Alison
-Oye niña, ¿No sabías que la curiosidad mató al gato?
-Si, pero murió sabiendo....-
El chico lindo con cara de idiota sonrío de lado y me acorraló en la pared.
- Aunque no sea así el dicho, te la dejaré pasar. Pero con respecto a lo de "Si, pero murió sabiendo" - dijo imitando mi voz. - Te pregunto ¿Estás dispuesta a morir conmigo?-
Cuando el idiota que aún no me ha dicho su nombre pronunció aquellas palabras, mi cuerpo reaccionó enviando señales de alerta, que en vez de hacerles caso, preferí quedarme de una sola pieza.
No sabría decirles cuanto tiempo estuve pensando en sus palabras, pero cuando volví a la realidad, obviamente ya no estaban ni el animal, ni el pobre muchachito al que casi muele a golpes.
Mientras retomaba mi camino, esta vez con un nuevo destino,mi hogar; fui analizando lo que hace tan solo un par de minutos había ocurrido frente a mis narices. No me quiero imaginar como se debe sentir aquél chico con tantos golpes que le dio ese animal.
No pregunten por qué no reaccioné y le dije tres verdades en la cara, porque la realidad de el asunto, es que ni yo misma lo sé. Tal vez mientras me tenía acorralada me intoxicó con su, evidentemente caro perfume o tal vez su idiotez era tanta que terminó idiotizandome también.
Ethan
Podía sentir su miedo, su nerviosismo a kilómetros. Era hermosa. Su olor, sus labios, toda ella era hermosa.
Si se hubiese tratado de otra situación con un escenario totalmente diferente, me encargaría de que estuviese comiendo de mi mano, pero me conformé con solo intimidarla un poco. Por desgracia, el imbécil de Matt no me ha pagado, asi que tuve que acariciarle la cara con mi puño cerrado y ahora me veo en la obligación de llevarlo a su casa ya que no podía manejar. Al llegar a su casa, saqué mis habilidades actorales a pasear e inventé un par de mentiras para que la madre de Matt me creyera.
De camino a mi hogar, comencé a reflexionar sobre el casi extraño sentimiento que me invadió al mirar a la chica directo a los ojos. Tuve miedo; sentí el suyo y eso me desconcertó. A estas alturas de mi vida no me puedo permitír sentir ese tipo de emociones y menos porque una curiosa joven decidió cruzarse en mi camino en el momento equivocado.
Cuando llegué a casa me sorprendió ver el auto de mis padres, ¿Que hacen aquí?
-Ethan, ¿Donde estabas?- Dijo el famoso Jace Crowell saliendo de su despacho.
-Cobrando. Si no te importa me iré a dormi.r- Lo menos que quiero en estos momentos es hablar. Ni con el ni con nadie.
-¡Ethan!, Dios quiera que no hayas estado me...-
-No, no estaba metiéndome nada como tú dices- Le dije de mala ganar interrumpiéndole.
-Haré como que te creo. Ahora vete a dormir que mañana comienzan de nuevo las clases y más te vale no ocasionar ningún problema éste año. Ya reprobaste una vez, otra más y es mejor que vayas recogiendo tus coasas, no crié a ningún fracasado.- Cada vez que abría la boca, lo único que provocaba era que mi odio por la humanidad creciera más
-Como digas.- No me molesta que me haya dicho fracasado. Los que me hierve la sangre es que finja que le importa lo que haga o deje de hacer con mi vida cuando desde que tengo memoria, se la pasaba llegando drogado hasta las tetas y se tiraba a morir en el sofá esperando a que mamá o una de sus escoltas lo llevara a rastras a la habitación.
Me molesta que la gente piense que por ser el hijo de Jace, todo es perfecto. Ser el hijo de un gran empresario que tiene negocios con la mafia, es una tortura.
Alison
A el día siguiente:
Esto es patético, pensar en alguien que ni siquiera conoces, bueno, no es como que lo quisiera conocer...
Pasé toda noche sin dormir, cada vez que cerraba los ojos sentía su mirada. Por lo menos pude dormir una media hora antes de que mi madre entrara a mi habitación a levantarme. Me bañé con pesadez ya que no había dormido nada y desayune con los mismos ánimos. Una vez lista me dirigía a mi nuevo instituto a llenar los papeles para mañana poder comenzar oficialmente a estudiar.
No se porque acepté a acompañar a mis padres, tal vez lo hice para conocer mejor el instituto y no perderme mañana. Lo más seguro es que llegue tarde a las clases por no saber cual salón me tocaba, pero aquí estoy, frente a la oficina de el director Kim.
-Señorita Anderson, ¿Por qué no da una vuelta por el instituto en lo que hacemos todo el papeleo.- Ya me calló mal el viejo.
-Emm.... Si, creo- Dije un tanto insegura .... ¿Y si me pierdo?
Una vez fuera de esa oficina me dispuse a caminar sin rumbo fijo. Arrastraba los zapatos porque realmente lo menos que quería era dar un pequeño tour sola en esta mazmorra. Caminaba por los pasillos de el instituto sin rumbo y de pronto me vino la maravillosa idea de comenzar a buscar la cafetería. Esta podría ser una muy buena compañía en los primeros días.
Como la idiota que soy, no me di cuenta de que llevaba diez minutos pasando por el mismo edificio. Regresé a el lugar de partida y recordé que cuando me dirigía a la oficina de el director Kim, pude olfatear la deliciosa comida. No tan lejos de donde me encontraba pude divisar a mi nueva amiga y confidente: LA CAFETERÍA
Entré y ordené, bla, bla, bla; por lo menos llevaba dinero encima. Comí y cuando iba de regreso a la oficina, sentí un escalofrío. No puede ser, acabo de comer, ¿Por qué a mi?. La sensación era similar a la de aquella noche. Seguí caminando y culpé a mi sistema digestivo.
Cuando tome una vuelta a la derecha, pude ver al idiota con cara bonita dentro de un salón de clases con evidente cara de indeferencia. ¿Qué hacia el aquí?, fue lo primero que pensé.(Estúpido, ¿No?). Es más que obvio, tendré que verle la cara a diario. No puede ser, ¿Podría mi vida ser más patética? No podía despegar mi mirada de la suya. Maldita manía la mía de provocar batallas de miradas para luego acobardarme y sonrojarme hasta más no poder.
De pronto lo perdí de vista ya que todos se habían puesto de pié. Ya era hora de cambio y como pude caminé hasta la oficina donde me senté al lado de mi hermano, que también iría a el mismo instituto. Una vez terminado todo el papeleo, nos dirijiamos al estacionamiento, pero aún sentía ese extraño sentimiento. Era como si alguien estuviera vigilandome. Así es, me volteé y me encontré con un grupo de chicos (guapos a decir verdad), pero solo me enfoque en uno. Mjm, ahí estaba. Tan pronto sentí que me miró fijo a los ojos decidí irme con el rabo entre las patas.
De camino a casa comencé a pensar que a partir de mañana debería hacer algo para evitar a el chico misterioso, de no ser así, mi vida comenzará a ser una completa MIERDA.
ESTÁS LEYENDO
Ethan (EN EDICIÓN)
LosoweBien lo dice el dicho: La curiosidad mató al gato. Prácticamente es eso lo que le ocurrirá a Alison Anderson cuando se tope con Ethan Crowell en un encuentro no muy agradable. ¿Que les ocurrirá a ambos?