Keep you ; kellin quinn [iych #1.5]

XIV

"Dicen que el tiempo se supone que cura, pero hasta ahora no ha curado nada."

: : C A P Í T U L O C A T O R C E | ¿Viven duendes en tu cabeza?, parte 1

Sus ojos inclementes, acusadores, fríos como el hielo espeso acuciaron con una profunda mirada sus pupilas inundadas en lágrimas. Estaba tan harta de llorar, de fingir que todo estaba bien, de que la culparan por buscar un mejor final cuando sólo quería comprensión.

Perra.

Perra.

Perra.

Se repetía una y otra vez en su cabeza, una voz chillona y constante gritando a todo pulmón palabras crueles de auto destrucción.

¡Asquerosa perra!

Su cabeza, casi por inercia, asintió en total acuerdo para así evitar escucharle más. Sus huesos y músculos cansados sólo querían terminar con la insaciable guerra que su propia mente levantaba en contra de ella.

"Lo sé, lo sé."

Sus ojos se volvieron a llenar de más gotas saladas que rodaron sin vergüenza por sus pálidas mejillas a causa del viento incesante y arrebatador que enviaba a volar miles de hojas sueltas desde las copas de lo árboles, que hacía ondear su abrigo de miles de dolares con un fluido movimiento. Más culpa corroyó su alma.

Asquerosa.

Perra.

Mentirosa...

Sucia.

- ¡Basta! - susurró con voz ahogada apartando su mirada del ejemplar humano frente a sí -. Basta - repitió sin aliento.

- ¿Basta qué? - preguntó éste en respuesta a su exigencia, con voz intensa y amarga -. ¿Basta de qué? No tengo nada.

- Detente.

- ¡¿Qué quieres que detenga si me lo has quitado todo?! - exclamó alzando sus manos al aire. En las esquinas se sus ojos se formaron arrugas, las cuales pasaron factura de las extensas noches sin dormir que había sufrido a lo largo de su vida -. Me has arrebatado mi maldita vida.

Ella apretó los dientes.

- Calla.

- No callaré. Ya no más - se adelantó un paso para luego afirmar con tono furioso -. Puedes haberme quitado mi pasado, haber roto mi corazón de una forma inimaginable para tu inepta cabeza. Pero juró ante lo más sagrado que poseo, que no me quitarás mi futuro.

Alzó una mano hasta tomar su mandíbula con fuerza. Seguramente luego ese firme agarre le quedaría un hematoma que no le dejaría olvidar e imaginar que lo que ocurrió hoy sólo fue un horrible sueño, una más de sus pesadillas.

- Ni tú, ni nadie puede impedirlo. Nunca más.

Y desde el fondo de su maltratado corazón, ella reconoció que decía la verdad. Sólo esperaba estar equivocada.

Era lo único que deseaba con fervor.

"Por favor, no lo hagas." suplicó.

Pero cuando le vio directamente a los ojos, supo que ya no había vuelta atrás. "Al fin y al cabo, estás acostumbrada a perder, ¿o no? Sucia perra."

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Actualmente.

(Kellin)