Tercera instalación

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~Pov Len~

Estaba mirando desde el interior del coche a las personas que paseaban por la calle. Estudiantes que acaban de salir del cole y volvían a sus respectivos hogares junto con sus amigos, niños con sus madres mientras reían felices. Lo cual, yo me sentía todo lo contrario.

Suspiré cansado. Todavía seguía molesto por lo que había pasado hace unas horas y tan solo recordarlo, hacia que mi mal humor volviera.

-Como me saca de quicio ese chico...-pensé molesto y cerraba mis ojos.

Quería volver a casa cuanto antes y estar encerrado en mi habitación para relajarme un poco.

Al cabo de un rato, el coche se detuvo, dándome cuenta de que habíamos llegado.
Bajé del coche cansado y me dispuse a entrar a mi enorme casa después de despedirme del chófer.

Al entrar fui recibido como siempre por los sirvientes junto con una reverencia.

-Sea bienvenido Len-sama.- me saludo un sirviente pelinegro, mientras se acercaba a mi con una pequeña sonrisa.

-Ya estoy aquí.- dije seco y le entregaba  mi bolsa.- Voy a estar en mi habitación, así que no me molestéis ¿de acuerdo?- seguí caminando hacia el pasillo dándole la espalda.- Y cuando dejes el bento, devuélveme el bolso, Yuta.- pronuncie su nombre.

El pelinegro solo se dispuso a seguir con su labor después de contestarme con un breve sí.

Al llegar a mi habitación, noté que estaba todo ordenado. Lo cual no me sorprendí ya que sabia que una de las sirvientas lo habrían ordenado.

Me acerqué en el escritorio y ahí estaban todos los libros que cogí de la biblioteca y los apuntes que tome ayer por la noche. Di una pequeña ojeada a uno de los libros mientras me sentaba en la cama.

-Me pregunto si así es como construyendo a Rin...- pensé y miraba la hoja dónde tenia dibujado a mi androide. Hasta que me di cuenta, que no la había visto.

Extrañado, me levanté de mi cama y me fui hacia la puerta, dispuesto a salir para buscarla.  Justo cuando agarré el pomo, alguien había tocado la puerta y sin duda lo abrí. Y ahí me encontré al sirviente de hace rato.

-Len-sama, aquí esta su bolsa.- dijo entregándome lo.

-Gracias.- agradecí.

El pelinegro solo hizo una reverencia para así volver a lo que estaba haciendo, pero antes de que se fuera le llame. El mencionado solo se giró.

-¿Si? ¿Necesita alguna cosa mas?- me preguntó con una sonrisa.

-Emm... ¿Sabes donde esta Rin?- le pregunté mientras apoyaba mi mano derecha en mi cuello, al cual el otro, solo me sonrió mas.

-Esta en la cocina.- me contestó.

¿En la cocina? Que raro... Normalmente a estas horas no esta en la cocina. Siempre esta en el jardín regando las plantas o ayudando a mi madre con su trabajo, o hay veces en que ella me recibe con una sonrisa después de la escuela.

-Esta bien, gracias.- le agradecí.

-No hay de que. Bueno, si no necesita nada mas, con su permiso...- él solo dio una pequeña reverencia como de costumbre y se fue alejando poco a poco en el largo pasillo.

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Estaba caminando por el pasillo a paso lento, dispuesto a llegar hacia la cocina.Miré a mi alrededor y veía que todo estaba en orden como de costumbre. Las cortinas de las ventanas abiertas, para asi la luz del sol pudiera iluminar el largo pasillo en la que caminaba, los cuadros y los jarrones relucientes, y la gran alfombra amarilla estaba bastante limpia. Podía ver a mis empleados moviéndose a un lado al otro, pero cuando me veían solo me saludaban con una sonrisa y una reverencia para luego seguir con sus labores.

Mi nombre es... ¿02?Where stories live. Discover now