Haruo's P.O.V
Por fin habíamos llegado. ¡Sanos y salvos como bonus! En cuanto pisamos tierra me incliné sosteniéndome en mis rodillas, recuperando el aliento e intentando hacer lo mismo con mi alma que se fue en un suspiro, harta de vivir tantas emociones extremas.
Pero al fin llegamos: Una casa de dos pisos, enorme en altura y anchura, con todas sus ventanas siendo iluminadas, que vibraba por la frecuencia en la que las bocinas dentro de la casa sonaban, y con miles de chicos que entraban y volvían a ingresar al interior. De la segunda planta, un gigantesco colchón fue arrojado por una de las ventanas de la terraza, y seguido, una parvada de patos que cayeron encima.
—¡Imbécil! ¡Los patos!; ¡no podré recuperar el depósito por ellos! —gritó con fuerzas una chica.
Qué nervios. Ay, no. Voy a regresar a La Academia. Yo no puedo con tanta presión.
Me devolví hacia el carro, intentando huir. Aunque, también me podría quedar en el interior, con las puertas aseguradas hasta que Nathan quisiera llevarme de regreso. Pero él impidió que realizara mi bien ejecutado plan sonriéndome y sujetando mi mano.
—No vas a ninguna parte. —Se burló.
Me puse colorado. Adivinó lo que intentaba hacer.
Me muero de nerviosismo, y Chris lo único que puede hacer es tratar de contener su emoción, fallidamente. Está muy emocionado por esto.
Sí que somos opuestos.
—Hay que entrar —dijo eufórico.
—Lo único en lo que tienes razón, duende. —asintió y tomó mi mano fuertemente, arrastrándome.
—Vamos, Haruo —rio Blake —. Será divertido.
¡Me quiero ir a la habitación, estoy demasiado nervioso! ¡La ropa que traigo puesta da vergüenza!
Aún con todos mis intentos de aferrarme con los pies al suelo, terminamos entrando a esa mansión. Los pasillos parecían ser interminables y estaban decorados con una enorme, pulcra y afelpada alfombra blanca, que probablemente después de la fiesta cambiaría de color. Las paredes eran color crema, llenas de cuadros y fotografías. Del techo pendían una serie de lámparas que iluminaban todo el lugar unas tras otra. Los muebles eran hermosos, aunque ya estaban llenos de personas dándose besos y acariciándose.
—Nosotros deberíamos estar ahí —murmuró Nathan en mi oído, señalando el sillón atestado de parejas excesivamente cariñosas.
Me giré hacia él, rojo hasta de los pies y sin palabras para replicar, ni fuerzas para que, con gran pena, exclamar mi habitual <<"¡N-Nathan!">> . Únicamente cubrí mi rostro.
Nos adentramos más: me van a explotar los tímpanos. La música es buena, pero está demasiado alta como para que los oídos humanos la puedan escuchar. Sólo digo...
Llegamos a la sala principal. Despejada de muebles, sólo una gran pista de baile para los ojos de los cientos de chicos que hay aquí haciendo movimientos raros y barriéndose en el piso, pero al parecer a todos les gustaba, pues gritaban y aplaudían. Se veía divertido, pero es vergonzoso nada más llegar y comenzar a bailar.
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Amor Primaveral (Yaoi) (Editando la redacción)
RomanceHaruo es un estudiante ganador de una beca en América, por lo que es transferido a la escuela Fiore casi a finales de año, en primavera. Junto con su llegada al país aparecen nuevos amores, rivales y situaciones comprometedoras que pondrán a prueba...