14. Jos El Niñero

2.1K 200 6
                                    

Viernes... ¡Bendito viernes! Eran las 5:30 am.

Realicé mi rutina diaria, ya saben: tomar mi ropa, entrar a ducharme, arreglarme y, por último, bajar a desayunar.

—¡Camila! —me saludó Freddy. —¿Cómo amaneció mi hermana favorita?

—¿En realidad quieres saber? —respondí alzando una ceja.

—La verdad... No. —dijo, hizo una mueca y salió de la cocina, caminé hacia el refrigerador, saqué una botella de leche, cerré el refrigerador y busqué los cereales, una vez que los encontré tome un plato hondo y me serví ambas cosas para desayunar.

—Buenos días, hija. —dijo mi mamá llegando a la cocina con una sonrisa radiante.

—Hola, mamá. —la saludé con menos emoción que ella.

—Cam, debo decirte algo... Saldré por una semana de viaje, tu abuela esta enferma y... Probablemente sea la última vez que la vea. —me dijo mirando hacia el suelo, yo abrí los ojos demasiado pero al final asentí.—Te quedarás sola, Freddy se irá a un partido de fútbol americano importante... Aunque pensándolo bien podría decirle a Jos que cuide. —cuando terminó aquella frase casi me ahogo con los cereales, por favor con cualquier persona menos con Jos, no quiero tenerlo aquí como recordatorio de que jamás podré estar con él.

—¡No! —negué rápidamente. —Puedo cuidarme sola mamá.

—Oh no, por supuesto que no, sería bueno que ambos se acompañaran, ya sabes, Jos también está solo. —dijo mientras se servía café en una taza.

—Pero... Podría quedarme con Sam, no creo que tenga inconveniente alguno para que pueda quedarme en su casa. —dije tratando de convencerla, ella me miró y alzo una ceja.

—¿Por qué no quieres quedarte con Jos? ¿Hay algo que deba saber? —oh por supuesto que sí, mamá, sólo que me gusta Jos desde hace muchos años y el tenerlo aquí conmigo me complicará más las cosas para tratar de olvidarme de él, pensé.

—No, nada. —le respondí finalmente.

—Bien, entonces te quedarás con Jos. Sólo será el fin de semana, Freddy debe estar de regreso el Lunes temprano. —dijo y tomó un sorbo de café.

—¿No deberías preocuparte por tu trabajo? —pregunté a mi mamá llevándome un poco de cereal a la boca.

—Renuncié. —dijo de repente con toda la tranquilidad del mundo, y casi me ahogo con el cereal.

—¿¡Qué!? —grité.

—¿Qué sucede? —preguntó Freddy entrando a la cocina con un zapato en la mano que aún no se había puesto.

—¡Renunció! —grité a Freddy, él parecía no entender así que le expliqué mejor. —¡Nuestra mamá ya no es la directora! —Freddy abrió los ojos y dejó caer el zapato de su mano.

—¿¡Por qué!? —exclamó Freddy.

—No era un buen trabajo. —dijo nuestra madre encogiéndose de hombros.

Freddy y yo nos miramos con los ojos abiertos.

—¿Tendré que comenzar a trabajar? —preguntó Freddy y nuestra mamá comenzó a reír.

—Que haya renunciado no significa que no pueda conseguir otro trabajo... Pero un trabajo no te vendría nada mal, Alfredo. —dijo mamá y salió de la cocina, Freddy y yo nos miramos confundidos, pero finalmente le restamos importancia y continúe desayunando.

(...)

—¡Sam! —le grité a mi amiga para llamar su atención una vez que llegué.

—Hola, Cam. —me saludó una vez que estuve más cerca de ella, Ryan se encontraba a un lado de ella, sus moretones seguían ahí, Sam y yo le habíamos dicho que si no quería que se le notaran se pusiera un poco de maquillaje pero él se negó, dijo que lo hacían ver más rudo.

Dos Chicos, Una Decisión #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora