De vuelta a casa [1er Encuentro]

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     ¿Cuánto tiempo habrá pasado desde que no veía éste lugar? ¿10 años? ¿Tal vez un poco más? Ya perdí hasta la cuenta. Mi vida se ha tornado tan ocupada últimamente que ya hasta he perdido la noción del tiempo. Pero por fin, he vuelto a casa. El simple hecho de observar el paisaje a través de la ventana del avión me llenaba de mucha emoción. Desde que me fui de Japón aquel día hacia los Estados Unidos, no había regresado. Perdí muchos amigos que tal vez no vuelva a ver y hasta perdí comunicación con ellos luego de un par de semanas de haberme ido. ¿Qué será de ellos? Me pregunto si habrán seguido jugando baloncesto, si habrán continuado con su amistad...

     Luego de horas que me parecieron eternas en el avión, éste al fin aterrizó.

—Ya era hora —dije, levantándome de mi asiento y estirándome una vez el avión se detuvo completamente.

—¿La ayudo con su equipaje?  —preguntó mi manager.

—No gracias, y menos si la ayuda viene de ti. Además, no se porque rayos estás aquí. Entiende que no te necesito.

—Créame señorita, ni siquiera vine por usted. Tengo algunos compromisos aquí y aproveché el viaje. Ah, y por si se le olvidó, el piloto también es amigo mío. No es la única que puede viajar en avión privado.

—Tch, como sea. Me da mucha felicidad que no tendré que verte la cara en un buen tiempo.

—El sentimiento es mutuo.

     Ninguno de los dos pudo aguantar más el teatrito ya que comenzamos a reír a carcajadas.

—Ay Johnny, ¿qué me haré sin ti?

—Te vas a morir, tú no puedes vivir sin mí.

—Tal vez tengas razón, pero sobreviviré.

—Detente ahí. Dije que nada de sentimentalismos. Por fin estás en Japón, Nanami. Después de trabajar tan duro, sin nada de descanso durante todos éstos años, te mereces ésto y mucho más. Tus fans podrán soportarlo una temporada, son igual de cabezotas que tú.

—Oye, oye, sin insultar a mis fans.

—Hablando de fans... Creo que ya saben que estás aquí —dijo señalando hacia dentro del aeropuerto, ya veo que no podré pasar desapercibida.

—Bueno, hablando en serio, déjame ayudarte con tu equipaje.

—Ya alguien se está encargando de eso tonto. ¿No los viste?

—Sí lo hice, pero aquí tiene una tienda departamental por maleta.

—Jaja, sí un poco.

     Tomamos nuestras cosas y salimos del avión, mientras planeabamos cómo entrar y pasar a través de ese mar de gente.

—¿Y quién te viene a buscar? —preguntó Johnny.

—Mi hermana. Me quedaré en su casa unos días mientras puedo conseguir un apartamento.

—Perfecto, ya sé dónde me quedaré cuando quiera venir de vacaciones para acá.

—¡No! ¡Conmigo no!

—Aguafiestas... Uh-oh. Ahí vienen los zombies.

—¿Los zombies que se alimentan de chismes y fotos reveladoras?

—Tú sí sabes Nanami.

—¿Acaso escuché Nanami?

     Me volteé al escuchar esa voz. Era mi hermana.

—¡¡Hinami!!

—Dios mio, ya era hora que llegaras. No sabes lo mucho que te extrañaba tonta —dijo mientras nos abrazabamos fuertemente.

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