Capítulo 30: Recuerdos cómicos

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Tras aquella larga historia que nos contó Rick, fuimos a Delizia.
Nos sentamos en el lugar donde siempre me sentaba con tío Karl.

-Ha pasado mucho desde la última vez... -

-Ya te digo... -

«La última vez que estuvimos aquí, apenas acababa de conocer a Marth y hablamos sobre nuestra infancia.»

-Si hubiéramos sabido todo lo que íbamos a vivir después de aquello... -

-Qué locura, ja, ja... -

-Ja, ja... -

-¡Anda mira, pero si es Zea! Buenas tardes, mia bella, cuánto tiempo.-se acercó la camarera.

-Hola, Priscilla. ¡Feliz año!-la saludé.

-Felice anno nuovo! ¿Qué te sirvo? -

-Mm... Pues... La verdad... -le hice una señal a Marth para que escogiera lo que quisiera.

-¿Un nadalin? Con leche fresca.-pidió él.

-Un nadalin, con leche fría y... Para mí lo de siempre.-le dije a Priscilla el pedido de ambos.

-Vale. Ahora mismo te lo traigo, mia bella.-se marchó a seguir trabajando.

-¿Pone lo que es un nadalin? -pregunté con curiosidad mirando la carta.

-Sí, es un dulce tradicional navideño. Y como aún es fiesta... Mm... -se relamió.

-Ja, ja... Se ve rico.-

Nos quedamos en silencio y como ese lugar me recordaba siempre a mi pasado, un recuerdo fugaz, de cuando conocí a Marth pasó por mi mente:

* -Siempre estás a mi lado aunque no te pueda ver, ¿no? -

-Sí.-

-Entonces... Me... Has... ¿Visto desnuda? -inteté ocultar mi vergüenza pero no funcionó.

-En varias ocasiones.-respondió con naturalidad.*

Me puse colorada al pensar en ello y entonces me dio por preguntar:

-O-oye, M-marth... -

-¿Mm? -

-El día que te conocí te pregunté... Que como estabas a mi lado... Si me... Si me habías visto desnuda y me dijiste que sí, en varias ocasiones... -

-¡! -se sobresaltó.

-¿Es eso v-verdad? -

-A-a... A ver... S-solo f-fueron dos veces... -

-¡! -

-¡P-pero tienen su explicación! ¡Solo fueron dos veces, lo juro! -

-... -

-Mira... Uff... Cuando te respondí lo dije como si nada... Pero ahora que te conozco es difícil... -frotó sus manos sobre su cabello.

-... Pues... Explícate... -

-A ver, una de las veces fue, cuando aún no me veías. Yo ya iba a tu casa más a menudo cuando supe que te interesaba el tema de los ángeles. Y precisamente, salías de la ducha corriendo y diciendo: "¡La toalla! ¡Se me ha olvidado la toalla!"... Pasaste muy rápido y no pude ver nada casi, te lo juro. ¡Y no te estaba espiando! -dijo muy rápido, con la cara colorada.

-... ¡... ! Recuerdo ese día, creo... -

-Y la otra vez fue... En verano, que estabas por casa, en tu cuarto. Estabas sentada frente al ordenador buscando fotos de ángeles, porque estabas investigando y sentí curiosidad, por eso me senté al lado... De repente dijiste algo como: "Uff... Creo que voy a ponerme el pijama ya..."; y te acercaste al armario, yo como supe lo que hacías, seguí con el ordenador para procurar no verte, ¡de verdad! ... Y entonces escuché un golpé y un "¡Au!", me preocupé, al fin y al cabo era tu ángel, ¿no? Y vi que te habías caído por culpa de una caja... Lo malo es, que no tenías la parte de arriba puesta aún... ¡Pero no me quedé mirando ni nada de eso! -evitó mirarme a los ojos tras soltarme todo eso.

Ángel de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora