Aún suelo recordar todas las cosas buenas de la vida.
Cuando era chica, hacerme amigos era lo más fácil, dondequiera que iba siempre salia con 2 o 3 amigos de juegos. El primer tropezón contra la acera que volvió a hacerse común, ya que desde chica siempre fui despistada, pero lo bueno de caer, es que siempre estaba mi mamá para levantarme y darme un dulce. La brisa que me dejaba toda despeinada aquellos días ventosos. Esa adrenalina que corría por mis venas al hamacarme hacia lo más alto que podía. Los abrazos más sinceros del mundo después de pedir perdón. Los mil y un besos a mis abuelos antes de salir rumbo a la escuela. El deseo de aprender algo nuevo cada día para no volver todo monótono. La felicidad al terminar el año con una de las mejores notas. La ansiedad de abrir los regalos el día de navidad o de mi cumpleaños.
Y así fui creciendo hasta llegar a la adolescencia. ¡Qué etapa más compleja!. Es ahí cuando estás descubriendo quién realmente es tu amigo. Las decepciones se hacen más comunes, aprender que después de caerse hay que levantarse por si mismo. Ni hablar de los mil amores. Aquellos pequeños romances que duraban máximo un mes, pero ese mes era el más feliz de todos. Olvidar a las personas era mucho más complejo que aprender a "amarla". Cómo olvidar el día en el cuál el mundo se paralizo por completo. La menarca había venido... Dejar de ser tan bruta y aprender a cuidarse, ya que un descuido podría llegar a ser el peor infierno. Llegan los 15 años, etapa más deseada en la vida de toda mujer, esa noche inolvidable, aunque sea sencillo fue lo mejor. Los años no vienen solos; consigo vienen las necesidades y la "curiosidad" , así que pase a ser una señorita en todos los sentidos. Aquella noche de las mil sensaciones distintas, todas a la vez. Fue entonces a los 16 años que estaba yo descubriendo mi sexualidad. Pero sólo se me venía una pregunta a la mente. ¿Por qué desde pequeños nos han inculcado que las niñas tienen que estar con niños? ¿Por qué no se debe mezclar?. Se empezó hacer común ver a dos chicos andando de manos dadas. ¿Qué se sentirá? me pregunte desde el último rincón de mi alma. Fue ahí cuando la curiosidad me hizo entrar en un mundo distinto, un mundo multicolor. Mi primera novia, fue súper especial, con la que más tiempo estuve, ¿Por qué sentía tanto placer al verla, y actuar como niña? Hasta ahora no lo sé, y capaz que eso fue lo que hacía que nuestra relación se comparara a la de unos niños. Pero todo lamentablemente tiene un fin. Y aunque cueste olvidar, todo se supera. Fue entonces a los 17 que andar con chicas se hizo más común. Eso no quiere decir que no anduviera con chicos, si anduve, pero uno en especial me cambió mi mundo y me hizo crecer de golpe. Los primeros meses todo era dulce y alegre, pero todo cambió en medio de una discusión, cuándo allí, levanto su mano hacia a mí por primera vez. ¿Por qué lo había hecho? ¿Acaso yo estaba mal? Porque cuando nos pegan de chicos es porque estamos actuando mal. Esos golpes se empezaron a hacer más comunes pero aunque suene irónico, cada vez dolían menos. Hasta que un día me dejo inconsciente. "Lamento mucho, me deje llevar. Tú me hiciste actuar así, yo no quería. Yo te amo". Esas fueron las palabras que me envió con un ramo de rosas. como si eso pudiese arreglar todos los moretones que me había dejado, pero yo estaba ciega así que lo perdoné. Pero un tiempo después, el "positivo" cambió nuestras vidas para siempre. El se fue y me dijo unas palabras "No tengo nada que ver con ello, resuélvelo tú". ¿Qué? ¿Un hijo se hace sola? Allí estaba yo a los 18 con un niño o niña en el vientre. ¿Qué iba hacer? ¿Qué iba decirle a mis padres? De chica me enseñaron que una persona no podía criar un hijo sola. A la primera que le dije fue a mi madre, ¿Su reacción? la peor de todas. Pero eso no fue un problema, un día mientras me estaba bañando tuve un aborto espontáneo. Fue entonces que entre en una depresión sin fin. Decidí no enamorarme más, y ¿Pueden creer que lo logré?.
Han pasado los años, ya estoy 20 años más vieja. Nunca más me enamoré, vivo para trabajar, tengo 38 años pero parece que tengo 50. Hice la carrera más corta. Porque necesitaba salir de mi casa. Creo que no fue una muy buena decisión, hace mucho no tengo un amigo, hace mucho no sonrío. No sé lo que es estar hasta altas horas charlando con alguien. El alcohol no me hace más efecto, el cigarro no me mata más. Aquí estoy sin saber a donde ir, desconsolada como un perro abandonado, mi única fiel compañera es la soledad, ha estado todo este tiempo conmigo y no me deja sola, nunca. Hoy me pregunto ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es mi razón de vivir?, No sé. Hoy la soledad vive en mi, y yo vivo en ella.