20. Planes importantes.

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Joseph's PoV.

—No haré eso —respondí.

—Sí —me respondió Emilia.

—No.

—Te digo que sí.

—Eso es físicamente imposible para mí.

—No es cierto, si quisieras podrías hacerlo.

—Pero es que no quiero, ¿para que querría yo hacer eso?

—¿De qué hablan? —interrumpió Jane saliendo de la casa —¿Y qué hacen tumbados en el piso?

—De hecho estamos en el césped. Y estaba tratando de que Joseph aprenda gimnasia artística —respondió Emilia.

—Se le metió esa idea a la cabeza. Ya sabes, cuando eso pasa no hay quien la aguante —dijo Emma, que estaba con nosotros, pero no había dicho nada por el momento. Emilia la fulminó con la mirada.

—Por favor, dile que me deje en paz —le pedí a Jane.

Estaba de visita en su casa. No tenía nada más que hacer y Luke estaba fuera de la ciudad todo el fin de semana (cosas de familia), por eso Emma y yo decidimos colarnos a casa de Emilia. Cuando llegamos subimos directo a su habitación y asaltamos su biblioteca. Obviamente yo le pedí permiso primero, aún me sentía un poco raro respecto a lo de su madre, actuaba con respeto cuando se trataba de ella.

Como sea, después de escoger un libro salimos al jardín nos tiramos directo en el césped. Llevábamos un rato leyendo con audífonos puestos hasta que Emilia nos pidió que nos los quitáramos y se puso a hablar sobre música, y de un tema a otro llegamos a gimnasia. Allí fue cuando empezó a tratar de convencerme de practicar gimnasia artística.

Emma y yo decidimos que era mejor dejarla hablar y esperar a que se canse, así que aquí estamos. Pero olvidé que, tratándose de Emilia, eso era casi imposible.

—Suerte con eso —se rió Jane —A mí me hizo lo mismo una vez, solo que yo fui más vulnerable. Adivina quién será la capitana del equipo de animadoras de Hamilton Instituteme la quedé viendo con los ojos como platos. Estas chicas no tenían remedio.

—¿De verdad hiciste que Jane aprendiera eso? —pregunté a Emilia sentándome y dejando el libro de lado.

—Sip, la obligué —respondió sin más —Jane, muéstrale —ésta asintió y se alejó un paso de nosotros.

Cuando tuvo un espacio del jardín libre para ella, flexionó las piernas, tomó vuelo y saltó en el aire para dar unas cuantas vueltas impresionantes y caer como si nada. Me quedé prácticamente mudo.

—¡¿Cómo pueden hacer eso?! Yo termino muerto si lo intento —dramaticé.

—No te sorprendas —intervino Emma —La mayoría de las chicas de Sweet Blood saben hacer cosas como esa. Algunas eligen esto, otras el ballet, como Emilia —la señaló —Cualquiera de las dos cosas es buena para adquirir flexibilidad en el cuerpo. Aunque claro, el ballet enseña a ser más silencioso y ágil.

—Por eso Lia parece gato, ¿verdad? —me miraron raro —Digo, como nunca escucho sus pasos ni hace ruido con casi nada... —ellas asintieron comprendiendo recién.

—Exacto, nos causa infartos siempre por aparecerse de repente como fantasma —dijo Jane, Emilia rió.

—Sí, conozco esa sensación demasiado bien —río y Emilia pone cara de inocente.

De repente, sale Shaun de la casa y se tira encima de mí, haciéndome caer de nuevo.

—¡Joseph! —gritó muy cerca de mi oído.

Un corazón por sanarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora