Capítulo Único

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Disclairmer: Los personajes no me pertenecen, son de Himaruya sensei :3
Pareja: UsxUk ; AlfredxArthur
Advertencia: Es un AU, es decir, en esta historia no son países, solo son humanos xD Ah! Y las imágenes no son mías, créditos quienes las hicieron aunque no sé quienes sean D:

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-¡Scott, devuélveme mi peluche! –gritó un pequeño ingles de 9 años, de nombre Arthur Kirkland, pero más conocido como "conejo" por sus hermanos mayores.
-Vamos pequeño conejo, solo estoy jugando con él- respondió Scott, el mayor de los hermanos Kirkland.
-Lo vas a romper ¡estúpido!- siguió alegando el menor.
-¿Y con esa boquita comes? –preguntó el contrario, recibiendo una mirada asesina de su hermano pequeño – Está bien, si tanto quieres tu unicornio, ¡ve a buscarlo! – terminó de decir para tirar al pobre e indefenso unicornio de peluche por los aires, donde cayó a un charco lleno de lodo.

El menor sabía que no podía hacer mucho contra el bruto de su hermano Scott, que ahora se iba con una sonrisa triunfante, ya que por desgracia el mayor tenía más fuerza que él, así que tratar de golpearlo sería muy estúpido de su parte, quizás le pediría a sus hadas que le hicieran una maldición pero eso lo decidiría más tarde, ahora solo iría por su peluche.

Cuando llego al lugar recogió el animal felpudo, este estaba lleno de lodo por todas partes, Arthur se sintió muy triste porque era su peluche favorito y ahora estaba todo sucio. Se sentó y suspiró, después le pediría a su mamá que lavara el peluche, ahora estaba cansado y quería disfrutar ese día en el parque al cual su familia lo había traído, según ellos, para pasar un rato en familia. Poco le agrado la idea, había niños gritando y otros llorando por todas partes, él solo quería tranquilidad para poder leer o jugar con sus hadas de manera decente.

De pronto un objeto le llamo la atención al pequeño, no podía distinguirlo bien así que decidió ir a buscarlo. Tomó su unicornio y camino unos cuantos pasos para llegar al objeto que, al recogerlo y verlo con más claridad se dio cuento que era la foto de un niño. El niño de la foto, a juicio de menor, debía tener alrededor unos 7 u 8 años, poseía cabellos rubios con un extraño mechón anti gravedad, ojos azules como el cielo, piel algo tostada y estaba sonriendo mientras saludaba a la cámara que en ese momento le sacaba la foto. Arthur miro a sus alrededores para ver si podía encontrar al niño de la foto, pero sus esfuerzos fueron en vano, no lo encontró por ninguna parte.

Miró la foto de nuevo y se la guardo en el bolsillo, les parecería extraño a algunas personas, pero Arthur quiso conservar la foto sin saber un porque exacto, quizás la sonrisa del niño o sus ojos azules expresando una alegría inmensa, aun a través de la foto, le llamaron a conservarla.

No lo sabía exactamente.

Arthur se llevó la foto consigo a su casa, donde la guardó en una pequeña cajita musical que su madre le había regalado.

Así, y aun con la foto en la caja, pasaron los años para Arthur, siempre cuando se sentía solo, triste e incluso cuando sentía rabia en él, miraba la foto y se tranquilizaba sonriéndole al pequeño de ojos azules. Con el paso del tiempo Arthur no solamente creció, si no que entendió que, por muy tonto, cursi y extraño que sonara, se había enamorado del pequeño que salía en aquella fotografía.

Pero no todo es para siempre y cuando cumplió 14 años no aguantaba más la situación, se decía a si mismo que era un estúpido por enamorarse de un niño que solo había visto por una foto, que además no conocía y de seguro jamás conocería. No era sano para él todo esto.

Por eso un día pensando seriamente todo sobre el asunto de la fotografía, lo decidió.

Fue doloroso, lo reconoce, pero decidió olvidarse de aquel niño que hasta ese momento había sido su único amor. Guardó entremedio de un libro viejo la foto que tanto amaba y tras pasado un tiempo, se olvidó tanto de la foto como del niño.

El hilo rojo (UsUk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora