Me apoyé en mi motocicleta, mirando a los estudiantes que salían por la entrada de la secundaria. No había asistido ese día porque la noche anterior festejaron que Cody fue aceptado en la universidad con una cena extensa. Mis familiares se sorprendieron de que me quedara hasta el último momento, aunque no haya interactuado mucho con ellos, mi presencia allí se debía a que realmente me agradaba la noticia de que mi primo lo hubiese logrado, además de que me daba la excusa perfecta para ausentarme a la clase de química.
De todas formas, planeamos con Chelle encontrarnos al concluir el horario escolar para pasar la tarde juntos, así que no pude evitar sonreír cuando la vi bajar los escalones, dirigiéndose a mí con una feliz expresión. No me di cuenta que David venía a su lado hasta que llegaron frente a mí.
-Hola, Justin.
Me saludó él con su irritante amabilidad.
-Hola.
Le devolví el gesto.
Traté de sonreírle, pero como no pude, volví la atención a mi chica.
-Hey, preciosa.
No tuve que esforzar mi cariño con ella.
Se abalanzó hacia adelante y cruzó sus brazos detrás de mi nuca.
-¡Te extrañé!
Exclamó y su precipitación me hizo reír.
Interrumpimos nuestro abrazo para despedirnos de David y ella montó la motocicleta por pedido mío. Estaba a punto de imitarla, pero sus palabras me detuvieron.
-No sabía que fumabas...
Comentó, observando el paquete de cigarrillos en la caja trasera del vehículo.
-Solo cuando estoy nervioso o aburrido, no es un vicio. Igual no lo hago cuando estoy contigo, sé lo mucho que lo odias.
Admití.
Su entrecejo se frunció debido a la confusión.
-¿Cómo sabes que lo odio? Jamás hablamos sobre el tema.
Inquirió.
Mi cerebro empezó a trabajar para buscar el momento exacto en el que ella dijo eso, ya que estaba seguro de que así era. Lo encontró, pero no en los recuerdos recientes, si no en nuestra lejana niñez:
"-Odio que la gente fume.
Espetó la pequeña Michelle, observando con reprobación a un hombre que ejercía aquel acto.
-Mi abuelo murió por fumar muchos cigarrillos.
Confesó luego, con tristeza."
-Pude intuirlo.
Fue lo que me limité a responderle a la Michelle actual.
Monté la motocicleta para que no viera mi expresión, la cual delataba los sentimientos florecientes en mi pecho que empezaban a abrumarme y me dispuse a conducir por las calles.
Llegamos al riachuelo de la ciudad. Ella descendió con feliz andar la pendiente hasta llegar a la orilla del agua. La seguí y nos sentamos en el suelo, frente a frente.
-¿Este es tu lugar favorito en el mundo?
Curioseó.
-¿Por qué esa conjetura?
Pregunté interesado.
-Porque es realmente tranquilo, y pareces el tipo de chico que buscaría la paz donde otros no lo harían.
Observó.
La miré, enarcando una ceja.
-¿Crees que te hubiese traído a ti si necesitara paz?
Me burlé.
Hizo una mueca de falsa ofensa, mientras me reía entre dientes.
En ese momento, un gato saltó desde un árbol cercano y aterrizó a nuestro lado. El amarillo de sus ojos estaba cubierto generalmente de negro, ya que sus pupilas se habían extendido. Eso se debía, probablemente, a su satisfacción por haber cazado el pequeño pájaro que sostenía en la boca.
Me dispuse a ignorarlo, pero mi acompañante lo observaba con preocupación.
-Está vivo.
Anunció, señalando la forma en la que el pájaro aun respiraba agitado.
-No lo estará por mucho tiempo.
Sentencié.
Me sorprendí cuando estiró su mano y acarició la negra cabeza del felino.
-Lindo gatito...
Murmuró.
El animal disfrutaba tanto, que liberó a su presa para concentrarse en el placer de aquel gesto. Chelle aprovechó aquello para tomar al nervioso ave entre sus manos. Se incorporó del suelo con rapidez.
-Tenemos que salvarlo.
Determinó.
Pasé la siguiente media hora observando los múltiples intentos de Chelle de hacer volar al consternado pájaro. Estos iban desde revisar sus alas, hasta animarlo con palabras que obviamente él no entendía. En ningún momento de esos treinta minutos dejé de reírme.
Hacía mucho tiempo que no sentía en mi pecho la gloriosa alegría de las carcajadas.
Finalmente, le sacó la tapa a una botella de soda que había en la caja de mi moto y la llenó de agua para posicionarla junto al pajarito en una rama baja.
Volvió a mi lado, satisfecha con su trabajo. Se sentó y el gato, que en ese momento ya estaba dormitando cerca de nosotros, abrió un poco sus ojos para mirarla. Ella se acurrucó junto a mí, mirándome con acusación por mi sonrisa divertida.
No quedamos unos minutos en silencio, observando al pájaro que empezaba a reaccionar. De repente, un ave más grande descendió con una rapidez extrema, enganchó al pequeño plumífero entre sus letales garras y subió de nuevo, agitando sus poderosas alas.
La sorpresa hizo que nos mantuviéramos anonadados unos largos segundos, pero entonces prorrumpí en sonoras carcajadas sin poder evitarlo. Al final, mi chica también comenzó a reír, y terminamos tumbados en el piso.
-Nunca más vuelvo a salvar una vida.
Bromeó.
-Por favor, no lo hagas.
Respondí con gracia.
Decidimos abandonar el lugar para conseguir una merienda en algún bar. Mientras subíamos la pendiente, solamente podía pensar en lo bien que se sentía compartir el tiempo con alguien más. Sobre todo si esa persona despertaba tantos sentimientos resplandecientes dentro de mi corazón.
Apenas los arboles dejaron de obstruir el cielo, la cobertura telefónica volvió a mi celular, haciendo que sonara junto con el de Chelle. Los dos lo revisamos, pero lo que encontré en el mío me dejó sorprendido: varios mensajes de un oficial pidiendo encontrarse conmigo.
Yo ya estaba limpio ¿ahora qué carajo quería la policía de mí?
Love is Possible (Bieber is Back #2)
Tatiana Romina
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Love is Possible -《Bieber is Back 2》
Novela JuvenilJustin Bieber es un adolescente atormentado que anhela su propia destrucción. En la secundaria, se reencuentra con lo único de su horrible pasado que nunca quiso olvidar: Michelle Mileston, su mejor amiga de la infancia. Ambos se involucran en u...