#Capítulo 2

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- Venga, Rose - me urgió Albus.

No iba a sentarme con Scorpius Malfoy. En parte por mi rencor hacia él, que era cazador en el equipo de Slytherin, y me había metido al menos cincuenta puntos el año pasado; y en parte por las historias que me había contado mi familia sobre la de él. Según ellos, todos fueron mortífagos, que ayudaron a Voldemort hace veinticinco años. Que el Señor Tenebroso usó la varita de  Lucius Malfoy una vez. Que fue Draco Malfoy quien intentó quemarlos vivos mientras buscaban la diadema de Ravenclaw. Que su tía, Bellatrix Lestrange, fue la que asesinó a la madre de Teddy, Nymphadora Tonks. Pero, también me habían contado algunas cosas buenas, escasas, pero buenas. Por ejemplo, que el señor Malfoy, el padre de Scorpius, había ocultado la identidad de mi tío Harry cuando su familia quiso entregarlo a Voldemort; que la abuela del mismo, le había confirmado al Señor Tenebroso que Harry Potter estaba muerto.

De todas formas, había demasiadas personas que habían muerto por su culpa: Sirius Black, el padrino de mi tío, y uno de los principales miembros de la Orden del Fénix; Nymphadora Tonks y Remus Lupin, asesinados antes de conocer a su hijo; Fred Weasley, el tío al que nunca conocí; Dobby, un elfo doméstico, que por lo que contaban era más que un héroe. Y por último, Albus Dumbledore, según mis padres, el mayor mago desde Merlín.

No había conocido a ninguno, pero cada vez que hablaban de ellos, a mi familia se le oscurecían los ojos.

Yo me crucé de brazos y negué con la cabeza.

- No podemos estar todo el trayecto de pie - razonó él -. Son demasiadas horas.

- Bueno, pues yo no pienso sentarme con un Slytherin, y menos con un Malfoy - me quejé-. Me niego.

Albus bufó.

- La directora McGonagall dice que debemos llevarnos bien entre Casas.

- ¿Y por eso encerró a todos los Slytherin en la batalla de Hogwarts? - dije con sarcasmo -. Oh, vamos, Al. Ellos querían entregar a tu padre, ya sabes, por lo de el Elegido y todo eso.

- Eso pasó hace mucho tiempo - replicó él, que parecía tener la misión de extender la paz y el amor por todo el mundo -. Scorpius Malfoy no debería pagar por lo que ha hecho su familia.

- Pero, Albus - salté -. El abuelo Arthur dice que los Malfoy no son buena compañía, que Lucius Malfoy intentó que le despidieran del Ministerio.

- Repito, eso pasó hace muchísimo tiempo. ¿Sabes qué? Me sentaré con él y tú te quedarás aquí, sola y marginada del mundo. A los Scamander les darás pena, y vendrán a hablarte de los tortosoplos.

Cerré los ojos, suspirando. Lorcan, que ha diferencia de Lyssander, que estaba en Ravenclaw, era un miembro de Gryffindor, y el año pasado, mientras estudiaba, se sentó a mi lado y empezó a hablar de no sé qué bichos diminutos que te embotan los oídos.

Al final, acabé accediendo a sentarme. Aunque dejé que Albus fuera delante, porque él era mucho más sociable que yo. Él, puso su perfecta sonrisa, la misma que ponía cuando le pedía algo al abuelo Arthur. Abrió lentamente la puerta, pero Malfoy ni siquiera se molestó en levantar la vista del libro.

— Hola — saludó Albus —. ¿Está ocupado? — preguntó señalando los asientos libres, que eran básicamente todos. Malfoy dio una cabezada que interpretamos como un sí —. ¿Te importa que nos sentemos?— Se encogió de hombros —. Gracias.

Me arrastró hacia el interior del compartimento. Me senté, lo más lejos de Malfoy que pude.

— Eres Scorpius Malfoy, ¿cierto? — dijo Albus educadamente —. Es un placer. Yo soy Albus Potter, y ella es Rose Weasley.

Te Odio, Scorpius Malfoy #Wattys16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora