Me miró y me sentí debastada. Miles de momentos cayeron a mis pies, un sentimiento horrible de quedarse sin aliento y sin una palabra mas que decir, me abrazó y se disculpó susurrándome en el oído, pero se que ella no tiene la culpa, se que yo no tengo la culpa, es por mí futuro y debo de aceptarlo porque sin duda quiero lo mejor para mi.
Fuí becada para la universidad de California a miles de kilómetros de mi ciudad natal. Aunque me lo merezco y debo sentirme tan feliz de que una oportunidad como esta haya llegado a mi vida, no quiero dejar a Perrie Edwards. Mi madre sabía que ese era el problema, que lo único que intervenía entre mí futuro y yo era Perrie Edwards: el mejor error que he cometido.
Recogí mi celular y marqué su número. Contestó al segundo tono.
-Thirlwall. -me dijo apenas contestó.
Me decaí. Mis lágrimas cayeron como una inmensa cascada de agua salada. No quiero dejarla la verdad.
-Jade.
Ninguna palabra podía salir de mí. Era un nudo en la garganta.
-Jade. -replicó.
-Me becaron para la universidad de California. -le respondí cuando pude.
Exhaló con fuerza. Supe que la noticia la afecto del todo.
-Mi... mi amor, eso es... es, ¡Increible!
Sabía que ella no estaba bien.
-¿Por qué estás así preciosa? -me preguntó.
Acicalaba mi frente.
-Son seis años.
Me acostumbre a su risa hermosa, a su espléndido cabello rubio, la verdad no quiero alejarme de ella. Duermo con la ansiedad de saber que está haciendo, la asiendad de saber si está pensando y mí. Me siento tan amada que me da miedo. Tengo miedo.
Perrie llegó a la puerta de mi casa a hora y media de haber hablado con ella por vía telefónica. Tenía su cabello recogido y posaban en sus manos en pequeño ramo de rosa rojas.
-Hola. -me dijo.
-Hola. -le respondí.
Fué como si la viera por primera vez. Se veía hermosa.
Abrazó mi cintura y besó mis labios con una delicadeza que nadie mas tiene, una delicadeza que solo Perrie Edwards puede tener.
Saludó a mi madre que estaba al otro lado de la sala. Al vernos se marchó.
Perrie se sentó en el sillón y yo me senté a su lado. Sostuve sus dedos fríos.
-Oye. -colocó ambas manos en los laterales de mi rostro. -Solo quiero tu felicidad ¿Entiendes?, y si irte tan lejos como sea posible para estudiar y verte como realmente quieres es tu felicidad. Lo aceptaré.
Ya una lágrima recorría mi mejilla nuevamente. Aún no me acostumbro a su hermoso trato cordial.
-Ahora hazme un pequeño favor. -siguió diciendo.
Asentí.
-Sonríeme. Solo quiero que sonrías.
Reí sin separar mis labios.
-Una sonrisa de verdad.
La verdad fué que no sonreí, solo apegué mis labios a los suyos y sentí como saboreaba el tanto amor que alguien podía darme, es demasiado cursi pero no puedo explicar con otras palabras lo tanto que puedo llegar a amarla. Me siento afortunada de tenerla a mi lado.
Perrie se quedó en mi casa para una cena que había preparado mi madre para esa noche. Ensalada césar acompañada de un trozo de pollo que preparó al horno. Sirvió vino rojo y di un sorbo.
Hablabamos de la comida japonesa y la salsa agridulce. No eran los temas de conversación que Perrie y yo teníamos muy a menudo, pero quizás era el hecho de que estaba mí mamá ahí y se hacía un tanto incómodo hablar de amor.
La observaba, y su mirada no se apartaba de mí, es como sentirse acosada, pero acosada por la mujer que amas. Algo confuso, pero me encanta esa sensación. La sensación de sentirte amada.Esa noche, Perrie subió conmigo hasta mí habitación, se sentó en una esquina de mi cama y se estiró de extremo a extremo. Suspiro.
-¿Cómo viviré si no estás a mi lado Jade Thirlwall? -dijo. -¿Cómo voy a respirar si no exhalaré tu aroma?
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Hello || Jerrie Thirlwards
Fiksi PenggemarJade Thirlwall es destinada a vivir lejos de sus amigos, lejos de su hogar... lejos de su novia: Perrie Edwards, una joven que le ha demostrado hasta el mas mínimo aprecio. Las chicas deciden hacer una lista de cosas por hacer antes de que Jade se m...