Lissel se encontraba en medio de un dilema interno, una batalla interminable entre su corazón y su razón, el sensible corazón tenia inmensas ganas de apoyar al que un día fue su amigo, pero la razón le gritaba.
- Fuiste tú quien causo ese dolor, ¿cómo puedes pretender ir y colocar una vendita a la herida que tú mismo causaste?. .-El corazón le contradecía a la sabe lo todo.
- La amistad significa no abandonar en momentos difíciles. -ha lo que la razón respondió.
-La amistad también consiste en no dañar a quien se considera un amigo, es hacer las cosas más sencillas para el que amas. El no mejorará si continúas cerca, si al estar presente conserva esperanzas, pero si te alejas, un día todo pasará y se dará la oportunidad de conocer a alguien más. -El corazón no sabía que contestar, se quedó estupefacto, en silencio, mientras la razón le mostraba millones de razones por la cuales debía mantener distancia.
-¿No puedo ni siquiera acercarme un momento y platicar? -Preguntó inseguro el corazón.
-¿Y qué le dirás?. -Pregunta la razón molesta al darse cuenta que el terco corazón no había entendido la gravedad del asunto.
-No lo sé razón, dímelo tú, aquí el que piensas eres tú, no yo, yo solo siento. -Responde el pobre corazón arrugado.
La razón comienza a buscar las palabras adecuadas para hacerle entender al pequeño puño humano que si se acerca no ayudará en nada, a lo que dice.
-Corazón, no estoy en tu contra, te entiendo, pero fuera más sencillo si no se tratara de ti, la única forma de que pudieras acercarte y darle tu compañía, es que estés dispuesto a corresponder su amor, esa es la única forma que existe para que cese su dolor si te mantienes cerca. Ese chico esta enamorado de Lissel y tú lo amas como a un amigo, pero no como el quiere -la razón ve como el corazón se encoge y una lagrima amenaza con escapar, sabía que no podía hacer eso, porque la forma en que amaba era muy distinto a como aquel joven añoraba.
El corazón después de largos minutos, levanto la mirada y lleno de impotencia le grito torpemente a la razón...
-En ocasiones lo miro y no sé si acercarme o quedarme allí... a la distancia.
Tantos recuerdos se van proyectando y los veo a través de ti, que me parece insólito que el tiempo los haya convertido en eso, recuerdos.Tantas veces prometimos estar el uno para el otro que ahora me molesta que nos tratemos como extraños.
Escucho su nombre en conversaciones ajenas y me siento ahogado al notar que Lissel no puede pronunciarlo también, sin que yo sienta una indeseable ausencia.
Cuando cruza palabras vacías con Lissel por educación, percibo en sus ojos, escucho en su voz un dolor disimulado que quisiera ignorar, pero es tan evidente que no lo puede ocultar y yo solo deseo arreglarlo.Quisiera cumplir mi palabra de amistad y acercarme una vez más, quisiera que no se tratara de mí, quisiera no ser yo para que Jiseel pueda abrazarle sin limitación, sin miedo a aumentar el dolor.
Quisiera que no se tratara de mí, para que le invite a dar un paseo y le brinde sus oídos, apoyarle y decirle que no está solo, mientras comen un helado, no tiene que ser oreo si no quiere.
Quisiera que no se tratara de mí, para que hablemos mal de la mujer que no tiene la capacidad de amarle y valorarle del modo que desea, que el merece.
Quisiera que no se tratara de mí, para que Lissel continuara siendo su amiga incondicional y que camine por las calles divirtiéndose porque los dos son payasos, sin más discusiones, ni palabras que lastimen.
De verdad quisiera que no se tratara de mí, para poder estar a su lado... acompañándole!
Pero después de tanto meditar, me doy cuenta que no necesita mi amistad, no sería capaz de cambiar las cosas, necesita a Dios y él está a su lado, eso me llena de tranquilidad porque solo el sacia su vida de amor y felicidad.Yo no puedo pretender aliviar su dolor porque yo no soy Dios, ni puedo hacerle feliz porque repito... No soy Dios!
Así que está bien razón, tu ganas, me quedaré en silencio, a la distancia, pretendiendo no existir hasta que un día lo vea de la mano con la mujer que desde un principio estuvo diseñada para él.
La Razón se sorprende por las palabras del corazón, había visto su determinación y resignación, a lo que le dice.
-Es lo mejor corazón, un día él te lo agradecerá, confía en Dios, aunque no soy quien para hablar de Dios porque siempre busco la lógica para no creer en él, pero tú me has enseñado que Dios se siente, se acepta, se ama, no es cuestión de lógica. Y yo siempre he buscado el modo de que me hagas caso en cosas como estas la que acabamos de discutir, por eso lo dos debemos actuar juntos, por el bien de Lissel y de las personas que ella ama, confiemos en Dios, él sabe cómo hace sus cosas...
Una vez que acabo la conversación que parecía interminable entre el corazón y la razón de Lissel, esta se dio media vuelta y continuó su camino, no se había dado cuenta que estaba a solo unos pasos de lejanía de aquel joven al que amaba y apreciaba de una forma tan genuina e inmensa que no se atrevería a jugar con sus sentimientos solo por aliviar un dolor que aumentaría si se acerca. Este la miro de reojos y simuló que no la había visto, mientras ella desaparecía en la lejanía, cumpliendo lo que su corazón había dicho, "pretenderé no existir"...