Y te pones a pensar, y te das cuenta de lo que has vivido, de todas esas veces que te has caído, tan abajo, sin quererlo, pero caes. Sin frenos, sin amortiguadores, sin control... ¿Y qué haces cuando estás caído? ¿Cómo haces para volver a levantarte? Seguro que son tantas las veces, que cada vez cuesta más volver a levantarse y mantenerse en pie. Todos nos hemos hundido, nos hemos quedado en ese pozo durante varios minutos, horas, días, semanas... Y mientras tanto me vuelvo a preguntar, ¿Cómo salir, cuando sabes que no puedes más, que todo te parece demasiado, y no quieres seguir? ¿Cuando consideras que para qué continuar si en cualquier momento vas a volver a fallar? Exacto, levantarse para volver a caer. ¿Qué estupidez, no? Estamos realmente equivocados, que la vida nos da golpes, pero al fin y al cabo, sólo quiere decirnos que o peleas y sigues adelante, o hundirte hasta quedarte en el fondo. Por cada lágrima que derramemos, la sonrisa será mayor. Todo lo que un día te perjudicó, te machacó o te hundió, te ha hecho ser más fuerte. ¿Por qué no seguir adelante? Las decepciones nos la vamos a llevar igual, y afrontarlos es la mejor manera de saber llevarlos. Confía en ti, piensa que puedes con lo que se te ponga por delante, que después la satisfacción será el doble. De nada sirve hundirse, de nada sirve quejarse si no intentas levantarte.