Capítulo 37

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Capítulo 37

Harry nos echó una mirada neutral a ambas, intentando no hacer ver ninguna de sus emociones actuales.

-Yo paso. -chistó Trish retirándose.

Sólo quedábamos Harry y yo. Le hice un amago con la barbilla, dándole la señal.

-¡Full de ases y reyes! -tiró sus cartas sobre la mesa, explayándose en la gran sonrisa que había estado reprimiendo.

-Póquer de reinas. -tiré las mías con simplicidad, con una mueca aburrida en mi rostro, a diferencia de Harry, que había cambiado su gran sonrisa de niño pequeño por una gran boca abierta que pedía a gritos un par de moscas dentro de ella.

Recogí todas las fichas sobre la mesa y las llevé a mi lado.

-¡Y se queda tan feliz! -me señaló Harry totalmente indignado.

-Tranquilo cariño, sólo te has arruinado por tercera vez. -le consoló Trish, acariciándole el hombro.

-Harold, el póquer no es lo tuyo, y ya. -chisté yo mirando el móvil debajo de la mesa.

-¡Es cruel conmigo! -fingió un llanto, el cual Trish apaciguó en un abrazo.

Rodé los ojos.

Era tan maduro, pero a la vez podía ser tan crío.

-No sé qué tipo de relación lleváis. -dije al verles abrazados, con Harry lloriqueando falsamente acogido por ella.

-Nos llevamos muy bien, y ya. -Harry se despegó del abrazo y Trish asintió, concordando con él.

-Sois raros.

-Somos tus raros.

Voleé los ojos de nuevo.

-Estoy muy harta de jugar a esta mierda. -cambié de tema. -¡Somos los únicos pringados de último curso que han venido a clase! -exclamé mirando a mi alrededor.

Estábamos en el aula de dibujo, ya que a Trish y a mí nos correspondía una hora de dibujo técnico, a la cual, sólo habíamos acudido nosotras, así que la profesora decidió salir a hacer un ''recado'' a la sala de profesores.

Del cual no había vuelto desde hace más de cuarenta minutos.

Así da gusto dedicarse a la enseñanza.

Así que le mandé un mensaje a Harry, que prácticamente había sido el único en venir de su clase, y vino con nosotras a hacernos compañía.

Y acabamos jugando al póker.

Lo normal en estos días, vaya.

-Porque Louis tenía que venir y se sentía muy solo. Porque Trish quería reclamar su examen a Christian. Y porque estamos demasiado aburridos. -enumeró mi amigo.

-¿Demasiado aburridos como para madrugar? -alcé una ceja.

-¡A ti qué más te da si tienes insomnio! -exclamó Harry en defensa.

Rodé los ojos.

-Ni siquiera estamos con Louis.

Ni quería cruzármelo, vamos, no después de lo que sucedió la última vez que estuvimos juntos.

-¿A que deseas besarme? -sonrió, su mano aún sujetando mi mandíbula para que no pudiese evitar mirarle, mis manos recogidas en la otra de las suyas.

Volvió a apretar nuestras caderas y se acercó aún más a mí, haciéndome gemir un poco más alto, sin avergonzarme por ello, sorprendentemente.

En busca de la estrella. (Louis Tomlinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora