1. El chico de la parada de bus.

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No puedo escapar.
Estoy en un bosque lleno de hongos y flores de todas formas, colores y olores. Los arboles son azules y alrededor de ellos bailan las mariposas; Resplandecen dejando un polvo blanco y brillante a medida que van rodeando el árbol. Todo esto sería espectacular, si no me estuvieran siguiendo. No se si es un hombre o una mujer, su cuerpo y rostro están cubiertos por una larga toga negra. Estoy llegando al final de un abismo, no tengo escapatoria, tengo que parar...

¿Q-quién eres? No me sigas.Estaba realmente asustada,  no estoy preparada para esta clase de cosas y creo que nadie lo estaría.

Me dejé caer en el suelo, acurruqué mis rodillas en mi pecho y decidí no seguir viendo a aquella entidad que me seguía. Las lágrimas bajaban por mi rostro, no sabía que hacer.
Pasaron 2 minutos.
No había pasado nada.
Levanté mi cabeza esperando encontrarme con la persona que me seguía, pero no  encontré nada, ya no estaba esa persona (Si es que de verdad era un humano) que me seguía. Me levanté dispuesta a correr de regreso pero un chico apareció delante de mi impidiendome hacerlo. Tenía una grandes alas, vestía de negro y su piel como su pelo eran de un blanco bastante pálido y sus ojos, nos los podía ver bien, era demasiado alto y yo demasiado pequeña como para distinguirlos.
Aun delante mio, con una leve sonrisa me extendió su mano.

¿Estas bien?
S-si, gracias. —Tomé su mano, y luego baje la mirada. El se puso a mi altura y cuando por fin podría ver los ojos de el joven "Ángel" todo se tornó borroso... Y luego desperté.

Abrí los ojos y solté un largo suspiro, me había dormido leyendo un libro, me pare y noté que estaba al rededor de las 5:30 pm por lo que tenia que volver a casa.

Ya en la estación del bus —El parque en el que estaba no queda cerca a mi casa.— me senté en el paradero a esperarlo, y un chico lo hizo después de mi. Solo podía ver su perfil, pero por lo poco que pude ver de el, se veía de mi misma edad, o un año mayor.
Notó que lo estaba observando y se volteó. Tenía unos hermosos ojos color azul aguamarina, una tez pálida, unos carnosos labios suaves y rosados, su pelo y sus cejas eran simplemente perfectos.
Luego de unos segundos mirándonos fijamente, me volteé rápidamente notando como el calor subía a mis mejillas y se formó un silencio incómodo.

Cuando el bus llegó no espere mas y me subí al bus lo mas rápido posible, aun avergonzada de aquel momento unos minutos atrás.
El bus estaba vacío, a excepción de una señora que se encontraba dormida con un viejo carrito en la parte trasera del bus.
Me senté en el centro, ya un poco mas tranquila de que no volvería ver al chico, pero como la suerte no va de mi lado, vi al chico subir los escalones y dirigirse lentamente, se detuvo un momento, sonrió con picardía y se sentó a mi lado. Me puse rígida y apreté la mochila que estaba posada sobre mis muslos, y estuve rezando para que el chico se bajara antes que yo y no tuviera que pedirle permiso para salir.

No nos dirigimos la palabra en todo el camino.
Cuando llegue a mi parada, el no se había bajado —Y por un momento consideré esperar a que el se bajara y una parada después hacerlo yo, pero seria algo tonto.— entonces agarre el morral aun mas fuerte y me cargué de valor para hablarle.

—Disculpa, esta es mi parada ¿Me daría permiso por favor?
El no dijo nada, pero volvió a reflejar la misma sonrisa picara que hizo cuando se sentó a mi lado, se paro y me dejó pasar.

Baje de el bus y me quede viéndolo hasta que se fue, me colgué la maleta  en el hombro y me di un Facepalm.
¿Por qué me tienen que pasar estas cosas a mi?
Di media vuelta y camine lento hacia la casa, subí a mi habitación, me puse la pijama y me acosté en el cama. Luego de eso, solo caí en un profundo sueño.

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⏰ Última actualización: Apr 16, 2016 ⏰

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