Capítulo 18

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Al día siguiente, después de que todas las chicas se hubieran ido, decidí pasar la tarde limpiando. Papá y Logan no estarían en casa hasta la cena, así que no había nadie en mi camino mientras aspiraba, desempolvaba y casi desinfectaba todo en la casa, mi versión de un domingo relajado. Estaba en medio de reorganizar mi armario por color, Selena había decidido atacarlo durante la pijamada, cuando el timbre sonó. 
—Un segundo —grité por las escaleras. Corrí al baño para revisar mi reflejo. Parte de 
mí esperaba que fuera Liam, viniendo a arrastrarse y rogar perdón y, aunque yo no 
tenía intención de volver con él, aun así quería verme bien, mostrarle que no estaba 
sufriendo sin él. Una vez estuve segura de que ninguno de mis cabellos estaba sobresaliendo en la parte de atrás y el acné por estrés no había aparecido durante la noche, bajé hasta la sala. 
—¡Voy! Lo siento. —Tiré una vez del dobladillo de mi top antes de abrir la puerta. 
Pero Liam no estaba en mi porche principal. Era Harry. 
—Hola. 
—Um… hola. 
La sorpresa debió haberse mostrado en mi cara, porque miró sobre su hombro antes de girarse hacia mí. 
—¿Estás esperando a alguien más? 
—No, simplemente… pensé que quizás eras Liam. 
—Ah. —Hubo una pausa incómoda y Harry pasó una mano sobre su cabello corto, 
cambiando su peso de un pie al otro—. Siento no ser quien estabas esperando. Puedo 
irme si… 
—¡No! —exclamé. Me sonrojé y miré abajo, hacia mis pies—. No, yo… no estaba 
esperando verlo. Simplemente lo suponía. No ha venido a disculparse todavía, así que… Pero estoy feliz de que seas tú y no él. Todavía no creo que esté lista para verlo, quiero decir, supongo que debería superarlo, ya que estará en la escuela mañana, pero estoy esperando poder evitarlo, ya que no tenemos clases juntos, o quizás él me evitará, y ahora tiene a la Rubia, así que… Ugh, lo siento. Estoy divagando. ¿Por qué estás aquí? 
Harry empujó sus manos en sus bolsillos. 
—Quería venir a verte —dijo—. Para asegurarme de que estás bien después de todo lo 
que sucedió el viernes en la noche. 
—Oh… sí, estoy bien. 
Él levantó una ceja hacia mí. 
—¿De verdad? 
Abrí la boca para decir: Sí, de verdad. ¿Por qué te importa? Pero por la manera en que estaba mirándome, tan genuina y cálidamente, sabía que le importaba. De alguna 
manera en el camino, Harry y yo nos habíamos convertido en amigos. Sabía que eso 
debería molestarme, que debería ser cautelosa de acercarme a alguien después de lo 
que Liam me había hecho, pero no podía pelear con el sentimiento de calma que se 
extendía sobre mí cuando mis ojos se bloqueaban con los de Harry. 
—¿Quieres ir a dar un paseo? —pregunté. 
—Sí… seguro. 
—Genial. Dame un segundo. —Entré en la casa y me deslicé en mis sandalias. Agarré 
las llaves de la casa del colgadero y me uní a Harry en el porche de nuevo, cerrando la 
puerta detrás de mí. Revisé dos, y tres veces, la cerradura antes de meter las llaves en el bolsillo trasero de mis vaqueros—. Muy bien, vamos. 
Empezamos a caminar por la calle en silencio. Mi brazo se frotó contra el de él, pero 
no me alejé, ni él tampoco. Estábamos en la esquina, girando para seguir la acera, 
cuando finalmente decidí hablar. 
—Estoy mucho mejor de lo que pensé que estaría. —Podía sentir sus ojos en mí, pero 
simplemente seguí caminando—. Después del baile, esperaba estar hundida. Esperaba 
llorar o encerrarme en mi habitación o algo así… Esperaba extrañarlo más, supongo. Y 
lo hago, lo extraño, quiero decir, pero no es tan malo como había pensado. Algunas de 
mis amigas vinieron anoche, y realmente me ayudaron. Me hicieron darme cuenta que 
podía hacer mejor, ¿sabes? 
Lo miré y vi que Harry asintió. 
—Pensé que lo extrañaría más, pero… ese no es el problema. 
—¿Cuál es? 
—Es sólo que… sigo preguntándome, ¿por qué? ¿Por qué no fui lo suficientemente 
buena para que esperara? ¿Qué está tan mal conmigo para que él simplemente tirara 
todo por una noche? ¿Por qué el sexo era tan malditamente importante? —Sentí el 
calor crecer en mis mejillas—. Dios, lo siento. No debería estar hablándote sobre 
esto. 
—¿Sobre qué? 
—Mi, um, vida sexual… O, como ahora todos saben, mi falta de la misma. 
—Ah. 
Tomé un respiro profundo y lo dejé salir lentamente. 
—Algunas veces desearía que mi mamá estuviera todavía aquí para hablarme sobre 
estas cosas. Ella sería capaz de decirme qué hacer. 
—¿Qué crees que te diría? 
Sonreí, recordando su voz. Suave pero severa. 
—Probablemente me diría algo como: “_____, deja de cuestionarte. Eres lista y 
hermosa, y ese chico es un tonto. Nunca, nunca dejes que nadie te presione… y por favor baja tus zapatos del mueble”. 
—Voy a asumir que te pareces a tu madre. 
Reí. 
—Eso es lo que me han dicho. 
—Bueno, ya sabes —dijo Harry tentativamente—, puede que ella no esté por aquí para 
decírtelo en persona, pero parece que el consejo que crees que te daría es bueno. 
—Lo sé. Pero no es lo mismo. 
—Lo siento. No tenemos que hablar de ella si te hace sentir incómoda. 
Lo hacía, usualmente. Nunca dejé que Liam hablara de mi mamá, pero con Harry, 
estaba bien. Era fácil. Aun así, dije: 
—Vamos a cambiar de tema. 
Así que por los siguientes minutos, hablamos de cosas sin importancia: televisión, un 
libro que él acababa de terminar, nuestra convicción mutua que las mujeres del 
almuerzo estaban tratando de envenenarnos. Luego, después de un rato, nos 
quedamos en silencio. Mientras caminábamos por la Avenida Levitt, unas cuantas madres empujando cochecitos pasaron a nuestro lado, al otro lado de la calle, dos chicas de secundaria caminaban juntas, ambas sosteniendo correas atadas a cachorros labradores. Era una tarde de domingo hermosa y, por un momento, me maravillé del hecho que había planeado pasar el día limpiando en lugar de caminar por el vecindario. Hamilton realmente era un lugar lindo, un suburbio genérico, seguro, pero lindo y amistoso. Usualmente, estaba demasiado preocupada por otras cosas para notarlo. Ni siquiera noté que Harry había tomado mi mano hasta que alcanzamos la siguiente esquina. Estábamos casi de vuelta en mi casa, habiendo caminado alrededor de toda la cuadra, y él había estado sosteniendo mi mano la mitad del tiempo sin que siquiera me diera cuenta. 
—_____ —dijo lentamente—. Mira, sobre Liam y todo el asunto del sexo… 
—Harry, por favor, es vergonzoso. No… 
—No, simplemente escucha por un segundo. —Estábamos de pie en frente de mi casa 
otra vez, y Harry se había detenido, usando nuestras manos enlazadas para girarme 
hacia él—. Sé que no quieres hablar sobre tu… —Se aclaró la garganta—. Sobre lo que Liam dijo en el baile. Pero deberías saber esto. La otra noche, te dije que un chico 
decente no te habría hecho eso. No sólo me refería a avergonzarte en público de esa 
manera. Me refería… 
Lo miré, nuestras palmas todavía presionadas juntas. 
Él suspiró. 
—Me refería a que un chico decente, un chico listo, no habría dejado que algo como el 
sexo arruinara algo bueno. Un chico con medio cerebro no habría jodido las cosas con 
una chica como tú. 
—Gracias. Es muy dulce que lo digas. 
—Hablo en serio, _____. —Levantó su mano libre y acarició mi mejilla, poniendo un 
par de hebras de cabello detrás de mi oreja. Sus dos manos estaban tocándome, y no 
me extrañó que mi corazón se acelerara un poco—. Eres maravillosa, y él realmente lo 
jodió. 
Maravillosa. También había dicho eso en la fiesta de Vikki. Justo antes de que me 
besara. Justo antes de que rompiera mi corazón. Me pregunté si lo decía enserio esta 
vez. Si quizás estaba tratando de decirme algo, que se había equivocado, que había 
cometido un error, que yo le gustaba después de todo. 
—Gracias —dije—. Eso significa mucho. 
Harry me sonrió. Luego, después de un largo momento, dejó ir mi mano y dio un paso 
hacia atrás. 
—Bueno… debería irme. Tenemos un juego en una hora. El entrenador nos quiere allí 
temprano. 
—Bien. Estoy feliz de que vinieras. 
Me miró un poco escéptico. 
—¿De verdad? 
Reí y le pegué en el brazo. 
—Por supuesto. Somos amigos, ¿no? 
Harry sonrió, esa sonrisa dulce y coqueta que me daba algunas veces en la biblioteca 
cuando nuestra broma iba un poco más lejos de lo que había intentado. 
—Te veré mañana, entonces. —Tocó mi mejilla una última vez antes de girarse y 
caminar hacia su auto. 
Traté de no pensar demasiado en lo que Harry había dicho una vez estuve de nuevo en la casa. No quería avivar mis esperanzas. Aun así, podía sentir la alegría burbujeando en mi pecho, pensando que quizás, simplemente quizás, él se había dado cuenta el error que había cometido al dejarme ir.

♡Shutout (Harry Styles, Liam Payne y tú) ♡Where stories live. Discover now