa y fui donde Kate para ayudarla con sus habilidades.
Fui hasta la casa en donde vive Nico y toqué la puerta, esperé unos segundos hasta que oí unos pasos y se abrió la puerta, dejando ver a un hombre flaco, pálido con el ceño fruncido, Nico Di Angelo.
-Hola Ni...
-¿Qué quieres?
-¿Está...
-No
Y cerró la puerta, parece que no le agrado. Escuché algunos gritos provenientes de la casa y luego unos pasos llegaron hasta la puerta dejando ver a una chica con una maraña de pelo castaño claro, casi rubio y con una sonrisa.
-Perdón, Nico puede ser tan... - miró hacia arriba - Irritante - suspiro.
-Es tu padre a fin de cuentas - Levante los hombros.
-Aja, ¿Qué necesitas? - me regaló una sonrisa.
Me quedé viéndola un rato, sus ojos eran cambiantes pero el negro dominaba en sus ojos, sus pecas en su nariz, bajé más mi vista hasta sus labios que eran de un color rosado.
Vi que se mordió el labio y los movía como si estuviera hablando...
-¿Sebastian? ¿Hola?
Sacudí la cabeza y me avergoncé, demás que me puse rojo.
-Emm Kate... Si Emm quería saber si ¿Vamos a seguir entrenando? - me rasqué la nuca.
-¡Claro! Te veo después, me tengo que arreglar no voy a salir así - sonrío e hizo un gesto a su atuendo, que era ¿Un pijama? ¿A las 5 de la tarde?
Abrí mis ojos sin darme cuenta antes, mi expresión de seguro fue graciosa ya que se empezó a reír.
-Bueno, nos vemos - se acercó y me besó la mejilla.
-Nos vemos
Apenas cerró la puerta se escucharon gritos de nuevo, me quedé un rato viendo la puerta como tarado, lo sé, y decidí irme a caminar para hacer tiempo.
Estaba caminando cerca del río cuando escuché un grito.
-¡Sebastian!
Me giré para ver a Kate corriendo con unos shorts y una polera, cuando llegó frenó y sus manos se apoyaron en sus rodillas tomando aire.
-Tengo *aire* Pésima *aire* condición *aire* física
Me reí por su dramatización y ella se enderezó con el ceño fruncido.
-¿Qué te parece chistoso? No te rías de mí problema físico - quiso ponerse sería pero se le notaba que en cualquier momento se iba a reír.
-Yo te veo bien - le dediqué una sonrisa, mi madre decía que era igual a la de mi padre.
Ella abrió los ojos y se sonrojó.
-Bueno ¿Vamos a entrenar? - pregunté con entusiasmo.
-De hecho - sonrío con maldad - Tengo otros planes
-¿No saldré lastimado?
-No lo sé, hay que averiguarlo - hizo una sonrisa inocente.
-Deja hacer mi testamento al menos - hice un puchero.
Ella rió negando, se acercó y me explicó que ahora quería ver que poder tenía por parte de su madre, su plan era que yo fuera su conejillo de indias y me quedara quieto mientras ella se concentraba, un trabajo muy fácil.
No sabía que quería hacer, hasta que ella se empezó a acercar más de lo debido y con sus manos tomó mi cara y la acercó a la suya. Hasta que nos dimos un beso, no reaccioné un buen rato y veía que ella iba a alejarse, así que la tomé por la cintura y le seguí el beso.
Todo iba bien hasta que escuché una carcajada, abrí mis ojos y me encontré con un esqueleto que parecía que me sonreía, lo solté inmediatamente e hice una cara de asco.
-¡Kate!
Ella se reía, se tiró al suelo y sujetaba su estómago.
-¡No fue chistoso!
-¡Claro que lo fue!
Miré al suelo en donde se encontraba el montón de huesos desarmados que había besado.
-¡Oh Dioses, hubieras visto tu cara! - me apuntó.
-¡¿Qué hiciste?!
-Niebla, mi querido amigo, Niebla- se paró con una sonrisa triunfante.
De seguro estaba rojo, de rabia y de vergüenza, me giré y decidí irme a mi casa.
-¡Oh vamos, al menos dime que me salió bien!
-¡No!
Seguí caminando, sentía que ella me seguía pero no le di importancia, aceleré el paso y ella también lo hacía. Hasta que ella se tiró encima mío de improvisto y nos caímos al suelo.
Estaba seguro que esto no era Niebla, estaba de espalda y ella estaba encima mío mirándome. Pareciera que quiera hacer algo pero se negaba, tenía un debate en su cabeza, así que decidí yo. La tomé entre mis manos su cara y la besé.
Estaba sorprendida, no se movía y me empecé a decepcionar, al parecer ella se dio cuenta, me sonrió y siguió el beso.
No quería que terminara esto pero como siempre
-¡Kate!
Escuche un grito "masculino", me maldije por dentro.
-¡¿Qué estás haciendo?!
Kate paró de besarme y me miró a los ojos, sus labios se movían diciendo lo siento.
-¿Qué haces aquí? - Kate se paró y lo miró a los ojos desafiantes.
Ellos 2 tenían la misma mirada, pero la mirada de Kate transmitía confianza, la de su padre transmitía miedo y tristeza.
-No quiero que te juntes con él - me apunto.
-Tu no decides con quien salgo - lo empujó con el dedo - Pasé 17 años sin ti - lo siguió empujando, la cara de Nico reflejaba asombro - Y vienes ¿Ahora? ¿A darme órdenes? Qué buen padre eres - lo empujó con las 2 manos y éste se tambaleó.
-Vámonos - me tendió la mano y me llevó a alguna parte.
Me giré para ver a su padre y este desprendía un Aura negra, el pasto se estaba secando y pudriendo, sabía que me miraba a mi específicamente, y de la nada desapareció dejando unas sombras.

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Hola! Perdón por no seguirla, teníamos cosas que hacer y ahora nos dimos un tiempo para escribirla.
Espero que les guste 😉

Mi Pequeño Sesos De AlgaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora