Capítulo 1

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Sólo una semana faltaba para los exámenes de ingreso a la universidad, cualquiera que sea el campo a estudiar se debía presentar una prueba con las asignaturas básicas las cuales son matemática, literatura, historia, ciencias sociales e inglés pero en el caso de Lee Jong Suk podía descartar la matemática pues estudiaría una carrera de humanidades donde eso no le serviría. Sin embargo la cantidad de estudio que tenía que hacer para poder entrar a la universidad y estudiar idiomas era agotador y todos los días se pasaba en la biblioteca con sus libros y apuntes para estudiar con tranquilidad pero de todas formas al llegar a su casa, después de un descanso, volvía a repasar. Ya era la segunda vez que optaba por ingresar ya que la primera no quedó pero en ésta oportunidad daría lo mejor de él y se esforzaría aún más.

Jong Suk tenía la cabeza hundida en los libros, las ojeras ocupaban casi la mitad de sus mejillas y si acaso le daba tiempo de lavarse el cabello el cual ahora tenía hecho un desastre. Ya eran casi las seis de la tarde y seguía metido en la biblioteca pero su cabeza estaba tan saturada de información que ya le dolía y sus ojos se cerraban solos. En un momento no aguantó más y se dejó caer sobre el libro de literatura con el cual estaba estudiando y el cual babeó al quedarse dormido. Uno de los encargados del lugar que ya lo conocía por el tiempo que se la pasaba allí, fue a despertarlo para que se fuera a su casa porque no faltaba mucho para cerrar la biblioteca.

-Jong Suk, despierta - lo movía levemente y el otro hablaba y se quejaba sin poder ser entendido -¡Ya! ¡Despierta!

El grito le hizo levantarse de golpe causando que hojas de sus apuntes cayeran al suelo. Enseguida se puso a recogerlas con ayuda del otro.

-Ya vamos a cerrar, vete a casa.

-Sí, sí - decía con fastidio. Terminó de recoger todo y los guardó en su bolso para después dejar el lugar e ir a la estación de autobús cercana. Aún estando allí no podía detenerse e intentaba acordarse de lo que había acabado de estudiar pero estaba tan exhausto que ya no podía pensar y si lo hacía caería posiblemente en un estado de ansiedad - Ya llagué - anunció a sus padres al momento de llegar a casa.

-Mírate cómo estás, pareces un vagabundo, que bueno que el vello facial no te sale porque si no darías lástima - le reclamó su madre - Ve a bañarte y luego de comer algo, descansa.

-No tengo hambre.

-Pues no me interesa, no quiero que te desmayes - suspiró - Hijo, sé que quieres pasar el examen pero no debes sobre esforzarte porque si lo haces puedes enfermarte y quizás no estés bien para cuando tengas que presentar la prueba.

Su madre le daba ese discurso todos los días y tenía razón; los nervios, la falta de sueño y comida lo tenían muy mal, ya hasta había rebajado unos cuantos kilos por haberse descuidado y haber pensado sólo en el estudio pero aunque le decía a su mamá que la escucharía y se cuidaría, después terminaba cayendo en lo mismo. Esperaba que tanto esfuerzo valiera la pena.

Por esa noche decidió no estudiar, igual no iba a poder por el cansancio así que después de darse un merecido baño caliente que le sentó muy bien, se comió todo lo que su mamá le preparó antes de que ella y su padre se fueran ya que su abuela estaba muy enferma e irían a acompañarla y pasar esa noche con ella en su casa. Subió a su habitación después de cepillar sus dientes y ni siquiera se cambió su ropa para ponerse su pijama, tal cual como estaba se acostó en su cama y cerró sus ojos para dormir y estar fresco para el día siguiente cuando volviera de nuevo a su rutina de estudiar pero el no haber hecho la digestión bien, le pasó factura más tarde. Un antiácido para los dolores del estómago se tomó pero estaba tan mal que lo devolvió junto con la comida de la cena, allí iba otro kilo más que perdería. Deseaba que su mamá estuviera allí para atenderlo mientras él se quedaba en cama a reposar pero al estar solo tenía que hacer todo por él mismo y la que pensó que sería una noche para descansar, se convirtió en todo lo contrario. Se preparó un té caliente con bastante limón el cual se llevó a su cuarto y se quedó sentado en su cama, con las piernas extendidas y la espalda recostada de la cabecera para esperar que su estómago se calmara antes de tomarse la infusión. Nunca más volvería a acostarse sin haber hecho la digestión antes, y eso que su madre siempre le ha dicho que es peligroso.

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