El demonio de media noche

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Me desperté en medio del bosque. Era de noche y hacía mucho frío. Seguía estando desnuda y el viento helado chocaba contra mi piel de gallina y mi pelaje, totalmente erizado por el frío. Empezaba a llover y no podía ver nada, pero entonces, una vez más, Ahrielle me salvó.
-Por aquí hay una cueva en la que puedes pasar la noche,  corre.
La seguí a través del bosque, corriendo cuanto podía. Cuando llegamos a la cueva estaba oscura, pero Ahrielle aumentó la intensidad de su luz. No sabía que pudiese hacer eso.
-¿Desde cuando puedes hacer eso?
-No lo se... Es la primera vez que lo hago... Acércate más a mi. Intentaré dar mas calor para que no pases tanto frío.
-Gracias.
-Pero aún así pienso que lo mejor es que consigas algo de ropa. Te ayudará a no destacar tanto y también te mantendrá más cálida en noches frías como esta. Y puede que conseguir una casa o...
-Vamos por partes... Ropa, ¿No? Eso es fácil de conseguir. Solo tengo que ir a alguna tienda y comprar.
-Para eso necesitarías dinero, cosa que no tienes. Además, antes de que llegases a la puerta te arrestarían por escándalo público.
-¿Escándalo público?
-Déjalo... Solo pensemos una manera mejor de conseguir ropa.
-También me muero de hambre... No se cuanto tiempo aguantaré sin comer...
-Para eso ya tengo una solución... Y puede que para la ropa también...
Por el tono que tenía sabía que no me iba a gustar....

Cuando amaneció seguí a Ahrielle hasta cerca de lo que parecía un precipicio. No era demasiado alto pero si tenía una buena caída.
-¿Puedes bajar ahí?
-Vaya pregunta...
¿Puedes?
-Pues claro, ¿Por quien me tomas?- Dije riendo.
-Entonces baja ahí.
-¿Para qué?
-Ya lo verás...
Bajé dando saltos. Primero me dejé caer hasta la rama del árbol más alto que vi y luego salté hacia las rocas que había un poco más abajo. Fui salteando las que estaban muy sueltas, sabía que si ponía un pie en alguna me caería y aún no estaba suficientemente cerca del suelo, y llegué al último salto antes de llegar abajo del todo. Faltaban aún demasiados metros así que usé una roca suelta a modo de trineo y me deslicé por el poco tramo que quedaba. Cuando solo quedaban unos seis o siete metros salté dando una voltereta, ayudándome de mis colas para mantener el equilibrio, y caí al suelo de pie.
-Eso ha sido genial.
-Ventajas de ser una Kumiho.
-Supongo... Bueno, ahora mira en los alrededores, tiene que haber gente por aquí.
-¿Gente? ¿Aquí? ¿Y como hacen para bajar?
-Simplemente se tiran....
-Eso no puede ser, un humano no sobreviviría a esa caída. Hasta a mí me daría problemas caer desde tan alto.
-Eso es precisamente lo que quieren...
Entonces lo entendí. Suicidas. Me había traído a un lugar donde los humanos solían suicidarse.
-¿Me has traído a...?
-Un lugar donde puedes robar ropa a la gente, e incluso su corazón sin que les moleste.
-¿Pretendes que coma carne putrefacta? No soy un zombie...
-¿No puedes?
-Si no hay otra cosa... Aunque no me quitaría el hambre durante mucho tiempo, y puesto que hace nada que me he convertido estoy en mi etapa de desarrollo. Necesito comer más.
-En ese caso coge solo algo de ropa. Supongo que hay otra opción para tu hambre.
No pude evitar emocionarme.
-¿Qué opción?
-Hay gente horrible en el mundo... No todos son así pero los hay. Supongo que si tienes que matar a gente deberías alimentarte de esa.
-Perfecto. ¿Conoces a alguien así?
-Se de alguien así... Pero no se donde está.
-¿Algún dato que me ayude a encontrarle?
-Según las noticias se hacía llamar "El demonio de media noche". Es un asesino en serie que siempre mata a partir de media noche. Si le encontrases harías hasta un favor a la humanidad comiéndote su corazón.
Mejor imposible...
-En ese caso, ¿A qué estamos esperando? Ya tenía ganas de ir de caza.
Mis pupilas cambiaron y se rasgaron aún más. Mis orejas se levantaron en punta y mis colas se erguían apuntando al frente mientras dejaba asomar mis colmillos en una sonrisa de emoción pura.
No había nada mejor que eso...

Tenía una presa y por fin era hora
de cazar.


Touch my heart KumihoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora