Cuando muchas personas dicen que su vida es difícil o lo está siendo me dan ganas de reírme en su jodida cara, no es que sea la persona más infeliz del mundo o que sienta mucha compasión por mí mismo pero dejaré que el arma que en estos mismo momentos tengo entre nos manos hablé.
Llevo bastante tiempo haciendo esté estúpido juego cada noche, meto una bala en la pistola y tiro del gatillo cuando está se encuentra dentro de mi boca y es más que obvio que eso no ha funcionado, hasta la puta muerte se ha de esta bufando de mi pero ¡ya no más!, está noche será el fin del juego, esta noche no bastara con solo jalar el gatillo una sola vez.
Primer disparo...
...No ha sucedido nada.
La pistola aún sigue reposando en mi boca mientras siento como una lágrima resbala por mi mejilla y dentro de mi cabeza comienzan a fluir aquellos recuerdos que considere más que enterrados.
En dichos recuerdos aparecen los primeros años de un niño, un niño que se nota más que alegre, a esa edad la felicidad es simple con tener a su madre y una cama donde dormir es más que suficiente, sin importarle que vivieran en un nido de ratas y en ocasiones dejara de comer en tiempos prolongados; pero no falta la persona que nos hace abrir los ojos mostrándonos la verdadera crueldad del mundo o mejor dicho, de las personas.
En esos momentos lo recordaba perfectamente, era una tarde de invierno cuando esperaba que su madre regresará del trabajo, estaba esperanzado que ese día si trajera al menos un poco de pan duro pero si no era así la recibiría con el mismo gusto. Cuando la puerta principal se abrió corrió a recibir a su madre pero su sorpresa es que venía golpeada del rostro y acompañada de un viejo de horribles facciones. ¿Los detalles?, me los ahorraré diciendo que esa tarde corrobore que mi madre se dedicaba a la prostitución y eso para un niño de 6 años es algo deja un marca de por vida.
Segundo disparó...
...No volvió a suceder nada.
¡Estúpida muerte!, sigues asiendo de las tuyas, seguramente debo estar dándote un gran espectáculo. Pensé en esos momentos que el segundo intento fallo, como sea los recuerdos seguían avanzando.
Ahora que era casi un adulto entendía que era cuestión de tiempo que su madre muriera por cualquier enfermedad transmitida a consecuencia de su "profesión" pero cuando apenas tenía 7 años fue que vivió el proceso de ver a su madre morir lentamente, literalmente se iba convirtiendo en un cadáver, hasta el día que por fin fue uno. Esa tarde lloro por muchas horas seguidas, incluso no había podido darse cuenta si solo fueron un par de horas o incluso un par de días.
No sentía hambre o frío, solo estaba esperando el momento de su final para alcanzar a su madre pero su destino era distinto por ello fue que por la tarde del tercer día se presentó un hombre alto y de semblante serio, se horrorizo al ver a la mujer muerta en la cama o eso parecía, a mí me miro con tanta lastima pero que duro solo unos efímeros segundos. Lo que supe después es que mi madre debía dinero y ahora que estaba muerta yo era el que debía pagar por ello ¿y cómo demonios lo haría?, de la misma manera en la que su madre lo hizo por años.
Tercer disparo...
...aun nada.
Sentía mi cara tan húmeda en esos momentos ¿Cuándo comencé a llorar así?, se cuestionó mentalmente en esos momentos en el que seguía sumido en el torbellino de recuerdos.
Después de la separación de mi madre surgió en mi ese lado rebelde y con ello llegaron muchos golpes por parte de "mis dueños", ellos decían que debía aprender a comportarme para ser útil pero algo dentro de mi pequeña cabeza de 8 años me decía que no debía ser así, nadie debía pisotearme de esa manera. Lo único bueno que puedo recuperar de ese momento es que aprendí a leer, escribir y demás cosas básicas de la educación pero por fin había llegado ese día de saldar mi deuda así que me vistieron de traje y corbata, como ellos decían "era todo un señorito". En ese aspecto no hay mucho que contar pues fui vendido pero no a un maldito pervertido degenerado come niño sino a una pareja que no había podido concebir hijos propios y buscaron uno de manera clandestina. Posiblemente era la primera buena noticia en muchos años pero no por ello dejaría de recordar quien era su verdadera madre, sin importar que no tuviera una tumba o lugar para llorarle.
ESTÁS LEYENDO
RULETA RUSA
Short StoryLas cosas que pasan por la cabeza de alguien que se encuentran colgando del delgado hilo que divide a la vida de la muerte son muy varias e incluso algunos tienen su manera única de recordar o "ver" pasar su vida...