Mi nuevo juguete.

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En un lugar de los rincones de este mundo, se encontraba una joven, que por asares del destino, se perdió en un viejo pueblo en el cual ella fue a visitar. El rumor de ese pueblo fue el que atrajo a la joven. Las casas estaban habitadas, pero nadie salía de ellas. Solo la joven se encontraba caminando entre sus calles.

-sígueme-Escucho una débil voz la joven sin saber de dónde provenía.

-sígueme-

Mirara donde mirara, no encontraba el origen de la voz. Al cruzar una esquina vio la sombra de algo que se alejaba de ella.

-sígueme-Escucho nuevamente, pero ahora sabía de dónde provenía la voz.

La joven recorrió las calles siguiendo una pequeña sombra que nunca lograba alcanzar.

-sígueme-Escucho una última vez la joven antes de perder la sombra de vista.

Más delante en su camino, encontró una sola y solitaria casa. Tan solo con verla una vez sabía que era el lugar que estaba buscando. Sin miedo abrió la puerta. Al entrar encontró un lugar vacío. Solamente una persona y una caja se encontraban en el suelo.

-te estaba esperando- dijo la persona sentada en el suelo con la cara cubierta con una manta.

-¿eres tu quien me llamaba?- pregunto la joven.

-yo no te llame. Tú me buscabas, y alguien te guio hacia mí. Se lo que buscas. Y esta justo aquí- decía aquella persona poniendo la caja frente a ella.

-entonces. . ¿Puedes conceder mis deseos?-

-que se cumplan o no, dependerá enteramente de ti. Toma esta caja y ábrela cuando creas que estés lista. Pero recuerda. Una vez que empieces, no podrás detenerla-

La joven tomo con miedo la caja. Contenía algo pesado. No sabía que contenía, pero sabía que era lo que buscaba. La joven retrocedió hacia la puerta, pero antes de marcharse, aquella persona dijo unas últimas palabras.

-lo que pase a partir de ahora será enteramente por tu causa, si quieres bendiciones, debes jugar con los demonios. No le digas a nadie lo que tienes. No le digas a nadie que existe. No rompas las reglas. Y sobre todo, no la mires a los ojos-

La joven con miedo salió corriendo, sin saber cómo ni cuándo, se encontró en las afueras del pueblo en la parada del autobús de regreso a su ciudad. Al subir al autobús, se sentó lo más cerca de la puerta de enfrente, ya que solo ella y el conductor eran los únicos sobre él. Por alguna razón sentía miedo de quedarse sola.

-es muy raro que la gente tome el autobús en ese pueblo. ¿No eres de ese lugar cierto?- decía el conducto a la asustada joven.

-no, no soy de ese lugar-

-¿entonces fuiste por los rumores cierto?, muy pocas personas se creen esas cosas. Yo paso todos los días frente ese pueblo, y nunca he visto a uno solo de sus habitantes. Dicen que en ese lugar se encuentra una bruja que concede deseos, ¿la encontraste?-

-no. no encontré nada. . –

-ya veo. . . Sabes, hace 1 año otra persona subió a este autobús en esa parada. Se veía asustado y llevaba una caja como la tuya. Y me respondió exactamente lo mismo. . ¿en verdad no encontraste nada?- decía el conductor con palabras más firmes y serias.

-. . . no . . no encontré nada. . –la chica comenzó a asustarse todavía más. Se levantó y se sentó en la parte trasera del autobús.

Al sentarse atrás, sintió un breve alivio y soltó un suspiro. Pero sin poder relajarse un poco más, dentro de la caja algo comenzó a golpetear. Al llegar a su casa, vio que su padre no se encontraba, abrió la puerta de su habitación y la cerro con seguro. Con miedo comenzó a mirar la caja que le habían entregado. Era una caja rectangular de no más de treinta centímetros hecha de madera oscura. a los costados tenia grabaciones en un idioma que no conocía, y sobre la tapa se encontraba grabado el árbol de la vida con una manzana con clavos colgando de una de sus ramas.

Sonrisa de muñecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora