I'm not the only one || Charles Aránguiz

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Junio del 2014

Mi padre me obligó a acompañarlo a su trabajo, en verdad fue un chantaje porque yo quería irme sola con mis amigas a Brasil para el mundial, pero como aún era menor de edad, necesitaba su permiso y él me dijo que si hacía todo lo que él decía, él me daría permiso e incluso me pagaría el pasaje y se haría cargo de todos los gastos.

Y bueno mi padre es dirigente en la Asociación Nacional de Fútbol Profesional, así que ahora estaba aquí en su oficina en Quilín haciendo un papeleo, me tenía casi como su secretaria... Aburrido... ¿Ustedes piensan que como mi papá trabaja en la ANFP me lleva a conocer a los jugadores de la selección chilena? Negativo, ni siquiera conozco al aguatero de la selección, así de penosa es mi vida. Y amo el fútbol, le he rogado mil veces que me lleve a conocer a la selección, pero el viejo pesado se niega, es lo peor de la vida estar tan cerca y a la vez tan lejos de mis amores...

Es que les juro que he amado a Alexis Sánchez desde que tengo uso de la razón, y he estado tan malditamente cerca de conocerlo, pero mi padre es un malvado que no me deja, es que dice que todos son muy flaites y muy mujeriegos, pero eso no me importa yo solo quiero conocer a Alexis, o sea tampoco es que como que él me vaya a pescar alguna vez, ninguno de ellos me va pescar en realidad, o sea tengo diecisiete años, pero parezco como de diez, bueno nunca tanto, pero soy una pitufa, entonces no aparento mi edad. Y aparte soy plana, no tengo nada de bubis y ellos andan con las medias minas, altas y curvilíneas y yo soy todo lo opuesto... Es imposible que alguno se fije en mí y menos mi amor Alexis...

—María Josefina ¿terminaste de organizar mis papeles—preguntó mi padre. Arg, me tenía como esclava, pero todo por ir al mundial y conocer a mi otro amor, Neymar.

—Papá te he dicho mil veces que es solo Jose—le dije, odiaba mi nombre, era tan burocrático, tan formal.

—En tu certificado de nacimiento dice María Josefina y es así como te diré—ah maldito, siempre lo mismo con él—ahora mis papeles—le entregué una carpeta foliada llena de papeles que no sé qué chucha eran. Él los empezó a revisar—¿no viste el papel de los gastos de Juan Pinto Durán?—me preguntó, negué con la cabeza, ni siquiera sabía cuál era ese puto papel.—bien, es el único que falta, tendré que ir a Juan Pinto Durán a buscarlo—me senté en la silla de su escritorio suspirando, siempre lo mismo, él va y yo me quedo —¿y tú no quieres venir conmigo?

—¿Me estás invitando de verdad? —le pregunté ilusionada.

—Sí, vamos a buscar el papel y luego te llevo a almorzar—estaba a punto de ponerme a bailar, oh sí iré a Juan Pinto Durán—pero no te ilusiones tanto, te quedarás en el auto esperándome—maldito roedor.

Odio a mi padre no sé por qué no me deja conocer a los jugadores, o sea ¿qué onda? Bueno lo que pasa es que mi padre es malditamente snob, me carga, yo no soy así, o sea da lo mismo si alguien es pobre o rico, finalmente todos morimos y terminamos en lo mismo, convertidos en carbono-14.

Cuando cruzamos el portón de Juan Pinto Durán no podía más de la emoción, aunque no sé por qué tanto si solo iba a conocer los estacionamientos. Puta vida.

—María Josefina, yo voy y vuelvo, solo voy donde el administrador de Juan Pinto Durán a buscar los papeles—dijo mi padre, a lo que asentí—no te muevas del auto y si alguien se te acerca no le hables—dijo apuntándome con su dedo de manera amenazadora

—Papá—dije regañándolo—no seas ridículo, ya no soy una niña chica. Puedo cuidarme bien solita.

—Aún eres mi niña pequeña—dijo, bufé, esto era lo que me ganaba por ser la hija menor, todas mis hermanas y dos de mis hermanos ya estaban casados y tenían hijos incluso, yo era la bebé de la familia o más bien de mi padre...