Capitulo 12

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Raimundo todavía dormía y ya no me abrazaba “Puedo ir a pescar sola” pensé. Quería un momento para mí, mis problemas y mis pensamientos.

Lentamente me senté en la cama, luego pasé un brazo hacia el otro lado de Raimundo. Después de que mi brazo estuviera al otro lado era tiempo de mi pierna. Prácticamente estaba encima de Raimundo pero sin tocarlo. Lo miraba, sus facciones eran duras y masculinas “¡Basta, Belén! ¿Cómo te puedes perder tanto en él con solo mirarlo?”Le dije a mi mente. Suspiré antes de hacer la parte más importante de mi escape. Sacar la otra mitad de mi cuerpo de la cama. “Aquí voy” me di ánimo.

Estaba a punto de comenzar la segunda parte de mi escapada cuando Raimundo me toma por la cintura y me pega al él.

-¿A dónde crees que vas?-preguntó mientras me tenía tomada por la cintura y me apretaba contra él.

-Iba a pescar-dije seca.

-¿Por qué no me despertaste?-preguntó mirándome directamente a los ojos. “No te pierdas en sus ojos, no te pierdas en sus ojos” le ordené a mi cerebro.

-Quería vestirme sin que me miraras-mentí.

-O ¿Querías irte con Alfonso a pescar?-dijo sin despegar la vista de mis ojos.

Alfonso ¿Hace cuanto que no lo veía? ¿Dos o tres días?  Me había olvidado completamente de él y al parecer el igual de mi. Con solo recordarlo se me venían a la mente muchos recuerdos maravillosos como mi primer beso, la torta, la playa, el mar, su polera y muchos mas. Inconscientemente sonreí y Raimundo se dio cuenta de eso.

- ¿Qué hiciste con él?-dijo seco.

-Que te importa lo que haya o no haya hecho con él. Es mi relación-dije fría tratando de soltarme de los brazos de Raimundo. Pero me fue imposible-¡Ya suéltame!- dije sin parar de luchar.

-No hasta que me cuentes que mierda hiciste con él- dijo calmado pero con un tono de voz diferente. Profundo y cortante.

-¿Estas celoso de Alfonso?-pregunté extrañada.

-No, claro que no-dijo con cara de asco-solo no quiero que te hagan daño ¿sí? Pasaría toda mi vida cuidándote y protegiéndote si es necesario. Nunca voy a dejar que un imbécil te haga daño. Es por eso que necesito saber que mierda te hizo ese imbécil-dijo lo último mas alterado.

-No eres mi padre ¿sí? Solo eres mi amigo-dije soltándome de los brazos de Raimundo- vístete-le ordené-voy a ir a pescar por si me quieres acompañar.

Busque ropa un poco más abrigada ya que el cielo estaba gris y corría viento.

Sentí como Raimundo se levantaba de la cama y se dirigía a una especie de “closet”  que estaba pegado a la pared en la parte de atrás de la pequeña habitación.

-Estoy listo-dijo de golpe.

Me di vuelta para mirarlo. La misma polera gris con la que había dormido, unos jeans negros ajustados en la parte de abajo y las mismas zapatillas de lona de siempre.

-Espérame un segundo-dije mientras volvía la vista hacia mi ropa-¿Puedes salir un segundo de la habitación?-dije algo tímida.

Raimundo no respondió solo volcó los ojos y se dirigió hacia la puerta para salir de la habitación.  Tres minutos después estaba lista.

-Vamos-dije dirigiéndome a la puerta de salida.

-Supongo que trajiste tu caña de pescar- dijo y me helé. ¿Cómo pude ser tan estúpida como para no traerla? Estaba inmóvil y con los ojos abiertos como platos. Raimundo me miró, sin decir nada se levantó de la silla en donde estaba sentado y se dirigió a la parte de atrás de la humilde casa. Después de 10 minutos regreso con las manos detrás de la espalda, se paró justo al frente mío y me dijo.

En un lugar muy lejano.Where stories live. Discover now