Capítulo III

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El vacío de mi corazón es enorme, estoy destruida por dentro y por fuera. Ya no tengo fuerzas para seguir, no quiero seguir.

Quiero que todo acabe, quiero terminar con todo.

Recibía llamadas de todos mis amigos, pero simplemente no las contestaba.

Mañana ya era lunes y tenía que ir al colegio, ya que no voy hace una semana. Por el simple echo de que no tengo ánimos de nada.
No entreno desde lo que pasó con mi abuela, eso me hace acordar a ella y no me hace bien.
Les cedí mi puesto a Summer, ya había tomado la decisión; no iba a volver.

(...)

Joder. Puta alarma, quisiera seguir durmiendo.

Obviamente sin ganas me levanto y me voy a duchar con agua helada.

Estos días vienen siendo un infierno, no como, no duermo, nada. Sólo me acuesto en mi cama a llorar.

Sé que dejé tirados a los chicos, pero es que no puedo con mi vida.

¿Alguna vez sintieron que tocaron fondo? Bueno eso siento yo en estos momentos, hasta pensé en suicidarme, pero eso es de cobardes y yo no soy una persona cobarde.

Quiero seguir adelante como mi abuela hubiera querido, pero no puedo, por más que intente. Estoy intentando, como ella me enseñó que nunca hay que rendirse en la vida, hay que seguir intentando, nunca a bajar los brazos.

Abuela, te juro que no te voy a defraudar, voy a continuar. Voy a volver al grupo, vamos a ganar, vamos a cumplir con nuestra misión y la victoria te la voy a dedicar a vos.

A partir de este mismo instante voy a ser otra Ashley Brooks, si antes era seria y antisocial, ahora voy a ser el triple, pero sin sentimientos. Cada vez que me apego a alguien, se terminan yendo.

(...)

Colegio. Puto y odioso colegio.

Eso de vivir en un barrio chismoso no me gusta, ya se había corrido la bola de lo que me había pasado, y ahora están todos mirándome con caras tristes.

Oh váyanse a la mierda, ustedes no lo sienten.

- ¡ASHLEY BROOKS!. - Mierda, mierda y más mierda. Sophie se estaba acercando no muy contenta... Ella tenía un carácter muy parecido al mio, pero yo era peor.

- Sophie, no estoy de humor para que me regañes. Si lo se soy una estúpida, no tendría que haber dejado el grupo ni tampoco haberme alejado de todo... Pero lo necesitaba, ahora como verás ya estoy mucho mejor y voy a volver, ¿feliz?. - La conozco como la palma de mi mano, lo que acabo de decir yo es lo que me iba a decir ella, ¿y como lo se? Porque me está mirando con la boca abierta.

-Me has sacado las palabras de la boca, pero en lo que te equivocas amiga mía es que no estás bien. Venga, es muy imposible que después de una semana estés bien.

- Joder Sophie, estoy bien, ahora déjame tranquila, ¿si?. Lo último que quiero es pelear con vos.

Ella no hizo más que asentir e irse. Lo sé, soy una idiota, pero así soy yo, si no te gusta la puerta está abierta.

- Dios, Ashley... ¿Viste al nuevo?. - Uno está que se muere por dentro, con miles de problemas en la cabeza, pero luego llega Summer preguntándote por algo muy estúpido. Algunas veces tengo ganas de matarla, pero la amo demasiado como para hacerlo.

- ¿En serio Summer? Mi abuela murió hace una semana, ¿y vos lo único que haces es preguntarme si vi a un simple chico?. - Dije intentando no reírme y hacerme la seria para que tenga culpa.

- Shh, no es un simple chico... - Se calló y quedó mirando a algo, o tal vez a alguien detrás mio. Así que como es muy obvio y me doy vuelta.

Y lo vi, el era el que... Me choque en el hospital!.

Oh Summer, querida amiga, no es más que un simple chico. Dios.

Era del típico chico rudo, musculoso, egocéntrico, pero lo único que me atrajo fue que tenía tatuajes, y mierda que me gustan. Pero después no me atraía en nada.

Cómo vi que mi amiga se había quedado perpleja me fui.

Como lo habrán notado que no soy ese tipo de chica que le atraen muchos hombres, por así decirlo.

- Hey Ash, ¿Cómo estás?.

- Emmett, no muy bien, ¿y tú?.

- Pues, ahora que te veo estoy muy bien. - duhg, odio que me haga eso.

Mi amigo al darse cuenta de mi cara estalló en carcajadas. Oh no Emmett, te metiste con la equivocada.

Anoten esto mis amigas; Nunca, JAMÁS se rían de mi, jamás me hagan bromas o algo. Porque les quiero decir que soy una persona muy vengativa, y cuando me vengo, no tengo piedad.

- Ay, Emmett... Te quiero avisar que duermas con un ojo abierto.

Y para cuando termino de decirle eso suena el timbre.

Todavía no tengo nada en mente para la venganza, pero tengo dos horas de matemáticas, las cuales no voy a prestar nada de atención a la clase y le voy a prestar mucha atención a la pequeña... Broma.

- Oigan todos, les quería presentar a un nuevo alumno, se llama Stephen Collins y es nuevo en la ciudad, así que espero que lo traten bien. Ahora todos abran sus libros... - Bla, bla, bla. No me interesa, y tampoco me interesó lo del chico nuevo, osea que no levanté la mirada ni un solo segundo, me vale berga.

Estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando alguien se sentó al lado mio.

¡Joder!

¿Es que acaso me está persiguiendo?.

- ¿Alguien te dio permiso de sentarte acá?. - Amo ser antisocial, amo espantar a las personas. En cuanto más alejada del mundo mejor.

- Yo mismo me di permiso, preciosa. - Oh no, pero otro engreído más. Lo malo de el, es que no sabe con quién se está metiendo.

Le agarré de la mano con la intención de quemarle, pero lo que ocurrió fue otra cosa, no hacía muestras de que le queme o le duela.

- ¿Quién eres?. - Estoy más que sorprendida, es imposible. A todas las personas que les hice eso siempre las quemaba, nunca me pasó algo así.

Stephen por un momento se puso serio, pero después empezó a sonreír de forma macabra.

- Puede que no sólo los índigos y cristales tienen, poderes.

La Joven Índigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora