Si te pierdo... me pierdo contigo

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La tempestad de una familia devastada regaba el pasto del cementerio de la ciudad. Sus amigos mordían el interior de sus mejillas con tal de no verse débiles. ¿Y yo? Estoy enojada con él; y lo peor es que no podía descargar mi enojo con el responsable porque se había largado sin pensar en los demás. Tuve que forzarme a llorar para que nadie sospechara mi furia.

-Creo que eres quién más rápido lo esta asimilando-dijo mi exsuegra apareciendo detrás mio-.
-No es así, sólo dejo que mis ojos respiren entre llanto y llanto. Apenas si pude levantarme de la cama hoy.
-Mi hijo te amaba, él lo hacía con el corazón, no entiendo porque te dejo ir cuando estaban tan unidos...

Y ese comentario me remontó cuando fue a dar al hospital de incógnito y me pidió ayuda para que no se enteraran sus padres. Yo estaba saliendo con un chico, íbamos en la tercera cita y tuvo que aparecer él.

-No tengo a nadie más a quién llamar y confiar en que no alertarán a mis papás.
Dijo con voz afligida. Yo me di por vencida.

-¿En dónde dices que estás?

Ese día tuve que cancelar mi cuarta cita con el susodicho. Lo hice por él, y no porque me lo pidiera, sino porque lo quería y me necesitaba.

Llegué al hospital y estuve en su cuarto todo el día, viendo como lo vigilaban y él recuperaba un grano de arena de su vida.

-Siento haberte quitado tu día-dijo-.
-No te preocupes.
-Le dije a los chicos que era sólo deshidratación y que los vería mañana.
-Sabes encubrir tus asuntos muy bien.

Se calló por un rato hasta que lo arruinó.

-Ese chico no es para ti.
-No lo puedes saber.
-No te tiene ilusionada, no es para ti, punto.
-Nos estamos conociendo.
-Para nuestra tercera cita te sudaban las manos en ese cine y ni siquiera me veías.
-Fue por la película, me causó escalofríos.
-Jaa, por favor, la chica más ruda y fría ¿tenía escalofríos de una película tipo Bambi? Admítelo, yo te ponía nerviosa-me puso las mejillas ardiendo-.
-Algo que ya no pasa hoy en día.

Lo hice callar abruptamente y condenándome a mi misma a la ley del hielo toda esa tarde.
Desperté por las horas de la madrugada y la luna entraba por la ventana mientras la luz era repartida a todo el continente americano. Su perfil se veía iluminado como si la luna consolará sus sueños y me quisiera poner celosa, pero simplemente estar ahí y mirarlo una vez más dormir me hacia toda la vida.
Para cuando lo dieron de alta lo llevé a las duchas dónde la enfermera lo bañó y luego entre las dos le vestimos. Una hora más tarde salimos del hospital y su rostro había vuelto a su brillo natural.

-Gracias, y te lo digo enserio-dijo-.
-Cuídate.
-¿Podrías pedirme un taxi? Apenas puedo mover los brazos.

Detuve un taxi y lo ayude a subir con ayuda del conductor. Me sonrió una vez cerrada la puerta y me incliné sobre la ventanilla para besarle la mejilla y esperar que mis ojos no delataran mi corazón acelerado.

-Siento haberme puesto así, supongo tengo miedo de ser linda contigo y me lastimes-le dije-. Pero cancelaría cualquier cita por estar contigo aun en un hospital.
-Te amo, y lo digo muy enserio-y también le amaba-.

Ahora debo arrojar una flor a su tumba y resignarme a que jamás le podré besar de nuevo, ni admirar su rostro cuando la luna le ilumina.

Las lágrimas salieron y mi ex suegra me cedió uno de sus pañuelos.

En ese hospital supe que jamás podría olvidarlo y que me partiría en mil pedazos no acompañarlo al mismo lugar para toda la eternidad.

Si Te PierdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora