Durante 3 semanas fue la misma rutina, escuela, peleas con Christian, y vídeo llamadas con Sebas por qué se tuvo que ir a hacer un maravilloso proyecto de actuación. Mi chico lo está logrando. Regresa hoy y más feliz no puedo estar. Me hace tanta falta. Estoy en el aeropuerto esperándolo. Son las 3 de la mañana del sábado. Hace un mes estaba a horas de conocerlo. Mi estómago se llena de emociones.
-¿_______? -pregunta una voz desconocida detrás de mí. Me giro para observar al dueño de la voz.
-¿Te conozco? -es un chico alto, tal vez cinco centímetros menos que Sebas, tiene ojos verdes con toques naranjas y de inmediato sé quién es. Ha cambiado mucho. Su cabello rubio es ahora castaño claro, es muchísimo más alto de lo que recordaba y ya no tiene brackets. Su sonrisa es blanca y linda y se le sigue haciendo un hoyuelo del lado derecho.
-Bebé, soy yo, Axel. ¿No me recuerdas?
-Lo siento pero no conozco a nadie con ese nombre. -me giro y me coloco más cerca de la puerta por la que se supone ya debería haber salido Sebastián.
-________, no finjas. Claro que me recuerdas. ¿Aún te pongo nerviosa?
-Claro que no, idiota. -digo sin mirarlo. Estoy rezando por qué Sebastián llegue ya. Una sensación de que algo malo va a pasar me invade.
-Sabía que no me habías olvidado. -dice pegándose demasiado a mi. Intento quitarlo pero agarra fuertemente mi cintura sosteniéndome a su lado. -Estás tan buena. ¿Cuándo fue que eso pasó? No eres la misma de la que me enamoré, estás mucho mejor.
-Suéltame o te juro que armo un escándalo. -él me suelta y me gira quedando frente a frente. Toma mi muñeca fuerte pero sin lastimarme.
-Tranquila. Solo te quería saludar. Hace años que no estábamos así de juntos.
-Bueno ya me viste, ahora suéltame. -digo liberando mi muñeca.
-Esa no es la manera en la que esperaba que me recibieras, nena. -mi celular vibra justo cuando el me acorrala a la pared. Tiene todo, absolutamente todo su cuerpo pegado a mí. Siento mucho asco y algunas lágrimas quieren salir pero las retengo. Contesto con él encima mío.
-Ho... Hola.
-Mi amor, ¿qué tienes?
-Sebas, ayúdame. -digo en un susurro.
-Pero si nos estamos divirtiendo tanto, _______. -Axel acaricia mi mejilla y yo me giro bruscamente.
-Déjame en paz. -digo y el golpea la pared justo a lado de mi cara.
-Lo siento, dulzura, pero no lo voy a hacer.
-_______, ¿en dónde estás? -pregunta Sebas desesperado. Oigo en su voz que está corriendo.
-Esperándote. -susurro.
-Cállate, tú vienes conmigo. -Axel me quita el celular y me sube a su hombro. Camina rápidamente a la salida. Yo pataleo y le pego, pero es inútil. Es demasiado fuerte. Muerdo su espalda y él se queja, nada más. Grito pidiendo ayuda pero las poca personas que hay me tiran de a loca. Nadie dudaría de un chico tan guapo.
-Estamos jugando. -dice Axel a la gente que nos ve. Yo pataleo y me intento zafar mientras sigo pidiendo ayuda pero nadie me hace caso. ¿Qué mierda le pasa a la gente hoy en día? Vamos al estacionamiento subterráneo. Él se detiene en el elevador y me baja presionando fuertemente mi muñeca.
-Haces algo y no te la acabas, dulzura. -«claro imbécil, te voy a obedecer.» digo dentro de mí. Me acerco a él y subo mi rodilla fuertemente golpeado su parte débil. Me echo a correr sin dirección.
-Puta madre, _______. -escucho a Axel quejarse detrás de mí mientras me sigue. Subo corriendo unas escaleras eléctricas y el las sube detrás mío. Corro rápidamente y las vuelvo a tomar en dirección contraria. Mientras yo voy bajando el aún está subiendo. Corro aún más rápido y llego abajo otra vez. Me brinco un mostrador y le pido al chico que está atendiendo que guarde silencio y me ayude. El asiente pálido. Intento controlar mi respiración lo más silenciosamente posible.
-_______, mierda. ¿En dónde te metiste? Te voy a encontrar, nena. -escucho a Axel gritar. ¿Es en serio que eso no se les hace sospechoso a la policía del lugar? El chico del mostrador presiona un botón rojo abajo de su computadora. Espero que lleguen policías o algo así.
-¿Y tú para que quieres a mi chica? -es Sebastián. ¡Sí! me encontró. Bueno... Lo encontró.
-¿Tu chica? ¿Quién eres tú? Ah, claro, Sebastián Villalobos. El imbécil que me quitó a mi _______.
-No es tuya, idiota. Dime en dónde está. -puedo asegurar que Sebas está acercándose a él para golpearlo. El chico que me ayudó a ocultarme sigue pálido. Pobre.
-Esta conmigo, esperándome en el auto. Siempre me ha amado y siempre lo hará.
-Espera, ya sé quién eres. Axel. El imbécil del que me habló _______, te tengo noticias, ella está conmigo ahora.
-Así que te hablo de mí, ¿eh? Pues claro, es difícil olvidar a alguien como yo.
-Cállate, ¿en dónde está ________? -pregunta Sebas y no sé si salir o no.
-También te tiene hechizado, te comprendo, es todo una puta en la cama. -escucho un golpe y el impacto de alguno de los dos cayendo al suelo.
-Vuelve a hablar mal de mí chica y no vives para contarlo, estúpido. -dice Sebastián y de inmediato siento calma.
Le agradezco al chico y salgo de mi escondite encontrándome con un Axel en el suelo. Corro a Sebastián y lo abrazo fuertemente, todas las lágrimas que retuve se liberan al estar segura en sus brazos.
-Mierda, mi amor. ¿Qué te hizo este idiota? -el toma mi cara entre sus manos y me analiza, después me besa por todos lados y limpia mis lágrimas con sus besos.
-Que adorables. -dice Axel con una sonrisa psicópata. -Ahora, dulzura, dile a Sebastián a quien amas de verdad. -Axel se pone detrás mío y siento algo frío bajo mi blusa. Mierda. Él me jala hacia atrás alejándome de Sebastián. De pronto varios policías llegan y apuntan con sus pistolas en dirección mía y de Axel.
-No seas idiota, ¿por qué quieres hacerle daño si dices amarla? -dice Sebastián acercándose a nosotros lentamente.
-Si no es mía no es de nadie. -¿Qué? ¿Desde cuando es así? ¿Desde cuando me ama? ¿Desde cuando mi vida depende de él? Mierda. Quisiera que todo fuese un sueño.
-Suelte a la chica. -grita uno de los policías. Estúpidos, ¿ahora sí quieren que me suelte?
-Axel, por favor, me voy contigo. Solo suéltame.
-¿Me crees idiota, _______? Tú te vas a ir conmigo de cualquier modo. No por nada llevo siguiéndote desde hace un mes. -me sentí observada, pero creí que estaba loca.
-Axel, está bien. Solo no me mates por favor.
-Tranquila, dulzura. Ahora que quieres estar conmigo nada malo te pasará. -Comienzo a llorar otra vez.
-_______, mi amor. -dice Sebastián dando un paso más cerca.
-No te acerques, imbécil. -Axel lo apunta con la pistola.
-A quien quieres es a mí. No le hagas nada a Sebastián. -digo entre sollozos.
-Cállate, _______. -dice apuntándome en la cabeza. Oigo un disparo y me agacho por instinto. Axel se queja detrás mío. Aprovecho que está herido y le doy un codazo inútilmente puesto que solo provoco que me apriete aún más.
-Sebas, ayúdame. -grito con lágrimas. Sebastián se va atrás de toda la multitud provocando que mi llanto aumente. ¿A dónde va?
-¿Lo ves? Él no te ama lo suficiente. -dice Axel en mi oído apretando los dientes. Comienza a caminar lentamente debido a su herida y me jala con él.
-¿A dónde me llevas?
-Conmigo, nena. Siempre me amaste, fuiste la única que me amaba a pesar de todo. Y ahora que todos me han dado la espalda, tú vienes conmigo.
-¿Darte la espalda? ¿Por qué? -la pistola aún está en mi cabeza. Los inútiles policías solo nos están siguiendo y no paran de gritar «suéltela» o «baje el arma»
-Al parecer el dinero lo es todo y ahora que no tengo nada y mis padres me corrieron de la casa tú eres mi mejor opción. Me amabas a pesar de todas las humillaciones que te hacía y aún que solo eran por quedar bien con todos los demás tú no lo sabías y seguías ahí mostrándome tu amor. Y ahora lo necesito.
-Pero yo ya no te amo Axel. Eres demasiado guapo, cualquiera se podría enamorar de ti.
-Tú me amas. -dice apretando el arma en mi sien. ¿En dónde mierdas esta Sebastián?
-S...sí... Axel. -digo y el automáticamente se relaja.
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¿Destino o Casualidad? «Sebastián Villalobos y Tú»
FanfictionEn esta novela nada pasa por que sí, aunque te aferres a creer que fue una sencilla y mera casualidad, no lo es, por qué, vamos, algo que es para siempre no pasa por «simple casualidad»