Regalo.

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"Lo compramos para ti Lou, deberías estar agradecido, ¡nos llevó meses ahorrar para comprarlo!"

"Felìcitè, el hecho de que no tenga pareja no debería ser un drama familiar, ¿sabes? Y menos-"

"Sólo tómalo y disfrútalo. No podemos devolverlo, está en el contrato."

"No me ha visto, claro que lo pueden devolver."

Harry suspira, triste. Su amo no le quiere, ni siquiera le ha visto pero a Harry realmente le agrada su voz y su aroma. Harry es un gato, acaba de cumplir catorce y lo acaban de comprar. Los gatos son individuos fabricados en laboratorios, humanos modificados con características felinas y una única función: ser amados por sus amos. Los gatos tienen orejas y colmillos apenas alargados que les identifican, no pueden ver a los humanos hasta que son comprados ya que se enamoran del primer ser humano que ven y cuando lo hacen, deben ser tomados por esa persona o en espacio de semanas mueren.

Harry nunca pensó que fuera algo malo ser un gato, pero escuchando a su amo ahora se lo cuestiona.

"Louis-"

"Es un individuo, pero apuesto a que se cree un producto y ni siquiera tiene intereses personales. No lo quiero, y punto final."

"¡Louis! No seas así con él pobrecillo-"

"Le compraste porque quieres ayudarme con mi vida sexual, ¿crees que estando con un gato macho voy a desencantarme de los hombres?" Harry tiembla, quiere irse.

"Haz lo que quieras. No tendremos el dinero de vuelta, y no te ha visto pero realmente pienso que deberías quedártelo. Nos dijeron que Harry es muy amable y tierno, al menos deberías hablar con él."

"Charlotte..."

"Quédatelo por un día, si no te ve no le hará daño."

"Como sea." Harry suspira aliviado, la voz de su amo se oye resignada y cansada, Harry quiere frotar su rostro contra su cuello para calmarlo y distraerlo, Harry le quiere como su amo lo más pronto posible.

"Ok, nos vamos ya entonces. ¡Felices 25 bro! Suerte, que se diviertan." Harry escucha pasos y una puerta cerrarse, luego espera.

"Bien, no quiero que me veas, así que te mantendré con los ojos vendados. Mi nombre es Louis Tomlinson, ¿cómo te llamas?"

"Harry."

"¿Cuántos años tienes?"

"Catorce, señor." Louis niega con la cabeza pero Harry no puede verle.

"¿Tienes hambre? ¿Frío? ¿Ganas de ir al baño?" Harry niega con la cabeza, bajando las orejas y escondiéndolas entre sus rulos. "¿Cuánto hace que estabas a la venta?" Harry se estremece, no le gusta demasiado hablar de eso.


"Cuatro años señor." Los gatos son comprados antes de cumplir los doce, cuanto más jóvenes parezcan, más atractivos son ya que pueden satisfacer toda clase de deseos perversos legalmente.

"Supongo que no fue divertido ver a los demás irse y tu no." Louis se ha sentado frente a Harry, el gato siente su aroma muy cerca y su voz a metros de su cuerpo. Harry quiere quitarse la venda y verle, le encanta la voz de este hombre y la forma en la que huele, sin darse cuenta se acerca hasta él y ronronea apoyándose en su pecho.

Louis se ha quedado congelado debajo del chico, ni siquiera lo vio venir cuando ya estaba sentado encima suyo y frotándose contra él.

"No, no serás mi gato lo siento, realmente no me atraen..." Harry se separa con rapidez y choca contra lo que parece ser una mesa, chillando de dolor y haciéndose una pequeña bola en el piso, llorando. "Tranquilo, tranquilo, no llores, ven, déjame ver ese golpe."

Lindo gatito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora