Capítulo 20. No me voy a ir.

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Raquel

-Prométeme que no te vas a reír-Le pido, y él levanta las manos inocente.

Abro la puerta de mi habitación, paso delante de él y veo como contempla la pared interesado.

-Madre mía... -Susurra y me mira-¿Cuántos hay?-Cuestiona señalando la pared llena de posters con su cara y la de su gemelo. Me encojo de hombros y sonríe -Estás pirada-Rie, y me giña el ojo.

Me estoy muriendo de vergüenza.

-¡Yo que iba a imaginarme que alguna vez pisarías mi casa!-Me enfado, cruzándome de brazos.

Se ríe y me atrae hacia él agarrándome del brazo.
Noto un leve cosquilleo en la mejilla cuando coloca ahí su mano y me sonríe abiertamente.

-Eres muy adorable-Comenta, y mira a la pared- Ósea -Señala el póster de nuestra izquierda, en el que Jesús está subido en los hombros de Daniel-Tengo más suerte en un puto papel que en persona-Levanto una ceja sin entender y se ríe -Aquí te quitas la ropa-Señala todos los posters frunciendo el ceño-Y todos ellos lo ven-Me río levemente a pesar de que creo que me voy a desmayar en milésimas de segundo-¿Por qué no podemos ver lo que pasa a través de los posters?-Se separa de mí sin quitar una mano de mi cintura y me mira de arriba a abajo sonriendo-Mmm.., sí, tienen una suerte de cojones-Le pego un manotazo en el pecho y hace una mueca de dolor aunque sé que no ha dolido.

***

-¿Has acabado ya?-Pregunto, y vuelve a colocar After 3 en mi estantería. Retira su chaqueta-Igual a la mía, sí, no preguntéis por qué- de encima de mi cama y se sienta a mi lado.

-¿Qué ha pasado?-Desvio la mirada al reloj que adorna la mesa de estudio. 05:07.

-Pensaba que se te había olvidado -Admito, y me mira riéndose.

-Jamás.

-No me apetece contarlo -Aunque en realidad sí.

-Me da igual -Se levanta, retira las sábanas y señala mi cama descubierta-Métete.

-¿Para qué?

-Tienes que dormir -Así no le tengo que contar nada-Y me lo vas a contar ahí calentita-Acaba tapandome como si fuera mi padre cuando era una enana. Creo que es el único recuerdo que tengo de mi padre en casa-¿Puedo meterme contigo?-Levanto las cejas porque me ha pillado desprevenida y ríe -Es para estar más cómodo y que me lo cuentes mejor-Asiento, se quita las zapatillas y abre su parte mientras noto con el colchón se hunde. Se coloca de lado y me mira. Le imito, colocándome de lado-Tú dirás -Me coloca un mechón de pelo detrás de la oreja y sonrío.

-Hace tres años... -Comienzo, y trago saliva-Empecé a salir con un chico... Ruben, se llama-Veo como asiente y comienzo a darle vueltas a la pulsera que lleva en su muñeca izquierda -Y yo estaba coladísima, y lo estoy, vaya-Suspiro-Salimos durante cuatro meses-Noto como me empiezan a fallar las palabras, genial -La verdad que estábamos muy bien-Me río levemente -Bueno, eso creía yo. Resulta que él no estaba enamorado de mí -Fijo la mirada en su mano entrelazada con la mía sobre el colchón-Todo era mentira, una apuesta, ¡Una simple apuesta!-Grito, bueno, intento hacerlo-¡Me ponía los cuernos con la mitad del colegio! -Me aprieta la mano y creo que las lágrimas van a empezar a salir -Lo mejor de todo es que la apuesta fue con mi mejor amiga -Noto una presión en el pecho y respiro hondo -Yo que sabía que te ibas a enamorar de él fueron las palabras de la niñata esa-Hubiera dicho palabras mayores, muy mayores-Pero lo hice. Me enamoré como una gilipollas, y después de tres años, lo sigo estando -Una lágrima rueda por mi mejilla y desenlaza nuestras manos para pararmela antes de que pase a los pómulos -Me dejó el mismo día que cumplíamos cuatro meses. Te felicitaría, pero prefiero decirte que hoy acaba esta apuesta de los huevos y por fin puedo acabar con esto. Ni siquiera estás buena. Me voy con Naroha, hasta la próxima, chata. Eso fue lo único que dijo el muy cobarde-Aprieto los puños y mis mejillas están completamente mojadas- Naroha es su actual novia-Aclaro-Esta tarde quedé con mi grupo de amigos para ir a la piscina -Suspiro-Y tuvieron que aparecer ellos, cuando quedan poquísimas veces-Jesús me escucha con atención. Tiene el ceño fruncido mirándome. Su mano izquierda en mi mejilla para frenar todas las lágrimas y su mano derecha bajo la almohada, agarrando levemente mi mano bajo ella-Y él no hacia más que liarse con ella, cosa normal, el problema era que no dejaba de mirarme mientras se besaban-Noto un pinchazo en la espalda y cierro los ojos-Y luego, volví con él a casa. ¡Hasta tiene que vivir cerca mío! Y se empeñó en que le dijera que de verdad seguía enamorado de él -Miro a los ojos a Jesús, a pesar de que no le aguanto tampoco la mirada, como a Ruben -Y acabó besándome ¡Coño! ¿Tú sabes como me sentí? Estaba hecha polvo... Lo único que quería era llorar y morirme-Suelta mi mejilla y mi mano bajo la almohada-Sólo me quiere joder. ¡Es lo único que quiere!-Se incorpora y me agarra del brazo atrayendome hacia él -Y encima yo no quería besarlo, por Dios, si me da grima-Enserio que me da grima-Después de todo lo que me ha hecho... Le tengo tantísimo odio que no sé porque le quiero.

-Ven, anda...-Susurra, y me indica que me siente en su regazo. No hago otra cosa que obedecerle.

-Te llamó panoli -Sentencio riendome un poco, y creo que las fuerzas las he sacado del abrazo que me acaba de dar.

-Le voy a pegar una paliza-Vuelve a susurrar y sonrío pasándole la mano por el pelo. Rodea mi cintura con su mano izquierda y tiene la cabeza apoyada en mi hombro-No se merece nada de ti, ¿Lo sabes?-Asiento, hace mucho que lo sé -No, pero no por nada de lo que estás pensando -Me separo de él y le miro-¿¡Que no estás buena?!-Alza la voz, y me río -Este tío es imbécil. Vete con un chaval que de verdad vea lo buena que estás -Rodea mi cintura otra vez y me aprieta contra su pecho-Dios, Raquel, te juro que no se merece nada. Por favor, no le des el privilegio de hacerte daño-Le miro y sonríe levemente -Por favor-Asiento-Tiene novia ¿Qué hace besándote? ¿No se supone que no estás buena y que sólo era una apuesta? -Me río con lo enfadado que se le ve-¡Que se vaya a follarse a su novia plana!

-¿Cómo sabes que está plana?-Abro los ojos como platos y se encoje de hombros.

-Comparada a ti todas están planas -Le pegó un puñetazo en el pecho y me levanto de su regazo-Diría más, pero tienes que dormir ¿Vale?

-No quiero dormir-Niega y me obliga-Literalmente-A tumbarme y taparme-Siempre que me pasa algo malo luego tengo pesadillas-Confieso, y me muerdo el labio porque demasiadas cosas le estoy contando por hoy.

-No vas a tener ninguna -Me asegura, y coloca su cabeza bajo la mía, en el hueco del cuello.

-Si te vas cierrame la puerta de la habitación-Susurro, cerrando los ojos.
La verdad que sí que tengo un sueño impresionante.

-No me voy a ir.

Tu Sonrisa En Mis Pupilas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora