-"¿Mamá? ¿Donde está papá? Me prometió que vendría a verme a mi partido de fútbol. Lo llamo a su celular pero no contesta mis llamadas, faltan sólo cinco minutos para que entremos a la cancha."
La verdad estaba nervioso, si ganábamos éste partido, clasificaríamos para ir a las nacionales y así obtendría una beca en una de las academias más prestigiadas del país.
A mis dieciséis años yo era un excelente jugador, y no lo digo por farsa, es por que es la verdad, soy el capitán del equipo por ser el mejor, y mi sueño es ser un gran jugador de fútbol, y lo voy a lograr, pero en éstos momentos es donde necesito el apoyo de mi padre, que gracias a él sé lo que sé.
-"Tu... Tu papá está en el hospital....
Los nervios se me alteraron, mis piernas flaquearon y quedé sin aliento. Algo estaba verdaderamente mal, nunca había escuchado a mi madre en ése tono, sonaba preocupada.
Algo anda mal.
-¡¿Qué le pasó!?.-grité alterado, estaba desesperado.
Sería mi perdición que él no esté a mi lado.
-Mi amor calmate.-mi madre siempre tan pacífica, pero yo no le saqué ni un poquito de la paz interior que lleva mi madre dentro de sí.
-¡¡Cómo, diablos me pides que me calme mamá?! ¡¿Qué paso?!.
-Sufrió un accidente cuando estaba de ida a verte, cariño, y, no sabemos si va a estar bien, su cabeza está partida, al parecer ya no le dan esperanza, tiene muerte cerebral.-Mi mundo se derrumbó. Todo es mi culpa, mi puta culpa. Si yo no le haya pedido que venga a verme él estaría bien.
¿Qué voy a hacer sin él?.
-¿En... qué hospital... están?.-la voz apenas y me salia.
¿Qué voy a hacer sin él?.-me repetía
-En el San Gabriel, conduce con cuidado Adrián.
Colgué y salí de los vestidores ignorando el llamado de mis compañeros, me vale una mierda esto.
Yo quiero a mi padre.
¡¿Qué mierda voy a hacer sin él?!.
Agarre mi motocicleta y me fui lo más rápido posible al hospital.
Esto no puede estar pasando, yo doy mi vida por la de él.
Las lágrimas no tardaron en hacerse presente.
Llegue, me baje se la motocicleta y me dirigí donde estaba mi madre.
La abuela Lucresia estaba abrando a mamá, mientras el abuelo Javier tenía en brazos a mi hermana Valeria.
Todos están llorando.
Me acerqué lentamente a mamá, ella alzó la mirada y se abalanzó sobre mí.
El murió...
30 horas después...
Papá ya estaba tres metros bajo tierra, yo fui el único que se quedó allí haciéndole compañía a mi padre, mi mejor amigo, mi héroe.
Todo pasó tan rápido, no estuve allí para él. Pero ahora estoy aquí, sólo que sin él.
Me levanté de allí y me despedí una última vez de mi padre.
Él se llevó todo consigo a la tumba, mis sueños, anhelos, esperanzas, cariño.
Agarré mi moto y me encamine sin rumbo, andaba por las calles sin dirección.
Llegué a un bar de mala muerte.
Entré.
Mala opción...
-Una cerveza.-ordené al mesero.
Copa tras copa tras copa, pero nada conseguía quitarme éste dolor.
-Eso mi querido amigo no te va a hacer olvidar nada. Mejor prueba esto.- me dijo un desconocido, el tipo mas o menos de unos veinte años aproximadamente.
Era una bolsita transparente que dejaba ver su contenido, algo... Blanco.
Eso es...
-Esto si que te va a hacer olvidar cualquier cosa y pasaras un rato agradable ¿Quieres volar?.-sin mas preámbulo tome el contenido entre mis dedos, ya no quiero vivir.
Pero éste me los arrebato.
-Son cincuenta si lo quieres.-exigió.
Le di los cincuenta que pedía y se largo, dejandome con el producto en mis manos.
Sabía cómo se consumía, tal vez un poco de esto no me haga mal...
No me importa nada.
ESTÁS LEYENDO
¿Mi Mayor Adicción? Tú
Teen FictionAdrián está metido en un pozo sin salida luego de la muerte de su padre. Las drogas son lo único que le hacen olvidar sus problemas. Hasta que conoce a la pequeña Samaria, la mejor amiga de su hermana menor de trece años, Valeria. Él tiene diecinuev...