Capítulo 100: Compras y más compras

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Lo único que había mirado durante esas largas cuatro horas que había durado su viaje habían sido carreteras, establecimientos y edificaciones que le resultaban claramente desconocidos. Sin mencionar que la música emitida por aquella estación le hacía añorar a las ruidosas bandas de su natal país. Era imposible que de unos días para acá se acostumbrara tanto a escuchar francés cada treinta segundos y a las particulares manías que los francófonos poseían. Pero no pudo simplemente desistir de la invitación cuando aquel par de padres habían llegado a la casa del italiano para llevarles de viaje a Borgoña.

De momento agradecía que ese par no le cuestionaran más. Aunque claro, hubiera preferido que esa chica hubiera estado despierta todo el camino y no completamente acurrucada sobre sus piernas como un cachorro pequeño.

—Ey, despierta ya. Hemos llegado —sentenciaba Aomine intentando despertar a la chica, quien se sentó con lentitud, examinando todo a su alrededor.

—Así que ya hemos llegado...

—De verdad Axelle, no puedo creer que te hayas dormido todo el camino hasta acá —esa era su madre mirándole con total desaprobación desde el asiento del copiloto.

—Es normal, la sacamos de la casa de Marko a las seis de la mañana —mencionaba Logan mirándoles desde el espejo del automóvil.

—¿Y por qué vinimos hasta acá? —cuestionaba una blonda más despierta.

—Tengo que cerrar un par de contratos y ver que todo ande bien en el viñero. Ya sabes cómo es esto...Y bueno decidí traerlos para que le muestres a Aomine la casa y todos sus alrededores —ya había descendido del vehículo. En poco el resto le acompañó—. Pero de momento iremos a desayunar.

—Pero tenemos que comprar unos regalos para el intercambio que tendremos mañana —replicaba Axelle.

—Por acá también hay bonitas tiendas, hija. Así que después del desayuno podrán ir a ver eso —sí, esa era una orden muy bien disfrazada como un jovial consejo.

El pequeño pueblo de Beaune se encontraba rodeado como un tambor por sus murallas y baluartes, siendo asimismo el centro del comercio de vino de Borgoña. Era una delicia arquitectónica, como si allí el tiempo mismo se hubiera detenido, conservando desde sus tradiciones hasta el modesto estilo de vida de todos sus habitantes.

Se trataba sin duda de un sitio colorido rebosante de actividad. Y donde no faltaban las miradas furtivas hacia quienes lucían como extranjeros.

—Ya te acostumbrarás —le comentaba Ayumi al moreno con suma tranquilidad. Tanto Logan como su hija iban por delante, distrayéndose con cada cosa llamativa que se les postraba en frente—. Aquí ese par pasan completamente desapercibidos.

—Es lo que noto —espetó. Sabía que estando Logan allí el tener momentos a solas con Axelle iba a ser algo notoriamente complicado—. Ese hombre sigue siendo igual de posesivo que siempre—y era como si el rubio le hubiera adivinado el pensamiento, ya que hasta le había mirado a ver, sonriéndole con gran satisfacción—. ¡Es igual que su hija!

—¿Y ya le dijiste a Axelle que quieres que use vestido para mañana en la cena de Navidad? —aquella pregunta sin duda tomó por sorpresa al moreno.

—Ella misma me dijo ayer que ni se me ocurra pedirle algo como eso, porque no lo hará. Después se fue sin más —claro, para el modelaje no le importaba usar bonitos vestidos pero fuera de ello se negaba con escudo y espada a usar uno.

—Al menos lo intentaste—se burló—. Haz una apuesta con ella, es el único modo en que lograrás que se ponga uno. Claro, si te interesa verla de vestido —expresó tranquilamente.

Addicted to U [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora