A medida que el sol se alza en ese momento de la mañana en que se mezclan el día y la noche, donde se siente ese frío calador en los huesos, Mario se levanta al son del cantar del único gallo que su madre ha comprado en el mercado de todos los domingos. Su tarea es simple y a sus escasos 14 años el sabe que debe realizarla sin pretexto ya que de esto depende que sus 2 hermanos pequeños tengan un desayuno día con día. Adormitado y con los ojos a medio abrir se levanta cuidadoso de no despertar a los pequeños que más tarde acudirán a la escuela donde no van más de 20 pequeños y un solo maestro que se desempeña a su vez como director y hasta de intendente.
Luego de caminar medio moribundo por la habitación, toma un suéter que le ha heredado uno de sus primos y el cual ya le queda pequeño. Apretado de los hombros corto de las manos y con agujeros que son testigos de la niñez que se ha disfrutado. Pero eso a Mario no le importa, toma su cubeta y sale a la calle fijándose de poner bien la tranca a la puerta para evitar que entre el frío a su morada. Su madre de 49 años duerme y necesita descansar para poder trabajar más tarde. Mario camina y trata de hacer más amenas las 8 cuadras que tiene que caminar, pateando algunas piedras que se encuentra en el camino, inventandose juegos y retos que cualquier niño de su edad inventa por pura imaginación. A su vez trata de no pensar en esas cosas relatos y leyendas extrañas que son propias del pueblo en que el vive. Mario tiene miedo pero no hay espacio para temores, camina sin detenerse y volteando cada momento hacia atrás y hacia los plantios de maíz que hay a sus lados, como si dentro de la hierba se formarán figuras aterradoras. Lleva una vara que su madre le ha dado para defenderse de los perros que hay en la calle. Esos que no tienen dueño cuando muerden. En fin Mario se siente aliviado cada que ve que se aproxima a la tienda de conveniencia que hace poco han instalado en el pueblo.*buenos días doña Inés
*hola Mario Buenos días.
*me da 3 bolsas por favor
*claro que si.Inés es una señora adulta que se ha ofrecido a despachar ls bolsas de leche por la mañana ya que ella después de las 5 AM ya no consigue dormir. Más que nada lo toma como distracción a las vez que hace platica con las personas ya que ella se siente sola pues hace tiempo su marido falleció y sus 4 hijas se han marchado ya, han hecho sus vidas.
Inés y el niño han entablado una amistad ya que se han visto por 2 años 3 veces a la semana sin interrupciones. La mujer vive en una pequeña casa de adobe apenas con espacio para las pocas cosas que tiene, una estufa de 2 parrillas que casi no usa pues el gas es un lujo que no se puede pagar. Utiliza leña que consigue de los cerros. Tiene una cama que a simple vista no se ve cómoda pero a la cual su cuerpo se ha adaptado pues dormir por más de 25 años en ella es más que suficiente para poder conciliar el sueño. Una mesa que su marido le hizo antes de morir y la cual aprecia tanto. Unos pocos recipientes viejos donde cocina y un cuadro pintado a mano que no sabe quien lo hizo pero ella cree que se ve bien en la parte trasera de su puerta. Ella es una buena mujer que se quedo con el deseo de tener un hijo varón.
Después de charlar no más de 2 min y con respuestas sencillas por parte de Mario dando siempre un si un no o un no se, el se dispone a marcharse de regreso no sin antes preparar aquella vara de rosa para los perros y con la cual el se siente protegido. 40 minutos después de salir de su casa el niño esta de regreso, pone la cubeta con la leche en la mesa y se dispone a que sus hermanos le compartan un poco del calor de su cama. Poco a poco el ruido de una cuchara chocando contra un vaso endulzando un poco de leche con miel lo despierta. Es su madre doña FLor de María a la cual todo el mundo llama doña Flor. Peinada con con una coleta y el cabello tan tenzo que pareciera causarme dolor todo el día ella esta lista ya para salir a su trabajo. Con la cara ceniza porque el olor de la crema no le gusta, un suéter bordado a mano por ella misma y un delantal el cual es su uniforme para laborar. Doña Flor conseguí trabajo hace 2 años en una hacienda donde vive un granjero adinerado. Un octogenario apasionado al campo y a los animales.
Ella realiza el trabajo doméstico de la hacienda la cual no alcanza a limpiar en un día pero que lo hace en 2 o 3 y que lo vuelve a hacer no importando que esta se mantenga limpia. Además de esto ella cocina todos los días, su sazón es una de las razones del porque conseguio un empleo en la "cazona" como todo el pueblo llama a la hacienda que se encuentra a las faldas del cerro.
Flor deja la leche caliente y endulzada justo antes de salir de casa. Mira a Mario de reojo y le sonríe haciéndole un gesto que solo ellos entienden pero que transmite mucha confianza y serenidad. Mario sabe que tiene que despertar a sus hermanos, fijandose en un viejo reloj de pulso que guarda en su bolsillo. Pedro! Pedro! Ya es hora. Lupita Lupita! Ya levántense. Pedro y Lupita hermanos Menores de Mario estiran los brazos y las piernas recibiendo el nuevo día. Los tres hermanos toman su respectivo vaso de leche acompaño de una tortilla con un poco de sal. Enseguida se levantan toman su respectiva bolsa con libros la cual cuidan como si fuera la mejor de las mochilas de superhéroes, pero solo hay 2 bolsas con libros, la bolsa de Mario solo tiene un suéter una botella de refresco reutilizada llena con te de limón y un pañuelo. Se van directamente a la escuela donde el profesor multiusos llamado Esteban los recibe con alegría. Esteban es un hombre de 43 años que ha dedicado su vida a la profesión de enseñar. Tiene 1 hijo y su esposa los cuales visita cada fin de semana pues ellos viven a 30 kilómetros en un pueblo vecino.
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Hilos De Plata
Short StoryNacemos, crecemos y morimos. Todo parece tan simple tan corto y a la vez tan magnífico. La vida no tiene que ser perfecta para disfrutarla. Aquellas cosas que para alguna persona lo son todo como emociones recuerdos sueños y vivencias, para otra...