Era un domingo laboral, si de esos que nadie quiere que acabe, y Lea acababa de salir del portal.La calle estaba todavía iluminada, aunque ya había llegado un nuevo año y ,también, los reyes magos.Lea se quedo un rato mirándola, cuando le cayó una gota en la cabeza y mirando a coco dijo:
-Bien, está lloviendo esto va a ser divertido...pf -dio unos cuantos pasos-bueno al menos tú puedes ir por el techo para no mojarte,no? Total aquí soy la única perjudicada-dijo ,mientras el pequeño animal caminaba refugiado por la cornisa de la ventana de los pisos donde vivían.No había nadie por la calle salvo unos cuantos coches que pasaban de largo, los domingos todas las calles de esta pequeña ciudad están desiertas.Cuando terminaron el paseo subieron hasta la primera planta.
-Joder, me he dejado las llaves-dijo mientras buscaba en los bolsillos de su chaqueta, mientras coco miraba la puerta esperando a que se abriera.Llamo al timbre y tras unos minutos le abrió un hombre con barba y con la toalla puesta.
-Un día vas a olvidar coger la cabeza. La próxima te quedas fuera- dijo mientras se volvía al cuarto de baño
- Claaaaaro- dijo ella algo más flojo, no quería la típica charla por contestar a tu padre.
La relación padre-hija dejaba mucho que desear.
Lea se fue directa a su cuarto, tomó los cascos y el móvil de la mesa y se tumbó en la cama, al poco tiempo le acompañó su pequeña amiga peluda. Así pasó el tiempo con el móvil hablando con sus amigas, ya que en el terreno amoroso como ella solía decir "estaba en el convento", veía vídeos y jugaba a algún juego, de esos que borras a los dos días de descargártelo.
-Recoge la ropa que está en el salón- dijo el padre entrando repentinamente en el cuarto.
Y paso el día, un domingo cualquiera en el que no haces mucho y te acuestas temprano porque al día siguiente tienes instituto.
Nada innovador que no le haya pasado a cualquier persona alguna vez,no?
Pero el tiempo pasa y la vida de Lea se va a alejar mucho de la rutina habitual.
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Vivir es un juego
RomanceNo todo el mundo sabe cómo tener una vida feliz y equilibrada. Como entonces iba a saberlo una chica de 17 años. Lea esta a punto de cambiar su sedentaria y vida hogareña y adentrarse un poco en este juego tan lioso.