Anormal

Uno

—¡Qué tont@ eres!— Te grita tu padre desde su habitación. Está molesto y borracho, como es usual. La razón de sus gritos es porque no fuiste a atender el teléfono, pero no lo hiciste porque estabas tomando una ducha.
Ya deberías estar acostumbrad@, mas eso no te quita las ganas de llorar. Estás en el baño y aprovechando que nadie te ve dejas salir unas cuantas lágrimas.
Tu mamá casi nunca está en casa, por lo que tu progenitor aprovecha para ingerir su tan preciado alcohol. Cuando se encuentra ebrio haces lo posible para alejarte de él y te encierras en tu habitación. Casi siempre funciona, pero si te le acercas, no deja de regañarte por cosas sin sentido y si llegas a la llevarle la contraria no deja de insultarte. Así ha sido toda tu vida. Detestas a tu familia.

En la escuela no es diferente. Vas en preparatoria, pero no te gusta mucho socializar y prefieres dibujar. Tu mundo son tus cuadernos de dibujo, tus lápices, tus pinceles, etc. Debido a esto la gente suele verte como alguien extrañ@ y no se te acercan. Incluso te pusieron un apodo "La/El anormal". Sí que son originales.

Terminas de secarte y bajas a cenar. Tus padres están discutiendo, no es algo nuevo. Te preparas dos panes tostados con mermelada y te sirves un vaso de leche. Te gustaría cenar tranquilamente en la mesa, pero los gritos te ponen incomod@; así que tomas tu cena y te encierras de nuevo en tu habitación. Te pones tus audífonos y miras una serie en tu tableta. Así pasas el tiempo hasta que es la hora de dormir.

A la mañana siguiente en la escuela llegas a tu salón sin muchas ganas. Te sientas en tu lugar sin saludar a nadie, como de costumbre. Sientes algunas miradas opresoras junto con risas, seguramente hablan sobre ti; pero los ignoras.
—¡Buenos días, muchachos!— Anuncia tu profesor de lectura al entrar.
Y así inician las primeras horas de estudio.

Llega el receso, te encuentras sol@, como siempre. Al principio, cuando comenzabas a estudiar, este momento no te gustaba para nada; pues nunca nadie te juntaba en su círculo y debías comer tú sol@, lo cual te ponía triste.Pero a estas alturas eso ya no te importa. Lo único que te hace compañía es tu libreta de dibujo y tu lápiz.
Comes tranquilamente tu almuerzo, el cual a veces te preparas tú mism@.

Terminas de comer, para luego tomar tu libreta y seguir con un dibujo que habías dejado incompleto. Es un bello paisaje otoñal.
—¡Hola!—Escuchas que dicen a tu lado.
Volteas en esa dirección y te encuentras con Jessica Jung, una chica de tu clase.
Giras la cabeza en todas direcciones, para verificar que no haya nadie más a quién ella le esté hablando. No ves a nadie.
—¿Me hablas a mí?—Preguntas.
—Sí—.Esto sí que es extraño. ¿Por qué estaría Jessica Jung hablándote? Ella es una de las muchachas más populares del colegio. Más de la mitad de los chicos del salón quieren con ella, son varios los muchachos de otros cursos y grados que darían lo que fuera por un segundo de su atención e incluso hay rumores de que también le gusta a varias mujeres.—¿Qué haces?
—Aaamm...pues...dibujo...
—¿Y qué estás dibujando?— Pregunta animada.
—Un paisaje...— Dices, incrédul@.
—¿Puedo verlo?—Levantas tu libreta, mostrándole tu trabajo.— ¡Wow! ¡Qué bien dibujas!
—G-gracias...
¿Qué querrá? No crees que sólo te hable porque sí. Estás segur@ de que hay una razón detrás de esto. Eres un poco cortante, pues sólo quieres que te deje de hablar.
—¿Alguna vez has tomado clases de dibujo?
—No...
—¿¡Me lo juras!?
—Sí...todo lo he aprendido yo sol@.
—¡Vaya, eres asombros@!
—Gracias...

—¿Jessica?
Una voz femenina llama a la chica junto a ti. Ella voltea y tú te haces a un lado para ver de quién se trata. Es Jimin, junto a su grupo de amigos: Mina, Hyeri, Henry y Luhan. Aborreces a todos.
—Hablamos luego, TN ¿Te parece?
¿¡Sabe tu nombre!? Eso es aún más raro, todos te llaman "Anormal".
—Aaamm...y-yo...
Jessica no te escucha, pues se va rápidamente y se une al grupo que la llamaba.