Ya era de mañana y el despertador me despertó, eran las 10 de la mañana y la luz del sol iluminaba todo mi cuarto. Sentía una felicidad increíble porque iba a buscar a mis amigos de toda la vida e iba junto a Lucía, todo era perfecto. Me levante de mi cama y me fui al baño a lavarme la cara, me vi al espejo, me lavé y al levantar la mirada, en el espejo apareció una persona parecida a Jeff the killer, mima sonrisa, sin párpados, pero su cara era...como la mía, pelo largo y el flequillo azul y las puntas azules. Me quede mirando, sentí que esto lo había vivido antes. Entonces sonó el telefonillo de mi casa.
—¿Di...diga? —dije con algo de miedo con lo ocurrido anteriormente.
—Soy Lucía —dijo con una voz dulce.
—Sube Lucía —dije con felicidad.No me acordaba de que Lucía iba a venir a mi casa para que me ayudara a pintarme y a cortarme el pelo. Había cambiado mucho desde los 16, mi pelo era largo con rubio y blanco en las puntas del flequillo.
Tocó el timbre de la puerta, en ese momento recordé cuando mi perrita Luna ladraba al sonar el timbre, no pude evitar llorar, pero me sequé rápido las lágrimas y abrí la puerta.
—Buenos días Rober —dijo Lucía sonriendo.
—Bu...buenos días Lucía —dije sonriendo.Ella se quedó en el salón viendo la tele, yo mientras me fui a cambiarme ya que estaba con la ropa del pijama. Me puse una sudadera negra, un pantalón negro y lógicamente unas zapatillas negras.
—¿Qué te parece?
—¿No tienes calor? —pregunto riéndose.
—No mucho —respondí riendome también.
—Una cosa...¿no te tenía que cortar el pelo y ayudar a pintartelo?
—Sí...
—Entonces, ¿por qué te cambias?...
—Soy tonto —dije riendome.
Después de cambiarme solo de camiseta me corte el pelo. Primero me corté los lados al 0, después el flequillo dejandome solo que caiga para un lado, la parte de atrás lo deje largo, me corte un poco hasta que me quedara por los hombros. Ahora venía el tinte. Primero me decoloré el flequillo y la ultima capa del pelo por atrás. Después de quitarme el decolorante, me pinte de azul, volvía a ser el Rober de antes. Una vez terminado me fui a duchar y a cambiarme después.
Era las 1 de la tarde y hasta las 7 no venía Renato a buscarnos.
—Lucía, ¿te apetece comer algo?
—Sí. —dijo ella sonriente.Entonces hice arroz con pollo al horno y una ensalada.
—Que rico está. —dijo Lucía.
—Muchas gracias. —dije feliz.Cuando terminamos nos quedamos sentados en el sofá mirando la tele y haciéndonos cosquillas.
—Vale para ya que estoy llorando. —dijo riéndose.
—Nunca, me gusta ver tu sonrisa. —dije sonriendo.Entre risas y risas acabé encima de ella, y nos miramos a los ojos. En ese momento todo se paro, solo podía ver sus ojos azules que me enamoraban, mi corazón latía de una forma muy rápida, nuestras boca se iban juntando cada vez más y más, hasta que nos besamos. Cuando sentí sus labios fue como probar el néctar de los dioses, fue como si un volcán de sentimientos explotarán en mi estómago, todo al mí alrededor desaparecía, solo estábamos nosotros, solo sentía sus labios junto a los míos, todo era perfecto.
Eran las 7 de la tarde y Renato llamó. Bajamos Lucía y yo cogidos de la mano. Una vez abajo subimos al coche de Renato.
—Ese Rober que ligón. —dijo Renato mientras miraba la carretera.
—Calla puto, ahora es mi novia. —dije riendome.
—¿Desde cuándo os conocéis?
—Desde ayer. —dijo Lucía.
—¿No es un poco rápido lo vuestro? —pregunto extrañado Renato.
—Si es algo rápido, pero cuando quieres a una persona, no importa la edad, no importa la distancia, no importa el físico, no importa el tiempo, solo importa lo que se siente el uno por el otro. —dije yo mientras miraba a Lucía sonriendo.Unas horas después recogimos a Pitbull y después a Alonso. Ninguno había cambiado nada. Pitbull seguía con es barba que tanto le gustaba a Renato, seguía alto y aparentemente fuerte, y Alonso igual, alto, fuerte, y con esa sonrisa extraña y graciosa a la vez.
Decidimos pasar la noche en la casa de Alonso, tenia dos habitaciones, uno donde dormían Alonso y otro donde había una cama grande que podíamos utilizar Lucía y yo, y mientras tanto Pitbull y Renato se quedaban en los sofás del salón.
Ya era de noche y estaba con Lucía en la misma cama. Ella estaba dormida ya y yo solo podía pensar en lo feliz que era, solo la abracé y me dormí abrazado a ella.
Eran las 4 de la madrugada cuando me levante preso de unas voces que me guiaban sin que yo fuera consiente. Guiado por las voces llegue al baño y me quedé frente al espejo y pude volver a ser consciente de mis actos.
—¿Qué hago aquí? —pregunté aun con sueño sin enterarme de nada.
Entonces apareció el mismo ser que apareció al despertarme en la mañana. Apareció el mismo ser en el espejo.
—Ssshh...no hagas ruido...no pueden saber que estas aquí. —dijo aquel ser con una voz tétrica.
—¿Qui...qui...quién eres? —pregunté con miedo a lo desconocido.
—Soy tu voz...soy tu dios...soy tu otro yo...soy tu yo encerrado aquí dentro...solo dejame salir.
—Nooo, tu solo eres una pesadilla tengo que despertar. —dije mientras me abofeteaba.
—¡Dejame salir de aqui! ¡vamos pedazo de mierda, sueltame! —gritaba aquel ser.
—¡Nunca! —gritaba con furia.
—¡Dejame salir te ayudare como en Burgos! —dijo enfadado.Los gritos de aquel ser del espejo provocó un sock en mi y me desmayé en el baño y solo puede ver a mi otro yo intentando salir del espejo.
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El otro yo
HorrorTras los sucesos pasado en el viaje de Burgos, Rober era encerrado en el psiquiatrico. Despues de unos años tiene un accidente, esto provoca que olvide los sucesos provocados por La Voz.