Y aparecio majestuosamente.

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|Capitulo 17|

Seis meses. Treinta semanas y mi estomago crece y crece, al igual que yo. Hoy es mi cumpleaños numero veinte, mi segunda década. Hoy mas que nada quería estar relajada en silencio, Sydney tenia trabajo hasta tarde y yo hoy no me había presentado en mi trabajo, llame disculpándome y no recibí regaños solo felicitaciones por mi bebe y por mis veinte años.
Encendí el televisor en un canal sin importancia y comencé a verlo, no importaba si la película que estaban dando estaba buena o no, era el simple hecho de estar tranquila haciendo nada.
Hasta que algo ocurrió.
El timbre sonó, primera mal señal. No esperaba a nadie. Me levante directo hacia la puerta y abri, uns avalancha de personas pasaron casi por encima de mi ingresando a mi casa. El murmullo en un tono demasiado alto inundo la sala. ¿Qué hacia toda mi familia acá?
Mi madre, mi padre, mis hermanos y sus despectivas parejas, mi abuela, mis sobrinas. Esto era un caos.
Llegaron sin ser llamados lo cual les abre la puertas de mi casa todo el día y Sydney no esta aquí. Segunda mala señal. Hoy tenia un malestar y una pesadez, el bebe tampoco esta con ánimos. Tercera mala señal.
- ¿Cómo estas hija? - me pregunto mi madre invadiendo mi privacidad
- Bien, solo déjame un segundo ya vuelvo -me escape de la escena.

Tome el teléfono y le marque a Sydney al trabajo. El teléfono sonó y una voz femenina me atendió del otro lado.
- Buenas tardes ¿en que podemos ayudarlo?
- Soy Gwen Rosemberg y quisiera hablar con Sydney Jenkins
- Un momento por favor - me dijo y luego oí la melodía de fondo indicando que estaba en espera. La tararearé y luego me reprendí mentalmente - ¿Gwen? ¿Estas bien?
- Estoy bien y el bebe esta bien -aclare
- Que alivio - su voz se calmo y creo que su cuerpo también - entonces ¿Qué ocurre?
- Es mi familia, esta toda aquí - hice una pausa - te pido que no me dejes sola aquí, por favor -suplique
- Iré lo antes que pueda, debo colgar, adiós
- ¿Sydney?
- ¿Si? - pregunto
- Gracias

Mi madre junto a Mery y Tara estaban instaladas en la cocina. Los hombres en el jardín y las niñas en la sala. Por favor Sydney ven rápido.
- ¡Gwen!¡Gwen! - me llamaron las gemelas, las mire - ¿Cómo es que tienes un bebe ahí? - señalo mi estomago. No supe que contestarles, entre en pánico; no solo por la pregunta sino porque esto estaba alterando mis nervios y agotando mi paciencia. Entre a la cocina
- ¿Estas bien? - me pregunto tara, solo asentí.
- ¡Feliz cumpleaños! - dijo mi madre abrazándome, mi paciencia se iba agotando aun mas. No es que fuere odiosa solo que necesitaba estar en paz, calmada porque explotaría.
- Trajimos obsequios - presumió con emoción Mery
- Para el bebe la mayoría - aclaro mi abuela. Mi paciencia se agotaba un poco más.
Me llevaron hacia el sillón, ahí me obligaron a sentar y me rodearon de regalos. Mery de un lado me entregaba unos, tara del otro me entregaba unos mas y mi madre junto a mi abuela casi me los arrogaban encima. Ellos los abrían los miraban, opinaban y luego me preguntaban a mi. Asi con cada regalo. Bodys, marineros, sonajeros, escarpines, bata de baño, colonias, juguetes, autitos. Estaba inundada de regalos perdida en el sillón.
La puerta se abrió y apareció majestuosamente Sydney. Me levante a toda prisa y corrí hacia su encuentro lo abrace. Me dio fuerzas. Lo use como escudo, y el me ayudo, agradezco que me entienda como entiende.

Cuando hacían planes para irse me disculpe y me encerré en mi habitación. Tome un baño en al tina caliente, arroje casi todo el pote de sales. Agradezco la existencia de Sydney en mi vida en este momento, lo controlo todo tan bien.
Al cabo de una hora aproximadamente que para mi fue una eternidad, me envolví en mi albornoz para salir. Estaba enserio agotada necesitaba una cama lo antes posible. Me vestí. Me observe en el espejo, lucia mal, baje la mirada hacia mi vientre crecido. Pase mi mano por el, piel contra piel. Sin querer susurre un "lo siento" luego le siguió un inmenso nudo en al garganta. "Ves por estas y muchas cosas no debo ser tu madre, no lo mereces" pensé. Yo definitivamente jamás seré lo que necesita.
Las lágrimas se vierten y viajan por mi rostro. Sydney aparece detrás de mí. Estoy acotada en mi cama, se recuesta a mi lado en silencio. Sigo llorando. Toma mi mano, la une con la de él y deposita en ella un beso corto.
- No llores, el te ama tal cual sos - susurra y dejo de llorar, reina el silencio

Changed my life ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora