Renji llegó a las barracas del sexto escuadrón justo en el momento en que Byakuya entraba. Caminó de prisa y al entrar le rozó levemente la espalda haciendo que pareciera un pequeño incidente. El mayor de los Kuchiki no dijo nada, pero se quedó inmóvil un momento y luego se dirigió a su escritorio. Pronto comenzó a leer la montaña de papeles que tenía enfrente y se quedó absorto del mundo. Renji aprovechó la oportunidad y fue por un poco de té. Sabía que Byakuya no tardaría en pedirlo y además según Yoruichi adelantarse a sus ordenes le daría puntos a su favor.
Renji se acercó a Byakuya por la espalda con dos humeantes tazas del té favorito del capitán. Se inclinó casualmente para colocar una de las tazas a un lado de la mano de su Taichou. El aliento del pelirrojo golpeó el cuello del pelinegro y un pequeño escalofrío le recorrió la espalda al mayor de los Kuchiki.
Byakuya hizo acopio de su autocontrol para que su teniente no notara el estremecimiento. Pero entonces las palabras de Renji susurradas en su oído casi lo hicieron sobre saltarse.
-Le he traído su favorito Taichou- susurró Renji y añadiendo con una voz sensual le dijo- se ve usted demasiado bien esta mañana y debo decir que su aroma es exquisito. El del té por supuesto.
Inmediatamente Renji se quitó de encima y fue a sentarse con su tasa de té a un costado de su capitán para ayudarle con el trabajo. Byakuya no dijo nada en realidad, pero el pelirrojo lo conocía bien y sabía que éste estaba analizando la situación.
El mayor de los Kuchiki se llevó la taza de té a la boca y bebió un pequeño sorbo. De inmediato se sintió más relajado e incluso un poco halagado. Renji tenía razón: el té olía delicioso. Sin embargo, él había estado casi seguro que eso lo había dicho por él. Además le había dicho que se veía demasiado bien. Definitivamente algo andaba mal con el comportamiento de su teniente.
-Abarai, parece que te encuentras de muy buen humor hoy- dijo Byakuya casualmente sin mirarlo.
-Es un buen día Taichou- dijo Renji sin malicia.
-Se puede saber ¿por qué?- preguntó el capitán sin demasiado interés.
-Verá Taichou, estaba pensando que usted podría ayudarme con algo- dijo Renji probando suerte.
-Podemos discutirlo más tarde- dijo con severidad el pelinegro eludiendo el tema.
-Lo que usted ordene Taichou- dijo Renji y compuso una maliciosa sonrisa- de igual manera es demasiado temprano para esa clase de favores.
Byakuya no dijo nada, pero le lanzó una significativa mirada a Renji. Su teniente en cambio lo miró fijamente sin apartar la vista como solía hacerlo. El capitán siguió mirándolo fijamente decidido a hacer que su subordinado inclinara la cabeza. Para su sorpresa Abarai le sostuvo la mirada y entonces notó malicia en su mirada, casi lujuria. Eso lo puso incómodo por no decir nervioso y ante la lasciva mirada de su teniente, Byakuya no tuvo más remedio que apartar la mirada y mantener la calma.
¡¿Qué diablos le pasaba a su Fukutaichou?! De pronto Byakuya ya no quería saber nada acerca del favor que Renji quería. Fue entonces que se reprendió a sí mismo por la clase de pensamientos que estaba teniendo. Era obvio que su teniente no estaba intentando llevarlo a la cama, esas sólo eran imaginaciones suyas y era evidente que él jamás le agradaría a Renji.
El mal sabor de la pequeña discusión del día anterior aún tenía a Byakuya a la defensiva. Además por mucho que el sintiera algo por Renji, este jamás le correspondería y menos aún si tenía los ojos clavados en Rukia, porque definitivamente ese favor suyo tenía que ver con ella.
