Hombre Lobo 2

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Guillermo se despertó más tarde de lo normal. Había pasado toda la noche despierto y gastó todo su día durmiendo. Hizo sus quehaceres y se dispuso a desaparecer de su casa. No era su día ni su semana, y no quería seguir peleando con su compañero de piso.

Caminó hacia el bosque, a donde se sentía cómodo y familiarizado. Siempre que estaba estresado o tenía algún ataque de ira, aparecía allí. Ese era su lugar. No se sentía cómodo al estar rodeado de gente; necesitaba alejarse para poder por fin respirar sin que se ahogue con las personas de su alrededor.

Esa noche hacía luna llena. Eso lo estremecía. Si hay algún recuerdo fresco que Guillermo tiene desde chico, es que al ver la luna, llena y hecha un círculo perfecto, sentía un cosquilleo recorrer todo su cuerpo. Y él disfrutaba de esa sensación. Recordaba salir en medio de la noche, cuando su padre y su difunta madre aún dormían, y sentarse en el balcón haciendo en menor ruido posible, mientras observaba aquel cuerpo celeste que lo fascinaba desde pequeño.

Sin darse cuenta y hundido en sus pensamientos, se adentró demasiado al bosque de las afueras de la ciudad.
Misteriosamente allí se encontraba una plaza en perfecto estado, con algunas casas viejas al rededor, y canteros con plantas que florecían de noche, casi como él. Sintió algo de temor al estar allí. Sabía que no estaba solo del todo, estaba tenso, pero aún así no le importaba lo que podría llegar a pasarle. Sólo quería relajarse por un rato y volver.

Se sentó en un banco de aquella plaza y miró hacia la nada, mientras pensaba básicamente en todo. De esta forma logró relajarse, aunque no le duraría mucho.

-No deberías estar aquí -le susurraron en el oído. Guillermo pegó un grito finito y saltó hacia adelante, girándose en medio segundo y quedando cara a cara con el autor de su semi ataque cardíaco. -¿Qué estás haciendo aquí a estas horas? -le preguntó el mismo muchacho, pero esta vez con un tono un poco enfadado.

-¡Me cago en tus muertos tío! -le dijo, aún sin saber quién era ese tipo. -¿Acaso quieres matarme de un infarto? -preguntó sarcásticamente. El joven no expresaba nada, mientras que Guillermo estaba pálido del susto y en un segundo su cara pasó de mostrarse relajado a exponer nerviosismo y temor. -Vine un rato a tomar aire, nada más -.

-Pues es hora de que te largues de aquí. ¡Tú eres de la ciudad! ¡Con más razón debes irte! -le dijo el muchacho sobresaltado.

-Oye tío, no puedes echarme de un espacio público así como así -respondió Guillermo, que no entendía nada, pero tampoco pensaba irse.

-Lo diré una vez más -advirtió.

-¡Que no me voy a ir joder! -respondió cabreado.

-Entonces tendré que... -se detuvo en medio de la advertencia. Tomó aire de forma exagerada y maldijo hacia la nada -Me cago en todo, sígueme -le susurró.

-Chaval, ¿Qué te has estado fumando? -dijo Guillermo preocupado.

-Por favor, confía en mi -suplicó el joven, con una mirada de cachorro completamente irresistible -no tenemos que estar aquí, es peligroso.

-Vale, te sigo pero luego me explicas todo -Guille no estaba del todo convencido, pero tenía miedo. Quería pasar una noche tranquila, y ahora iba a tener una aventura con un desconocido. En el buen sentido. O eso pensaba él...

•♦•♦•♦•

Llegaron a una cueva. Habían varios jovenes y un viejo, todos de tez tostada, sentados al rededor de una fogata.

-Maestro, están aquí -dijo el muchacho que lo había llevado hasta allí.

-¿Tan pronto han llegado? -preguntó el anciano preocupado, aunque ya sabía lo que se aproximaba. -Y éste chaval que traes... Samuel, ¿Qué piensas hacer con él? -Guillermo enrojeció bajando la cabeza, pero ahora conocía el nombre del muchacho -Sabes que no puede venir un simple mortal con nosotros... Al menos que estés pensando en... -Guille se estremeció. ¿Simple mortal? ¿Acaso eran aliens o algo? Parecían humanos normales, exageradamente violables, pero normales dentro de todo. Y... ¿Pensando en qué? ¿Qué podrían hacerle? El nerviosismo hizo que Guillermo comenzara a jugar con sus dedos mientras se mordía los labios. No quería estar ahí. Tenía miedo y lo admitía.

One Shot Wigetta || Hombre Lobo 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora