Guerra De Bromas (Sans Y Tú) ♠TERMINADA.♣

Capítulo 3:¡Estúpida vida!

Unas horas después...

Desde que tenía memoria, siempre había sido competitiva, incluso recuerdo cuando empujé a una niña en la guardería sólo por pintar mejor que yo... Le rompí un brazo, por lo tanto estaba confiada en que esto sería pan comido, total, ¿Quién no le gana a un holgazan?

Leía intrigada los títulos de las obras que se encontraban en el librero de Toriel, siendo franca, no conocía ninguno, pero siempre había una primera vez para todo... Sólo que al abrirlos, estaban en otra lengua.

Suspiré perdiendo ligeramente la paciencia, sin embargo al bajar la mirada, en una de las esquinas inferiores, se figuraba un pequeño libro, su título dictaba; ¡Guía de bromas con Chara y Asriel!"

Sonreí de manera tierna ante el título y la Portada, en esta se encontraba una fotografía con dos pequeños, uno parecido a Toriel y un humano, no esperé mucho para abrirlo, la infancia era una bella etapa llena de inocencia y creatividad, cosas que se desvanecían al paso de los años.

Tomé el libro y me senté en un lugar cercano a la chimenea, pues a pesar de no haber tanto frío, el calor nunca dejaba de ser agradable, de reojo contemplé una silueta blanca acercarse a mí con algo en manos, yo cerré el libro, lo coloqué en su lugar y me dispuse a mirar completamente, notando una sonrisa y corazón cálidos que me ofrecían una rebanada de pay.

-Toma linda, debes estar hambrienta.- Declaró y me entregó el pay, el cual se veía tremendamente delicioso y disparaba un aroma más que agradable.
-Gracias.-Respondí con una sonrisa, y sin poder aguantar más, comenzé a devorarlo.-Toriel... ¿Sabes qué broma puedo hacerle a Sans? No soy capaz de pensar en algo convincente.
-Oh, pues siendo sincera, no conozco mucho del tema, no obstante puedes ir a Snowdin, ahí hay una gran biblioteca con buenas ideas.-Respondió sonriendo a la vez que colocaba sus dos brazos al frente de su cuerpo en manera de descanso.
-Agradezco mucho tu ayuda, Toriel, creo que la visitaré ahora mismo.- Determinada y con una sonrisa abrazé a Toriel amorosamente y me dispuse a caminar hacia las ruinas, que si en un principio me parecieron extrañas, no dudaba con que maravillas me encontraría.

(...)

Al llegar a Snowdin el ambiente era totalmente diferente, estaba lleno de alegría y las sonrisas de los monstruos llegaban a ser contagiosas, incluso ayudé a arreglar un árbol de navidad, lo cual fué divertido y placentero.

Al terminar la primera acción, pregunté a un pequeño por la biblioteca, este me miró extrañado, supuse que fué por ser humana, así que continué caminando un rato, hasta que un establecimiento tenía un letrero de "Biblioteca" (Que por cierto, estaba mal escrito).

/Hasta aquí llevo editado./

La biblioteca era enorme...¿como podría encontrar el libro que quería?
Soy muy tímida como para preguntar. Así que tan solo me puse a mirar a las personas.

-Disculpe, ¿tiene algún libro de Undyne?- dijo un pequeño dinosaurio sin brazos y con un brillo en sus ojos.
-Eso creo...- dijo la persona que atendía la biblioteca- Están en el tercer pasillo a la derecha, junto con los libros de bromas.- dijo con una sonrisa.
-¡Gracias!-dijo mientras corría a la dicha dirección.
Allí era donde debía ir, pero cuando íba a empezar a caminar cuando escuché una voz familiar.
-Hey, Hola tn...- dijo Sans haciéndome dar un pequeño susto.
-Ah, Hola Sans-dije haciendo un saludo.
-¿Que haces aquí?-me preguntó con su imborrable sonrisa.
-Busco algo para ganar esta guerra.-dije mirándolo desafiante.
-No creas que me ganarás tan fácil-me dijo mirándome de la misma manera.

Yo NUNCA me había rendido en un concurso de miradas, y esta no sería la excepción.
Ambos comenzamos a mirarnos desafiantes, hasta que pasó algo que ninguno se esperaba...
El niño dinosaurio corrió hacia mí, no podía dejar de mirar a Sans por mi orgullo, pero debido a que ese niño tenía brazos, tropezó y me empujó y fué cuando ahí perdí el equilibrio, Sans no tenía labios, pero aún así choqué con él, pero aún así se interpretaba como un beso...
Me separé de él y millones de emociones invadieron mi cuerpo, curiosidad, odio, etc, pero alguna, no sé porqué me hizo sentir feliz.
Nadie dijo nada, tan solo nos mirábamos sonrojados a más no poder, un tomate no se comparaba a mi cara en ese momento...

-¡¡¡Estúpida vida!!!-fue lo único que se me ocurrió gritar después de salir corriendo de la biblioteca.