Pronto el capitán se dio cuenta de que había estado divagando y casi había apartado el trabajo. Su fukutaichou lo veía entre sorprendido y preocupado.
-¿Se encuentra bien Taichou?- preguntó preocupado Renji.
-Por supuesto que lo estoy Abarai, ¿por quién me tomas?- dijo el capitán altivo.
-Lo siento Taichou simplemente me preocupo por lo poco que descansa- Renji lo miró instintivamente y vio sorpresa en los hermosos ojos de su Taichou.
-Renji...- Byakuya susurró con delicadeza ese nombre que sólo decía en la soledad- debemos volver a trabajar.
Aquello decepcionó a Renji y le hizo recordarse el objetivo de esa mañana. Porque él iba a lograrlo y empezaba a notar una grieta en la armadura de Byakuya.
La mañana transcurrió sin que ninguno de los dos volviera a hablar. Ambos trabajaban firmando sus respectivos papeles con gran dedicación. Ambos se saltaron el almuerzo y eso sorprendió al pelinegro pero no se atrevió a decir nada. Se sentía vulnerable ante el cambio de actitud de su teniente. Llegadas las últimas horas de la tarde Byakuya sacó a la luz nuevamente el favor de Renji.
-Muy bien Ren... Abarai- se corrigió- dime ¿cuál es el favor que quieres?
-Taichou... EH... Esto...- Renji no tenía las palabras pero pronto le llenaron la boca- tiene usted una caligrafía magnífica siempre he admirado el movimiento de sus dedos, por supuesto es mejor con las "espadas" y no me molestaría en lo absoluto que tomara la mía y me enseñara como hacerlo.
Renji dijo aquello con la voz cargada de sensualidad y a Byakuya no le pasó en alto a qué "espadas" se refería. Pronto un sonrojo bastante marcado se apoderó del mayor de los Kuchiki. Se sintió cómo un niño y abrió la boca un par de veces sin lograr decir una palabra.
Renji estaba soprendido y halagado. Estaba logrando lo impensable: sonrojar al capitán Kuchiki, sin embargo aún tenía miedo. Estaba jugando con fuego y así como podía conseguir lo que ansiaba también podía conseguir que su capitán intentara matarlo nuevamente. Pero valía la pena, ver a Byakuya sonrojado y sin palabras.
Pronto el capitán intentó recuperarse y terminó por levantarse y hablar con toda la autoridad que podía mientras el sonrojo aún se apoderaba de él.
-Es suficiente Abarai, esto es inaceptable- dijo Byakuya.
-Pero Taichou sólo le he sugerido la verdad- dijo Renji en tono inocente- es usted quien se ha alterado.
-He dicho que es suficiente Abarai, acompáñame. Tenemos que hablar seriamente- para ese punto Byakuya estaba serio y el sonrojo había desaparecido.
-Como ordenes Taichou- dijo Renji.
Caminó en silencio detrás de Byakuya. La verdad es que estaba entre divertido y asustado. Caminaron en silencio y pronto se dio cuenta de que Byakuya lo estaba llevando a su casa. Llegaron hasta la entrada y el mayor de los Kuchiki abrió la puerta sin decir nada a Renji.
Pronto se encaminaron a un salón y Renji no pudo resistir más a sus impulsos. Si en verdad iba a morir quería hacerlo por lograr algo. Así que tomó una de las muñecas de Byakuya que al verse sorprendido por el gesto fue incapaz de hacer algo antes de que Renji se abalanzara sobre él y lo acorralara en la pared con todo el peso de su cuerpo.
-Muy bien Byakuya Kuchiki- dijo Renji con autoridad y lujuria- tu vas a ser mio justo ahora...
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Un Poco De Humildad
FanficRenji está cansado de la arrogancia de su Taichou y planea hacer algo al respecto. Con la ayuda de Yoruichi hace un plan para darle al capitán un poco de humildad pero en cuanto lo pone en marcha no sale como lo había pensado. ¿Acaso su Taichou es t...