Capítulo 19

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Irene no deja de sonreír. Lo que le está pasando es algo que jamás imaginó que pudiera llegar a ocurrir. Es una sensación extraña, pero sin duda la más bonita que ha sentido nunca.

Los chicos se han vuelto a sentar en la mesa, y mientras Pablo terminaba sus pechugas empanadas, Irene le ha dado al botón de play del proyector y las imágenes de ellos dos se han ido sucediendo. Durante los siguientes diez minutos, la pareja ha repetido la reproducción más de seis veces, con algún beso de por medio. Y lo mejor es que no se cansan del final. Cada vez que la chica escucha la confesión de su amigo se le ponen los pelos de punta. No se puede creer que esté pasando de verdad.

– ¿Puedo considerar entonces que mi trabajo ha terminado?

Alicia sale de su escondite sobresaltando a sus amigos que la miran perplejos. La pequeña se acerca a ellos, despacio, con una gran sonrisa en la cara, y les abraza.

– ¿Has estado ahí todo el tiempo? –pregunta el chico desconcertado.

Ali asiente sonriente.

–Tenía que asegurarme de que todo iba bien. Es que de verdad, vosotros dos podíais salir por cualquier lado.

Los tres ríen. Están felices. Ninguno de ellos se termina de creer lo que está pasando.

–Irene... –empieza con voz melosa. – ¿Aún me quieres matar?

La chica sonríe. Gracias a esa morena es ahora la mejor noche de su vida. Nunca se lo va a agradecer lo suficiente. La quiere muchísimo.

–Anda, ven aquí idiota –dice mientras le da un abrazo.

Los chicos recogen la mesa y hacen varios viajes a casa de Alicia a devolver la vajilla, la mesa y las sillas, y a limpiar un poco. Mientras Pablo e Irene friegan los cacharros, Ali sube a su cuarto y baja con dos discos en la mano. Se los entrega a sus amigos y éstos lo miran curiosos hasta que la pequeña les explica que es el DVD que han visto durante la cena. Quiere que tengan un recuerdo especial del día que empezaron a salir.

– ¿Cómo que a salir?

–Hombre, Irene. Digo yo que después del morreo del parque sois más que amigos.

La chica mira a Pablo en silencio. Quiere oír una respuesta que no llega.

– ¡Pablo! –le saca de sus pensamientos.

– ¿Qué?

– ¿Cómo que qué? ¿No has oído a Ali?

–Sí, pero no sé qué responder.

Irene se vuelve a quedar callada. Eso no era lo que esperaba escuchar, ni mucho menos. Baja la cabeza, deja el DVD encima de la mesa y sigue fregando.

– ¡Que era broma, tonta! ¿De verdad crees que te voy a dejar escapar?

La chica pega un gritito y sale corriendo en la dirección de su amigo, salta sobre él y le besa.

–Te quiero, novia –susurra Pablo.

***

– ¡Enhorabuena! –grita Jaime. – ¡Yo sabía que ibais a volver! ¡Es que lo supe desde el primer momento!

Dani le mira y pone una mueca.

–Vale, está bien. No tenía ni idea. ¡Pero lo que sí sabía es que Alba no era trigo limpio! Si es que cada vez que me contabas la historia me olía raro.

Dani y Sara han ido a cenar a la piscina, y ya de paso, han aprovechado y le han dado la buena noticia al encargado. Jaime está eufórico, y es que, cuando la chica se marchó del pueblo, él fue el único apoyo de Dani. Su novio le contó la historia una y otra vez y juntos intentaron averiguar el motivo por el que Sara se fue. Todos erróneos.

Dos amores de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora