El aire tenso, o más bien condensado, de la enorme habitación contrastaba notablemente con la cantidad de personas que se encontraban actualmente en ésta. Tan sólo dos personas habían logrado que encontrarse ahí fuera, algo más que dificultoso. Sin embargo, la tigresa no iba a dejar que ninguna otra alma entrara al lugar. Después de todo era una batalla que debían librar el dragón y ella.
De cualquier forma, y a pesar de lo reacio que el «dragón» se había comportado hasta ahora, sabía que no faltaba mucho para que se rindiera total y completamente a su voluntad; la tigresa, al fin y al cabo, siempre obtenía lo que quería.
¿Y el dragón? Uno esperaría que un dragón pudiera fácil y sin mediaciones con un tigre.... Pero es que ellos no eran simplemente un dragón y un tigre. No, ellos eran la hija del maestro del gremio aparte de una poderosa maga que seguramente le podría patear el culo, y él era un miembro más, si bien fuerte... No como ella... ¿Cómo entonces había llegado a ser su juguete favorito?
No hay que darle muchas vueltas en realidad, puesto que habían crecido juntos y él había pasado, recientemente, por un periodo que a los dragones les gustaba bastante. Sting sin embargo no lo había pasado muy bien en realidad. El celo para los Dragon Slayers debería ser lo mismo que sus padres... Pero él había tenido la mala suerte de fijarse en la tigresa del gremio. Total y completamente fuera de su alcance. O al menos eso había pensado.
La mujer pelinegra no había tardado en notar el cambio de actitud de su compañero. Y debía admitir que la atención extra tampoco le venía mal del todo. Era como un perrito faldero siguiéndola por todas partes; y ella, sacando a relucir su lado sadista, le prestó antención para luego, nuevamente y sin previo aviso, negársela sin explicación.
Muy pronto descubrió, sin embargo, que este cambio de actitud no sólo afectaba al rubio, sino, a ambos dragones gemelos, quien ya parecía haber cambiado su actitud frente a la chica mas tierna del gremio. "¿Así que no es coincidencia, eh?" Había pensado la mujer recordando a su dragón. Estaba completa y totalmente encadenado a ella.
Y mientras la mujer buscaba en la habitación, Sting seguía recordando lo que había vivido con ella... «Bajo mi mirada salvaje mis piernas están atadas, estoy encadenado» ¿Cómo se había dejado domar? Otros dragones no se habían dejado dominar... Tampoco es que ellas los quisieran dominar a ellos, después de todo, al menos Natsu Dragneel podía decir que no había forma que la dulce rubia que compartía sus aventuras lo intentara dominar... Pero ¡Rayos! Minerva... Minerva era alguien completamente distinto a la joven Heartfilia; ella era... «su dueña y su presa» .
Había aprendido a domesticarlo, había aprendido a enjaular a la bestia y a pesar de que gustaba de ésta en estado "salvaje" no podía evitar sentir un gran placer cuando el rubio se rendía ante ella. Pero el dragón aún no se rendía completamente.
El calor había subido vertiginosamente en la habitación cuando el rubio apareció, con un aire distinto, no había temor en él, y los ojos de un depredador se podían ver en los suyos propios, buscando a su presa. ¿O era ama? No, era ambas cosas.
Caminaba como un depredador, lo que hizo que, ademas de descolocar a Minerva, haciéndola alzar una ceja, la hizo encenderse en un abrir y cerrar los ojos "¿El dragón se revela?" Pensó, mordiéndose el labio inferior... Pero él no podía evitarlo, le dolía tanto... Pero no podía rechazarlo. Definitivamente estaba «encadenado»
El rubio volvió a recordar a Natsu Dragneel, sabía que él no se dejaría intimidar... ¡Y él tampoco!
Se le acercó gruñendo mientras la mujer lo esperaba con los brazos cruzados; la decisión que se podía ver reflejada en esos electrizantes ojos azules nunca la había visto. Los colmillos del dragon slayer afuera mientras sonreía de lado a la mujer parada frente a él; «Mi respiración es áspera, y cuando te acercas me calmas» O usualmente así habría sido, porque en ese momento ya no parecía él mismo, tenía los hombros tensos mientras se miraban... Solo eso.
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"Chained Up" -Fairy Tail {Stinerva, Nalu}
Random«Como una bestia completamente entrenada por ti» Sting se preguntó nuevamente cómo había terminado así, sometido. ¿Quién puede someter a un dragón? las bestias no deben ser sometidas... sin embargo, el pensamiento que tenía... no le permitía decir...